Siempre he sido defensora a ultranza de los derechos de los animales; tal vez porque entiendo que somos la especie dominante en el planeta y que como tal, una vida digna para el resto de las especies que habitan el mismo, es exclusivamente nuestra responsabilidad.
Ahora, no se confundan, no soy vegetariana, vegana, ni nada que se le parezca. Entiendo las implicaciones de la cadena alimenticia, entiendo que las proteínas que se encuentran en la carne de varios de los vertebrados que consumimos a diario son las que estimulan la corteza cerebral, y que por simple lógica y observación los depredadores y consumidores de carne, son seres más inteligentes y adelantados que los herbívoros de los que suelen alimentarse.
Sin embargo, una cosa es el consumo de carne por razones alimenticias; el sacrificio de miles de herbívoros por simple cuestión de supervivencia diaria, y otra muy diferente la manera en que como conductores de nuestros vehículos, peatones y demás, maltratamos y acabamos con la vida de muchos seres indefensos.
Para mi es una cuestión personal, ver un animal en la calle, abandonado, hambriento, sin futuro y lleno de enfermedades, y tener la certeza de que la responsabilidad de tanto sufrimiento, es exclusivamente de los seres humanos. De unos que se encariñaron con un cachorro de mirada tierna, que no supieron educar mientras iba creciendo y del que se desembarazaron al cabo de un tiempo, dejándolo abandonado a su suerte en cualquier potrero o callejón solitario. De esos que dejan salir a sus mascotas sin vigilancia alguna y resultan con una camada de animalitos mayor a la que su paciencia y bolsillo pueden mantener y optan por dejarlos solos (a madre e hijos) en un lugar lo más alejado posible para evitar que sus talentos olfativos los hagan regresar.
Las soluciones a estas problemáticas son muy simples, ser conscientes de que la educación de un animal que está a nuestro cargo, depende únicamente de nosotros, ellos no nacen aprendidos, ni tienen la lógica, ni la capacidad de razonar para adaptarse a nuestras necesidades. La esterilización como parte de garantía de salud en las hembras y contribuir a evitar la superpoblación de animalitos de los que nadie se hará cargo.
Pero la temática que más traumatismos causa desde mi punto de vista, es sin duda la irresponsabilidad de la que hacemos gala en las calles. Me consta que muchos imbéciles al volante, se toman a juego el hecho de atropellar a perros y gatos callejeros o abandonados, ¿qué clase de corazón puede existir detrás de semejante infamia?
Hace algunos años en mi país (Colombia) se inició una campaña preventiva y que buscaba generar conciencia acerca de las muertes en vías de alto tránsito. Las autoridades de tránsito y transporte dibujaron estrellas negras en cada sitio donde un peatón o conductor había perdido la vida en algún accidente. Al final el mensaje surtió algún tipo de efecto, aunque ahora nos enfrentamos la problemática de los conductores ebrios, sin embargo ese es otro tema.
Lo que yo pretendo es sensibilizar a los conductores y a los peatones, hacerles entender que todas las formas de vida existentes, dependen de nosotros, que la vida de otro ser, por inferior que lo consideremos, es importante y requiere que nuestros sentimientos nos hagan crear conciencia al respecto.
Por eso pienso proponer, inicialmente en mi ciudad, un proyecto para dibujar en las vías donde perros y gatos han muerto por acciones de gente irresponsable, una huellita. Una pequeña que les cuente a todos, que por pequeños que sean, sienten de la misma forma que nosotros y que todo sufrimiento que causemos, vamos a tener que pagarlo un día.
Les dejo la idea, tal vez si muchos de los que creemos en una vida mejor para nuestros amigos de cuatro patas, nos unimos para defender su causa, podemos llegar a generar realmente algún cambio.