En el cine, la década de los noventa se caracterizó por muchas películas inofensivas; historias contadas desde la perspectiva más inocente. Las películas de acción más exitosas siempre tenían historias entrañables entre amigos (Lethal Weapon), tenían toques de fantasía o estaban protagonizadas por niños (Home Alone). Las historias románticas eran cursis e incluso empalagosas, pero siempre en la mejor línea posible, de hecho, eran su principal atractivo. Se trataban de películas que estaban hechas para hacernos sonreír y pasar un buen rato. Muchas de estas películas (Pretty Woman, When Harry Met Sally, Pretty in Pink, etc…) han sobrevivido en la memoria colectiva por casi tres décadas, gracias a eso. Con la llegada del nuevo milenio, el cine se volvió más sórdido; las películas de acción favoritas (previo al cine de súper héroes), eran thrillers de suspenso (Misión Imposible, cualquier película de Nolan), las comedias más populares pasaron a ser las comedias negras (Pinneaple Express, Superbad, Little Miss Sunshine) y las películas románticas no podían de tener un lado más cínico y menos inocente (Easy A, Loco y estúpido amor). Es por eso que después de ver Look Both Ways o Mis Dos Vidas (título en español), es imposible no pensar que estamos ante una película muy noventera, en el mejor de los sentidos.
Look Both Ways es una película que evoca esa inocencia que caracterizó al cine del siglo pasado, por lo tanto resulta gratificante de ver; sin embargo, no solo se trata de casi dos horas de puro entretenimiento, es también una historia que nos invita a la reflexión ¿ser optimista es un acto de inocencia o un acto de valentía?
¿De qué trata Look Both Ways?
La sinopsis de Look Both Ways (2022, dir. Wanuri Kahiu) cita lo siguiente: En la víspera de su graduación universitaria, la vida de Natalie diverge en dos realidades paralelas: una en la que queda embarazada y debe afrontar la maternidad en su ciudad natal, la otra en la que se muda a Los Ángeles para seguir su carrera.
El optimismo hecho película
Muchas personas planifican su vida y no hay nada de malo en ello. Una casa antes de los veinticinco, casarse antes de los treinta, viajar a Europa antes de los treinta y cinco, ganar el Premio Nobel, o Pulitzer o el que sea. Sin embargo, cuando hacemos nuestros planes, muchas veces olvidamos que hay situaciones en nuestras vidas que sucederán en algún momento, muchas de estas serán inevitables y puesto plan perfecto, puede ya no ser tan perfecto.
En una situación así, podemos sentir que perdemos el rumbo; podemos pensar que si las cosas no sucederán en la forma que lo queremos, entonces no llegarán y si lo hacen no valdrán la pena. Para los que hemos estado allí sabemos que es una situación terrible, es por eso que ver Look Both Ways se siente como un abrazo reconfortante.
El desarrollo de la historia es un paralelismo entre los dos rumbos que podría tomar la vida de Natalie: quedarse en Texas y ser una madre soltera o viajar a Los Ángeles a cumplir su sueño. Sin embargo es interesante (y muy necesario) de ver como en ambas situaciones a Natalie se le presentan pros y contras. Y, más atractivo aún es ver como ninguna de las dos situaciones es exactamente igual a la que ella imaginó.
El mensaje aquí no es que tener un plan de vida sea algo malo, el mensaje que quiere transmitir Mis Dos Vidas es que si bien podemos planear nuestro futuro, también debemos ser conscientes que a lo largo del camino pueden suceder cosas que o bien arriesguen nuestro plan o nos obliguen a tomar medidas diferentes si queremos llegar a la meta, y que además, cuando idealizamos nuestra vida perfecta, olvidamos los momentos no tan maravillosos, que en muchos casos es el precio a pagar por ese futuro entrabale. Se entiende muy bien y es lo que hace que la historia sea tan entretenida.
Una película muy bonita
Lo que también colabora a que valga la pena ver esta película es su producción. La película cuenta con un diseño de producción impecable que remarca muy bien los dos lados de la historia: Tezas y Los Ángeles, en conjunto con una fotografía más que sobresaliente.
La banda sonora también es una delicia y el uso de We Are Young de fun. a lo largo de la historia es muy acertado; incluso aunque suena en más de dos ocasiones no se siente repetitivo.
Por último, el trabajo y la química entre los actores, es otro aspecto positivo de la película. Hay que destacar la interpretación de Lili Reinhart quien aparece en practicamente toda la película, y consigue que sepamos cual faceta de su vida estamos viendo (la que se muda a L.A. o la que decide quedarse en casa), Danny Ramirez es otro que brinda mucha humanidad a un personaje que también debe enfrentarse a los cambios de planes de último minuto y David Corenswet quien no podría estar mejor, su mera presencia recuerda a esos actores clásicos de Hollywood con mucho encanto, su presencia es magnética frente a la cámara.