La juventud 2.0
Tengo 19 años, soy de los 90 (obviamente) y puedo decir que yo y los míos nos pasamos la infancia viendo “Coraje el Perro Cobarde”, o “Johnny Bravo” o peor aún “Las Chicas Superpoderosas”.
Mi modelo de vida era Goku y mis valores morales me los forjé viendo a los Power Ranger proteger la verdad, la justicia y a los inocentes.
Crecido en el seno de una familia de clase media solo tuve acceso a un par de consolas en mi vida, un eterno y pirateado atari, una SNES que me duró poco y un mítico Dreamcast que sigue siendo la consola que uso como ejemplo en cuanto a calidad de juegos y a innovación (aunque claro, siendo fanboy de SEGA no se puede esperar menos de mí). Además de breves encuentros con algún PS2, un DS y un DS3D, solo cuento con un PS3 prestado actualmente.
Mi mamá solía regañarme y me castigaba no dejándome salir con mis amigos o no me dejaba prender la televisión. Castigos comunes en la época.
Creo que puedo decir que soy un miembro “promedio” de la generación del 90.
Hecha esta introducción, que creo que describe a más de una persona, entro de lleno a lo que llamo la “juventud 2.0”.
Utilizo este término para llamar a los nacidos a partir del 97. Sí, quizás solo sean 3 años de diferencia, pero esa pequeña brecha de tiempo les dió oportunidad de ser criados bajo estilos de vida completamente diferentes.
Ya ellos tenían acceso a tecnologías más avanzadas a sus 6 años que yo a los míos. Ya ellos a sus 13 años estaban compartiendo imágenes en Facebook mientras yo a los míos seguía pendiente de los juegos en cartoonnetwork.com. Y ni hablar de los nacidos después del 2000. Ésos tienen el lujo de tener smartphones y demás gadgets que yo en mi época ni soñaba tener.
Así mismo, el contenido al que están expuestos es mucho más fuerte. En mi época, Mortal Kombat y Doom parecían ser el límite en cuanto a violencia en videojuegos. Ahora, con juegos como GTA, Red Dead Redemption o la saga Gears of War, una pistola, la violencia de género y el uso de métodos drásticos para la obtención de metas parecen cosas que cualquier persona necesita en su vida diaria.
Todo esto me resulta importante porque yo, a mi edad, me he cansado de ver muchachitas de 15 años para abajo subir fotos desnudas o con sus novios a las redes sociales, pensando que “se la están comiendo” o que “están a la moda”. Así mismo veo niños de si a lo mucho 14 años pelear con navajas y demás armas blancas como si fuera alguna especie de deporte macabro.
¿Es realmente necesario que ellos terminen en eso?
¿Qué ha pasado?
Culpo al internet y al libertinaje de los padres a la hora de dejar a sus hijos frente a la pantalla del computador. Mucho se ha dicho sobre el tema de la responsabilidad a la hora de dejar que nuestros jóvenes entren a internet, pero poco se ha hecho realmente.
Obviamente, para mí y los míos (¿Jóvenes contemporáneos?) es cosa de todos los días ver un par de tetas, o tener conversaciones sobre el tema de las drogas o el alcohol pero, ¿para esos chamitos qué? No saben mucho sobre la moral porque nadie se ha sentado con ellos a explicarles así que terminan cayendo en los típicos errores de hablar de más con extraños o compartir fotos subidas de tono, muchos hasta lo hacen para llamar la atención de quienes los rodean.
Estamos frente a una generación que, como diría mi abuela “está vagueando de más” y los adultos no hacen sino criticarla en vez de enseñarles lo que hacen mal.
Creo que es momento de que los “jóvenes contemporáneos”, “jóvenes adultos” y demás sinónimos para el mismo grupo de muchachos enseñemos a los más pequeños lo que deben y no deben hacer a la hora de entrar a Facebook, Twitter o escribirle a alguien en WhatsApp y demás servicios de mensajería instantánea.
Es hora que nos dignemos a enseñar a los que vienen cómo hacer bien -o por lo menos no arruinarse la vida- todo esto de vivir en la Vida 2.0