#GodinezAlert: El síndrome del «Burnout»

Todos los que somos “Godínez” (entiéndase, empleados de alguna empresa privada u organización gubernamental), hemos llegado un día al trabajo y preguntarnos: ¿Qué diablos hago aquí?, hacer las cosas con “desgano”, aburrirnos, desesperarnos, tener roces innecesarios con nuestros jefes o incluso con nuestros compañeros de equipo, y, en casos muy extremos, que incluso nos llegué a afectar a nivel físico. ¿Has notado que desde que el stress en tu trabajo aumentó, también tus “achaques” (gastritis, colitis, dolores de espalda y migraña, los más comunes)?; pues, bienvenidos a la comunidad “Burnout”, un mal que aqueja cada día a más personas, millares de ellas, a nivel mundial.

Pero, ¿Qué es el Síndrome del Burnout?…

También llamado o catalogado como Síndrome del Desgaste Profesional, Ocupacional, del trabajador desgastado, consumido, o “Surmenáge” , es el padecimiento ocasionado por cúmulos de stress , como resultado a una exposición prolongada a situaciones que deriven en ello, a nivel interpersonal, pero, de forma más común, en el trabajo.
Este, fue descrito por vez primera el año de 1969 por H.B. Bradley, quién estaba investigando el comportamiento y niveles de stress presentados por los oficiales de libertad condicional, y lo definió como un fenómeno psicosocial. Cinco años más tarde (1974), el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger, realizo un estudio extensivo a personal sanitario (médicos, enfermeras, nutriólogos, psicólogos, psiquiatras, terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales, entre otros), donde se desarrolló la siguiente definición:

«(…) deterioro y cansancio excesivo progresivo unido a una reducción drástica de energía (…) acompañado a menudo de una pérdida de motivación (…) que a lo largo del tiempo afecta las actitudes, modales y el comportamiento general».
Freudenberger, en su libro «Stress and Burnout and their implication in the Work Environment»

47538220101108220325Los factores “desencadenantes” de este padecimiento del siglo XXI son:

  • La falta de percepción de capacidad para desarrollar el trabajo. (“Es que no puedo, es que me cuesta demasiado trabajo, es que es mucho…”)
  • El exceso de trabajo, la falta de energía y de recursos personales para responder a las demandas laborales.
  • El conflicto de puesto, esto es, la incompatibilidad entre las tareas y conductas que se desarrollan con las expectativas existentes sobre el mismo rol.
  • La ambigüedad, incertidumbre o falta de información sobre aspectos relacionados con el trabajo (evaluación, funciones, objetivos o metas, procedimientos, etc.)
  • La falta de equidad o justicia organizacional.
  • Las relaciones tensas y/o conflictivas con los usuarios/clientes de la organización.
  • Los impedimentos por parte de la dirección o del superior para que pueda desarrollar su trabajo.
  • La falta de participación en la toma de decisiones.
  • La imposibilidad de poder progresar/ascender en el trabajo.
  • Las relaciones conflictivas con compañeros o colegas.

Sus principales focos rojos son:

  • Fatiga Crónica, llegar al trabajo ya cansado y fastidiado.
  • Ineficacia, que es, básicamente, dejar de hacer las cosas que regularmente se hacían, con el mismo nivel de calidad, a la misma velocidad, o con los mismos resultados. 
  • Negación de lo ocurrido, no admitir que se está bajo niveles absurdos de stress.
  • A nivel físico, insomnio, dolor de cabeza, mareos, dolores musculares, trastornos digestivos, infecciones, manchas o afecciones en la piel, trastornos respiratorios y circulatorios o digestivos, e incluso, variaciones en el peso.

Este padecimiento, ya está tipificado como una enfermedad “de trabajo” o como causal para incapacitar al trabajador (hablamos de países de primer mundo, sobre todo en Europa). Incluso, se han ya sistematizado cuatro niveles clínicos de este:

  1. Leve: Consiste en que el paciente se limita a quejas, cansancio, dificultad para levantarse por la mañana.
  2. Moderado: Cinismo, aislamiento, suspicacia (recelo, sospecha, o el clásico “creador de teorías de conspiración”) y negativismo. 
  3. Grave: Lentitud, automedicación con psicofármacos, ausentismo, aversión a cualquier tema que tenga que ver con su trabajo, abuso de alcohol y/o drogas.
  4. Extremo: Aislamiento muy marcado, colapso físico, depresión severa, cuadros psiquiátricos severos, suicidios.

El síndrome Burnout se debe a causas variadas, y encuentra su origen, principalmente, en profesiones de alto contacto con personas, con horarios de trabajo excesivos y con procesos/actividades complicados o de alto riesgo, además de una alta responsabilidad. Múltiples investigaciones han arrojado a la luz que el síndrome ataca especialmente cuando el trabajo supera las ocho horas diarias, cuando no se ha cambiado de ambiente laboral en largos periodos de tiempo y cuando la remuneración económica es inadecuada (esto es altamente subjetivo). El desgaste laboral también sucede por las inconformidades con los compañeros y superiores cuando lo tratan de manera incorrecta, esto depende de tener un pésimo clima laboral donde se encuentran áreas de trabajo en donde las condiciones de trabajo son inadecuadas o desiguales (empresas con “abismos” jerárquicos).

Tanto el Burnout, como el denominado síndrome post-vacacional (que, básicamente, es rechazar el trabajo luego del período vacacional), el síndrome del domingo (temer volver el lunes a la oficina, también conocido como Deuterofobia) y el Presentismo patológico (La acción de presentarse a trabajar aun cuando se está enfermo, por miedo a perder el empleo, y, por lo tanto, la fuente de ingreso), son fenómenos conectados entre sí, que más allá de la sintomatología clínica o de la cuestión psiquiátrica, están ligadas a situaciones donde el trabajador se ve sometido a una gran presión, y que, lamentablemente, no todos saben manejar o reaccionan de igual forma.

Aún no se ha definido un tratamiento en específico para este padecimiento, sin embargo, la ayuda psicológica es una de las alternativas a buscar cuando
se sufre de este síndrome. Esta le brinda al afectado, las herramientas necesarias para que pueda llegar a disfrutar de otras actividades que le mantengan equilibrado entre la tensión que le genera sus actividades diarias y aquello que le proporciona bienestar, esto es, hobbies o tareas placenteras.

Las siguientes sugerencias son hechas por especialistas en el tema, y nos podrían ayudar a combatir este mal, en caso de que seamos ya presas de el:

  • Trabajar mejor en vez de más. 
  • Establecer objetivos realistas.
  • Realizar lo mismo de forma diferente, huir de la rutina.
  • No tomar las cosas de forma personal, ya que esto genera cansancio emocional.
  • Prohibido llevarse el trabajo a casa.
  • Acentuar los aspectos positivos de nuestro día a día.
  • Un buen apoyo es la pareja y los amigos, ya que son, en buena parte, una ayuda en la reducción de la tensión emocional.
  • Autoanálisis. Es sumamente importante analizar nuestras propias reacciones y reflexionar. 

Espero esta nota les ayude, ya que este padecimiento cada vez es mayor, se calcula que aproximadamente el 6% de la población mundial sufre de ese mal en niveles moderado y grave, a nivel local (México) se habla del 4% de la población activa laboralmente.

Se trata de disfrutar más de lo que se hace, por que no todo en esta vida es trabajo. 

Saludos y hasta la próxima.