Tal vez no podamos controlar mucho de lo que pasa a nuestro alrededor, y esto de entrada puede resultar frustrante, pero si logramos hacer conciencia de que la última palabra en nuestra vida es la nuestra, pueda ser que saberlo represente la diferencia entre decidir nuestro futuro o dejarnos arrastrar incontrolablemente por una corriente de vidas ajenas.
De entrada, no es fácil; tampoco se trata de irse a los extremos y andar por ahí con una coraza impenetrable, de manera que ni la retroalimentación funcione pues de ese modo, lejos de aprender, nos estamos cerrando a otros puntos de vista, a otras experiencias y pensamientos necesarios de comprender para poder convivir en sociedad.
Se trata simplemente de considerar opciones, el sólo hecho de saber que tenemos una opción, nos otorga completo control de la situación, con sus correspondientes consecuencias, por supuesto. Pues en la vida todo viene empaquetado, hay que aceptar que según las decisiones que tomemos, cambiaremos de un grupo de complicaciones, a otro. Pero es esta decisión consciente lo que nos da el control de nuestra vida.
Nunca pienses que no tienes opción, porque no es verdad. No importa la situación que vivas, ni lo limitado de tus opciones; tal vez por momentos parezca que sólo es gris o negro, pero piensa que si logras moverte un lugar, tal vez desde ahí se ilumine un mayor número de opciones hasta el momento invisibles.
Un juego de ajedrez no se resuelve en un movimiento, hay que dar pasos, a veces a ciegas hasta encontrar una posición en que comiencen a aparecer el resto de movimientos.
Sí hay opciones, y muchas, comienza tal vez por tener una, y a medida que avances, irán aumentando a dos, tres, muchas más.
La libertad viene cuando descubres que eres un ser con capacidad de elegir, y no olvides que cada elección que haces tiene un costo, pero no te preocupes, la vida no es tan larga como para cometer todos los errores posibles, ni para pagar por todos ellos. Así que arriésgate un poco y descubre tus opciones.
Piensa y elige, pero sobre todo vive.
Y tú, ¿ya conoces tus opciones?
Definitivo: no importa la situación, siempre existirán al menos dos opciones, el «sí» o el «no».
Es cierto Jorch, a veces olvidamos que tenemos mucho control sobre nuestra propia vida, por obvio que parezca. ¡Un abrazo!
Muy cierto verito, eso lo he entendido con el tiempo. Gracias por compartirlo
Gracias a ti por venir a leer amiga querida, ¡un abrazo enorme!