Joaquin Phoenix es uno de los mejores actores vivos. Al intérprete se le ve más cómodo bajo la piel de sus personajes que siendo él mismo en entrevistas o cualquier otro tipo de aparición pública, a pesar de que en los últimos años ha optado por dar vida a personajes atormentados. Lynne Ramsay es una directora que se ha caracterizado por incomodar y atraer al público a la vez con producciones que comparten atmósferas agobiantes (y realistas) como We need to talk about Kevin (2011). Tomando en cuenta las características que definen los trabajos de ambos artistas, es imposible no pensar que una colaboración entre los dos era inevitable y una vez vista En realidad, nunca estuviste aquí es como si el trabajo de uno encaja a la medida con el del otro. La película, que triunfo en el Festival de 2017 alzándose con el reconocimiento de mejor guión (para Ramsay) y mejor actor (para Joaquin) es un thriller oscuro con tintes de acción que funciona gracias a la labor de ambos artistas delante y detrás de la cámara.
¿De qué trata En realidad, nunca estuviste aquí?
Joe (Joaquin Phoenix) es un veterano de guerra y ex-agente de la FBI que padece estrés post-traumático, mientras trabajaba rescatando niñas y jóvenes inmersas en la prostitución. Cuando una misión sale mal, Joe deberá ajustar cuentas en lo que se convierte en una cacería mutua.
Un animal vulnerable
En realidad, nunca estuviste aquí (You were never really here) gira, en todo momento, alrededor de Joe, mostrando al personaje en diferentes situaciones, lo que permite que se tenga varias perspectivas de este.
Por un lado muestran a Joe con su madre, a quien cuida y atiende como un hijo devoto, exponiendo el lado más vulnerable del personaje. Para estas escenas Ramsay opta por planos fijos y de ese modo convierte estas escenas en los minutos más tranquilos de la película así como de la vida de Joe.
Los momentos más agobiantes llegan cuando Joe está solo o cuando está trabajando. Hay flashbacks de segundos pero que se vuelven constantes, que muestran la causa de los traumas de Joe (su infancia y la guerra) y por lo tanto esclarece los inicios de esa personalidad introspectiva pero a la vez volátil y violenta. Precisamente la violencia transcurre cuando Joe se dispone a cumplir sus misiones y Ramsay reserva el mejor ritmo del metraje estas. En las escenas de acción la directora tampoco se desprende de ese estilo realista, al contrario, se beneficia de este retratando combates brutales físicamente que desencadenan baños de sangre.
Esa doble perspectiva de Joe contribuye a humanizar el personaje y de alguna manera sirve para diferenciale del resto de justicieros que ha parido el cine en el último siglo. Joe puede reaccionar de la manera más brutal posible, como un animal en amenaza pero también vemos que también es un alma transtornada. Y Joaquin Phoenix consigue brillar en ambas etapas del personaje; físicamente se nota la preparación y emocionalmente brinda de mucha humanidad a Joe, algo que ya el actor nos tiene acostumbrado puesto que hablamos de un intérprete que lo da todo ante la cámara.
Sin embargo, al ser Joe el centro de atención, otros personajes secundarios quedan un tanto desdibujados lo que imposibilita entender del todo sus motivaciones.
Violencia ha cuentagotas
Lynne Ramsay dirige y escribe el guión (basado en la novela corta de Jonathan ) lo que le permite una mejor ejecución de la historia en pantalla. En En realidad nunca estuviste aquí los diálogos son escasos, y abundan más las acciones de los personajes. La directora opta por un enfoque más intimista cuando Joe está con alguien más, y el ritmo suele descender pero estas esas se hacen imprescindibles para entender las motivaciones de los personajes que luego dirigen a las escenas más eufóricas. Ramsay se vale de cámara en mano o incluso planos provistos por cámara de seguridad para capturar las escenas más demenciales de la película que dotan de un ritmo más desenfrenado, consiguiendo un contraste perfecto.
En realidad, nunca estuviste aquí ha sido comparada con Taxi Driver y Drive, justamente las tres películas comparten un héroe atormentado cuya idea de justicia roza la doble moral, sin embargo Ramsay crea el trabajo más realista de los tres, obteniendo un thriller capaz de incomodar al espectador pero allí recae las virtudes de la película, que no se anda con rodeo, no hay duda que You were really never here es un trabajo imprescindible para los amantes del género.