Llega ese momento, el de las llamadas «mariposas en el estómago»; ese momento en el que existen miles de sentimientos que se enciman uno con otro y nosotros decimos que eso es estar enamorado. Y puede que sea así, que las piernas te tiemblen cuando esa persona se acerca, que sientas el pulso acelerado y luches contra tus instintos; esos que te dicen que le tomes en tus brazos y que beses sus labios sin parar.
Dejame decirte que si has decidido a enamorarte, lo hagas bien, haz que valga cada segundo. Que asumas que esa persona que tu corazón ha elegido es poco menos que perfecta, que tendrá defectos y virtudes y que tú tendrás que aceptar cada uno de ellos.
Enamórate para saberlo todo, desde su platillo preferido hasta su miedo más profundo. Cuentale de ese día en que lloraste viendo la película más cursi del mundo y tu momento más feliz.
Invítale a conocer a tu familia y amigos, tómale la mano para pasear por el parque. Enamórate de quien tenga ese algo que te hace sentir que has llegado a casa, de quien no quieras separarte ni un minuto. De esa persona en quien piensas constantemente y que sea la primera que pasa por tu mente cuando algo bueno pasa, porque deseas compartir tu felicidad con ella.
Enamórate bien, de esa persona que te roba sonrisas y que adore escucharte reír. Disfruta cada momento a su lado, que sean esos momentos en que no hay ni tiempo de tomar fotografías porque cada minuto pasa tan aprisa que no te percatas cuando cae la noche.
Enamórate de quien quiera enamorarte y a quien quieras enamorar todos los días. De esa persona que estás segura será un gran padre o una gran madre porque tu futuro se ve brillante a su lado, porque es la persona que aunque odie bailar lo hace porque a tí te gusta.
Hazlo bien, enamórate de la persona cuya mano embona en la tuya. De esa persona que intenta leer tu mente aunque sea imposible, con la que no puedas permanecer enojado y te haga querer ser mejor cada día.
Si estás decidido hazlo, arriesgate, enamórate bien.
Gracias…
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