Hoy en día tenemos una herramienta que nos permite cual capa de invisibilidad ocultarnos ante los ojos del mundo. Podemos ser quien queramos, escribir todo lo que queramos, stalkear a quien queramos y obviamente criticar y trollear a quien queramos.
Este poder ilimitado nos ha convertido en espectros fantasmales que pasan horas buscando personas de las cuales sabemos poco o nada, o personas de las que queremos saber más.
Es verdad, esta herramienta nos permite por medio de las redes sociales estar en contacto con amigos y familiares. Intercambiar fotos, vídeos, pensamientos, felicitaciones y acontecimientos de la vida diaria; sin embargo a mi parecer también nos ha hecho alejarnos de la interacción real.
Es mucho más sencillo hablar por chat que tomar el teléfono y escuchar de menos la voz de la persona; más fácil una vídeo llamada que un café en un lugar cercano. El Internet ha hecho que las relaciones cambien, ha creado obsesiones reales, los sentimientos se han hecho más frágiles y hemos encontrado una manera interesante de lidiar con lo cotidiano.
Antes, siendo sinceros, terminar una relación o pelear con un amigo era simple. Intercambiábamos palabras y con ello dábamos por terminado todo, limpio, sin volver a saber de ese ser humano por el resto de tus días.
Lo que hacía tu ex amig@ o tu ex pareja te era desconocido a menos que tuvieran amigos en común, y eso en el supuesto que te contaran. Sin esto, saber a qué dedicaba su tiempo libre era poco factible, a menos que fueras ninja y lo espiaras cual agente secreto.
Hoy esto no sucede, basta con saberte su correo o número célular para que Twitter, Facebook, Foursquare, Google+, MySpace, Hi5, etc. te diga qué hace, con quién, dónde y hace cuánto. Es más, puedes ver las fotos, los comentarios, amigos en común, bueno un mar de información. A menos que tenga los pequeños y frágiles candados de la privacidad y claro que tú no conozcas un súper hacker que te apoye.
Esto alimenta ese pequeño ser ardido, celoso, psicópata en nosotros y no puede evitar estar en su perfil viendo cosas, es entonces cuando nuestro hámster cerebral corre más rápido que Flash y saca quizá de contexto toda esa información obtenida. Tenemos la viva prueba de los engaños, de los lugares a donde no fuiste invitado, de la nueva pareja, de las citas, de los mensajes y claro es fácil mal interpretarlo. Pero nosotros y nuestro pequeño ser mental estamos convencidos de saber toda la verdad.
Claro, ese mundo cibernético nos da algo que la vida real no, la posibilidad de ser anónimo. Las herramientas para entrar al perfil de esa persona que tan mal nos cae y criticar por horas sus fotos y publicaciones. La posibilidad de que ella no sepa que estuvimos ahí. Pone a la mano las fotos de nuestro crush y nos deja hacernos “chaquetas mentales” respecto a su vida.
Nos deja permanecer invisibles viendo si esa persona está o no conectada, aguardando pacientemente que te hable, y si no lo hace te deja suponer con quién lo estará haciendo si no es contigo. Más aún, nos deja saber si leyó o no tu mensaje. Porque claro, existen esas aplicaciones como FB Chat donde ya ni siquiera podemos ignorar a la gente a gusto.
El mundo real te hace quedar mal si es que quieres espiar este tipo de cosas, digo ¡que freaks nos veríamos parados a un lado de cualquier persona escuchando su conversación! Tan fácil que es leer comentarios en un status de perfil y ya.
Internet y sus redes sociales, donde navegamos en medio de un mundo de personas curiosas, enamoradas, ardidas, celosas, desesperadas, psicópatas y demás. En un mundo virtual de indirectas, status bobos, chistes, pensamientos profundos y todo lo que pase por la cabeza de los usuarios. Un mundo donde es más fácil crear una historia por algo visto o leído que preguntar que está sucediendo en verdad.
Mi consejo es tener cuidado con lo que vemos y publicamos. Quizá no sea tan malo regresar a los tiempos sencillos, donde solo podíamos soñar con lo que ocurría con esa persona que nos gustaba, desagradaba o con la que habíamos terminado la relación; y no como ahora que podemos hacernos muchas más historias pero alimentadas por imágenes e información. ¿Quieres saber algo? Ve y ten los tamaños de preguntarlo frente a frente, sencillo.
Nota final: