Sabía que terminarías siendo como todos los hombres que he conocido, un idiota. El detalle es que eres un idiota que me sigue quitando el sueño por las noches apareciendo en todos mis sueños.
Me jode pensar que a pesar de todo lo que vivimos jamás pude superar la pequeña situación que creí que no podría hacernos daño. Me jode pensar en todos los besos que nunca nos vamos a dar o las palabras que nunca escucharé salir de tu boca para inundar mis oídos.
Basto tan poco para que todo se fuera al diablo entre nosotros, yo quería ser tu prioridad y tú siempre me viste como una opción. Para colmo era la última opción, la que servía para calentar tu cama o saciar tu sed algunas veces. Y al final de todo tomabas tu ropa y te ibas dejándome peor que al principio con un vacío enorme en el pecho.
Hoy que llamas a media noche para jurarme que me amas, hubiera dado la vida por escucharte decir eso tiempo atrás. Hubiera ansiado tenerte entre mis brazos para decirte que te amo y muero respirar tu perfume, ese que desprende la parte de atrás de tu nuca.
Me hubiera encantado caminar contigo de la mano por el parque y contemplar atardeceres a tu lado. Me hubiera encantado formar esa familia de la que un día hablamos, esa con la que soñamos o quizá soñé en soledad, contigo a mi lado.
Me hubiera encanto y el hubiera no existe.