Con mucha publicidad de por medio era difícil pasar desapercibida «Made in México», el más reciente reality show que se transmite por Netflix.
De entrada puedo decir que el sitio de streaming metió una muy buena producción (cámaras, luces, locaciones, audio) a cargo de Love Productions USA, pero se olvidó de lo más importante: la calidad del contenido.
Y es que vamos, un grupo de gente adinerada que comparte su vida en la pantalla, donde se muestran cuales son los anhelos personales de cada participante, sus virtudes y sus defectos ¿es realmente interesante? Quizás llame al morbo y es todo lo que ofrece.

Rebuscando algo positivo, esta es una muestra minúscula de la realidad (sí, realidad) de menos de un 2% de la población mexicana. Es decir, es una aproximación a ver como viven los más afortunados en este país, aunque la realidad más inmediata de México sea diametralmente opuesta.
Creo que se intentó en determinado momento de la serie ser oportunistas con la tragedia del sismo del 19 de septiembre de 2017, no dudo que haya habido voluntad de mostrar empatia, pero no lo logra y llega al extremo de trivializar una tragedia aún latente.
Hay personalidades interesantes en el show, por supuesto: tiene momento palomeros, pero se siente como cuando esperas la consulta con tu médico y lo único que tienes para leer en la recepción es una revista «Hola».
¿Netflix cumplió con lo esperado? Sí, «Made in México» es un reality show frívolo, de gente bien que vive en Polanco, que muestra un estilo de vida completamente aspiracional y ya. Es un llamado al morbo, al «vean, los ricos también tienen preocupaciones, también sienten, se apasionan y son frágiles». Aunque en determinado momento se deja de sentir como un programa de realidad y pareciera que hay un guión en la actitud de algunos de los participantes.
¿Recomendaría ver esta serie? NO. No pierdan su tiempo. Yo lo hice sólo para escribir esta reseña y siento que puede haber hecho cosas más productivas como sacar la basura o lavar los trastes.