Algo que no podemos dejar de pasar en esta semana es la salida al mercado de los celulares presentados por Apple, la manzana de la discordia, a continuación les diré mi punto de vista al respecto.
Todo el show que hace la empresa desde el principio para la presentación de sus nuevos modelos tecnológicos, me llama la atención, es realmente interesante ver como van alimentado una parte hambrienta en nosotros. Lo digo porque hago una analogía, con un señor hambriento que espera su comida, entonces llega el chef con el platillo tapado en bandeja de plata, primero lo describe para hacerlo suculento, mientras, al señor hambriento se le hace agua la boca y quiere ya devorar el platillo, aunque no conozca ninguno de los ingredientes que le mencionan, luego de un gran rato de hacerlo esperar, el chef abre el platillo y lo que la persona hace es devorar salvajemente, le sabe bueno y hasta queda satisfecho pero no sabe que le volverán a despertar el hambre en poco tiempo.
¿Y qué es en lo que la gente se convierte?. Sí, en un barril sin fondo, en ser una especie de glotones, y así tener vacíos que se creen llenar con algo materia que según ellos da una sensación de admiración, lujo, y demás.
Como mercadóloga, me resulta realmente atractivo cómo ciertas empresas provocan necesidades en el hombre, vanas y superficiales, pero que generan ingresos inimaginables, se necesita de conocer muy bien la psicología de la gente; pero como ser humano me da tristeza y repugnancia ver como a veces el conocimiento genera poder y eso conlleva a muchos a aprovecharse de los demás para lucrar con necesidades ficticias.
Venden mucho celular caro, pero a ellos les sale hacerlo en una cantidad muy baja, ya que explotan a gente para la mano de obra, nos venden cosas desechables y nos están convirtiendo en eso, en una sociedad desechable.
Crean un iPhone «económico»: el iPhone 5c y lo hunden a críticas porque la gente está acostumbrada a vivir en la «opulencia» o al menos eso me dan a entender en México con tanta crítica irrelevante, al fin y al cabo son celulares, que no te hacen mejor o peor persona. Sacan otro llamado el 5s (claro no sacan el «6» porque entre más les dure la mina de oro, mejor), que tiene sensor de huella digital, viene en tres colores, función para cámara lenta, un procesador más grande, más batería y demás monerias.
No crítico a la gente que compra uno, al contrario, se me hace genial que estén al último grito de la moda tecnológica, pero no dejen que sobre eso gire sus vidas y les creen la ansiedad de desgastarse y estar afuera de las tiendas Apple días (como ya lo están haciendo) para comprar y comprar y comprar, todos los iPhones y seguir creando más basura y desperdicio.
No alimentemos ese demonio consumista que tenemos dentro, el cual nos torean, haciendo tanto alarde con productos que a veces nos son innecesarios, (lo digo porque hay un porcentaje interesante de gente que tendrá el último iPhone, pero no lo usan más que para llamar porque no saben usar apps o cosas así y tampoco se ven interesadas en aprender.)
En conclusión, no te ves «fancy» criticando a los demás por su iPhone, porque es viejo, «del barato», o de un color de «mal gusto». Hay que saber que entre más superficial se es, más desechable te vuelves como persona, y la verdad a nadie nos gustaría ser tratados como desperdicio ¿o sí?, así lo considero porque en lugar de aportar, se contamina.
Recuerden que si compran algo que sea porque lo necesiten, porque sea realmente novedoso y quieran aprender a usarlo sacándole el mayor provecho; no lo hagan para aparentar ser «ricos», «guapos», «exitosos» o peor aún porque una empresa les prometa llenar su vacío existencial.
Tenemos iPhone nuevo… y ahora, ¿qué sigue?