Es hora de recapitular sobre los sucesos transcurridos en la tercera temporada de Downton Abbey, tras haber hecho lo propio con la primera y la segunda temporada.
Aunque Downton Abbey constantemente peca de benevolente (con los personajes y el televidente) y a pesar de las situaciones extremas sus personajes siempre salen adelante -eso es lo que hace entrañable a la serie-; en esta temporada por fin han decidido arriesgarse y el resultado ha sido deficiente. Debo decir que es mi temporada menos favorita hasta la fecha.
En vista de que no se trata de una serie nueva; hablaré sin tapujos en cuestiones de spoilers. Así que aquí vamos.
¿De que trata la tercera temporada de Downton Abbey?
Nunca está de más aclarar que la serie original de ITV, sigue las vicisitudes de una familia aristócrata en York, Inglaterra, a comienzos del siglo XX; así como la de sus empleados. Las dos primeras temporadas coinciden en tomar un suceso real para darle más dramatismo a la ficción. Los hecho de la primera entrega, ambientada entre 1912 y 1914, repercuten en el hundimiento del Titanic; mientras que la segunda temporada, que va desde 1916 hasta 1919, está marcada por la Primera Guerra Mundial.
La tercera temporada, por supuesto, también apela a un hecho real, en esta ocasión el fallo del Gran Truck Railway de Canadá donde Lord Grantham ha invertido casi toda la fortuna de la familia, la cual ahora ha perdido. El futuro de Downton está colgando en un hilo y gran parte de la temporada gira en torno a las posibilidades que existen para que la familia Crawley pueda permanecer en sus tierras. Sin embargo, otras historias son incrustadas para dar realce a otros personajes.
Dos grandes sucesos, un desarrollo tosco
Pero ese es uno de los problemas con la serie. Por momentos es tan benevolente, que da igual lo que pase, sabemos que todo va a ir bien. ¿Los Crawley van a dejar Downton? No. Pero el conflicto está allí y como ese es el estilo de la serie; el deleite está en ver cómo los personajes, a veces con situaciones obvias, acabarán salvando el día. Sin embargo, esta temporada los escritores se han inmerso más en el lodo y se han sacado bajo la manga no una sino dos muertes; el problema está en lo apresuradas y mal ejecutadas, al punto que es imposible sentir pena o dolor por los personajes. Y es lamentable porque estos personajes, primero Sybill y luego Matthew, eran de los más entrañables dentro de la mansión de los Crawley.
Como suele pasar con muchos momentos dramáticos de la serie; suelen tomarse un episodio para desarrollarlo, peor aun, en cuestión de un par escenas. Y dificulta conectar con la temporada más emotiva hasta la fecha, lo cual es una pena ya que dos recursos tan potentes, como lo son la despedida de estos dos personajes, han sido desperdiciadas.
La involución de los personajes
Para mi desdicha, las muertes de Sibyll y Matthew no son los únicos problemas de la temporada. Shirley McClaine ha tenido una aparición estelar como la madre de Cora; y aunque estamos hablando de una leyenda viva, por momentos, no estaba segura del tipo de personaje que estaba viendo, y creo que McClaine tampoco estaba segura de lo que estaba interpretando.
Supongo que Julian Fellows consideraba oportuno escribir el personaje con un único registro: la americana millonaria y estrambótica que viene a predicar el cambio y la modernización.
Y hablando de Cora y volviendo al tema de Sybill, me duele ver que ni siquiera su personaje se toma la molestia de sentir pena por la muerte de su hija. Solo Tom (Allen Leech) es realmente el único personaje que parece sentir la pérdida de esta.
Por otro lado, Hugh Bonneville (quien interpreta a Robert) está, como siempre, maravilloso. Las dos primeras temporadas aportó estabilidad y humanidad a la serie (aunque a finales de la segunda parece tener un ataque de andropausia). En esta temporada, es un hombre de negocios incompetente, hace la llamada equivocada que le cuesta la vida a su hija, siempre dice lo que no es correcto, es intolerante, está fuera de lugar y es un pésimo jugador de cricket. El personaje está en una involución constante. Por favor que me devuelvan al elegante patriarca de la primera temporada.
Cuando comenzó la serie yo no era fanática de Mary y ahora la amo. Es incisiva, orgullosa y astuta y a pesar de que Matthew ha sacado a relucir ‘una mejor versión de ella’; han respetado la esencia del personaje, a diferencia de lo que han hecho con su padre.
En cuanto a la pobre Edith; oficialmente se ha ganado el título del personaje más miserable de Downton Abbey. Cada vez que el personaje roza la felicidad, sabes que la desdicha que atravesará después será peor: Es la única de sus hermanas solteras; cuando consigue un pretendiente, es un hombre veinticinco años mayor que ella, discapacitado; tras pelear para que su padre apruebe la relación, ¡este la deja plantada en el altar! Lo bueno es que Edith ha atravesado tantas desgracias que creo que ahora solo le esperará ser feliz de una vez por todas.
Desde mi punto de vista, las mejores historias para esta temporada, la han reservado para los personajes del servicio doméstico. La malvada Sra. O’Brien y el malintencionado Barrow se enfrentan por última vez; la primera busca librarse de este, mientras que el segundo sigue luchando con su complejo de inferioridad y su homosexualidad.
La historia de Mr. Bates en la cárcel es otra que se siente impostada. Es uno de mis personajes favoritos (¿cómo no puedes amar a un hombre de honor y dignidad?) y quiero todo lo mejor para él. Parecía un desperdicio tenerlo caminando en círculo en el patio de la prisión cada semana.
Pero mi personaje favorito sigue siendo la viuda condesa Violet (Maggie Smith). Tiene las mejores líneas y siempre está a dispocisión para insertar una buena dosis de humor cuando se requiere.
El nivel de la producción se mantiene
En general, las historias parecían divagar esta temporada. Pensé que era demasiado conveniente que las inversiones de Robert fueran arruinadas y él perdiera la fortuna de la familia, pero de la nada, un conocido que Matthew no sabía que había muerto se entere que le ha dejado toda la fortuna.
No quiero afincarme solamente en los aspectos negativos que se encuentran todos en el guión. De hecho, todo lo de más, aparte de la historia, muestra una calidad de primera. El vestuario, la ambientación; los escenarios en exteriores, la música y la fotografía, aportan mucha naturalidad y brillo.
Espero que la tercera temporada haya sido solo un tropiezo y que la cuarta temporada sea superior recupere el ritmo de las dos primeras. Sería bueno ver un poco de felicidad en Downton Abbey.