A éstas alturas de la vida, asumo que si no todos, al menos la mayoría, ya vio la película The Conjuring (El Conjuro, en español).
Ésta película relata uno de los casos más famosos al que se enfrentaron Lorraine y Ed Warren, la pareja más notable de investigadores paranormales de los Estados Unidos.
La película empieza con el relato de la muñeca Annabelle. Ésta muñeca es quizá la más famosa posesión del Museo del Ocultismo. Annabelle, destinada a estar encerrada en una vitrina de cristal, no es una muñeca tan perturbadora como la mostrada en la película, sin embargo, ha sido culpada de al menos una muerte, ya estando en el museo.
Si bien el caso de la familia Perron y la granja que los hizo pasar no sólo dolores de cabeza, sino hasta una posesión, no es el más famoso caso de los Warren (recordemos que también estuvieron involucrados en Amityville), la forma en que fue llevado a la pantalla hizo que, hasta los que no nos asustamos nunca con las películas de horror, soltáramos al menos tres gritos ahogados durante toda la película.
Una granja que parece hospedar a más de una entidad del más allá, olores a azufre, juegos tenebrosos, moretones, juguetes poseídos, extrañas apariciones y una Iglesia Católica que tarda demasiado en autorizar un exorcismo. La historia de varias familias que han sufrido, una bruja que hace un pacto con Satanás, al menos dos pequeños muertos y una madre poseída que intenta que ésta cifra se incremente.
Y es que, más allá de lo creepy del asunto de tener fantasmas en tu casa, la forma en que interactuaban con la familia era de lo más escabrosa. Porque, estoy segura, varios soñaron con el juego de las palmadas después de verla.
La misma Lorraine Warren ha declarado su satisfacción con la película, que ella dice «ayudará a creer» y, aunque en mi caso no cambia mi opinión respecto a fantasmas o demonios, definitivamente es una buena historia de terror para cuando el cuerpo pide adrenalina.
Vera Farmiga (Bates Motel) y Patrick Wilson (Insidious), nos regalan actuaciones convincentes en los papeles principales, y definitivamente esas niñas (Mackenzie Foy, Shannon Kook, Joey King, Hayley McFarland y Shanley Caswell) saben gritar muy bien.
Dejando de lado toda la mercadotecnia que ha tenido alrededor El Conjuro, definitivamente es una buena película de horror, que me atrevería a comparar con El Exorcista si no temiera ser apedreada por mis amigos cinéfilos. No les voy a decir tampoco que es la mejor película de horror del mundo ni a elevar sus expectativas de modo que al verla, sólo se decepcionen o les parezca ok. El Conjuro va a tener su propio lugar en la historia del cine de terror, tanto por Annabelle como por la historia en sí, y es que, un buen susto a todos nos cae bien de vez en cuando.
Aaaawww condenados aplausos >_<
CLAP CLAP. :)
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