Tengo un problema cuando me preguntan cuál es mi película favorita, y es que no es tan fácil decidir, pues hay al menos cinco películas que podría ver una y otra vez y disfrutarlas igual o más que la primera vez.
Una de ellas es Pulp Fiction. Del director Quentin Tarantino y con las actuaciones de Uma Thurman, John Travolta, Samuel L. Jackson, Bruce Willis y Christopher Walken, Pulp Fiction es una de las películas más emblemáticas de Tarantino.
Pero bueno, yo no sabía eso cuando la vi por primera vez. Cuando la vi por primera vez, tenía diez años, y lo que me enamoró, fue la continuidad. Soy de esas personas a quienes una estructura del tiempo lineal la atrapa, pero no enamora. Los saltos entre los personajes y sus historias, como se entrelazaban unas con otras, las situaciones divertidas, sangrientas y ridículas en que se envolvían, eso fue lo que me enamoró.
Una pareja de ladrones menores que asaltan el restaurante equivocado en el momento equivocado, una cocainómana esposa de un gángster, que se queda bajo el cuidado de uno de los empleados de su marido, que a su vez tiene que recuperar un paquete de manos de una bola de adolescentes en compañía de su compañero, obsesionado con las citas biblícas y decidido a cambiar de profesión, un boxeador que le debe dinero al gángster e intenta que no lo maten, un experto en resolver problemas, un auto lleno de sangre y pedazos del cerebro de un chico, hamburguesas Big Kahuna, baile y un misterioso maletín.
Frases emblemáticas y divertidas, el sello inconfundible de Tarantino en cuanto sangre y violencia, siempre humorística y que cumple con el propósito de una película: entretener. Sin olvidar, además, que fue el retorno de John Travolta después de su aumento de peso que le valió muchos contratos cinematográficos.
Escenas memorables como esa donde Christopher Walken le cuenta al personaje de Bruce Willis cuando niño, cómo salvó el reloj de su padre de la guerra para poder entregárselo. O la inyección de adrenalina que le salva la vida a una inconsciente Mia (Uma Thurman). O, quizá la más recordada por todos: Samuel L. Jackson enfurecido con uno de los muchachos que tenían el maletín que le pertenecía a su jefe, que no dejaba de decir: WHAT?
SAY WHAT AGAIN, MOTHER FUCKER, I DARE YOU!
Y, en esa misma escena, la pregunta esencial:
DOES MARSELLUS WALLACE LOOK LIKE A BITCH?
Pulp Fiction no cambió lo que me parece gracioso, lo refinó, me hizo reírme de personajes que intentaban ser serios, sin conseguirlo, casi como yo. Por eso definitivamente es una de mis películas favoritas, una que le recomiendo a cualquiera que no la haya visto aún. Y también a los que ya la han visto y quieran volver a divertirse.
http://www.youtube.com/watch?v=AN-wDK2kY5Y
No la habia visto, y no me gustó, ha de ser buena ya que es un ícono del cine y a lo mejor yo no se de «buen cine». Para mí las películas se miden en los emociones que me provocan y esta no me hizo sentir nada, fue como ver un partido de Atlas–Querétaro. Me encanta Tarantino, Django y Kill Bill mis favoritas, esas me provocaron algo. Pulp Fiction fue como ver a un pastor dado sermón dominical plano, no me parecieron los personajes ni chistosos ni serios solo x’s.
Pulp Fiction es un humor negro muy específico, no, no a todos les gusta, si has visto Reservoir Dogs, te das cuenta de que también es muy diferente a Django o Kill Bill. Esas dos últimas han sido quizá de las más famosas por la temática que manejan, el ambiente pues, al igual que Inglorious Basterds; sin embargo, sí son muy diferentes al trabajo que hacía Tarantino al principio, como lo son Reservoir Dogs, Pulp Fiction y Jackie Brown, que son más dirigidas a un público con el mismo sentido del humor que él.
Saludos y gracias por tu comentario :)