Llegas a tu casa agotado, un tanto enfadado por el tráfico, la escuela, el trabajo y esos problemillas cotidianos que en ocasiones ponen al límite tu paciencia.
Buscas por cada habitación, pero no hay nadie, un tanto resignado te diriges a la cocina y tomas un pequeño refrigerio para después ir a descansar a tu cuarto.
Abres la puerta, avientas tus cosas en el primer lugar que encuentras y te tumbas en la cama. Ya más relajado levantas la vista, descubres un paquete sobre la mesita de noche, te incorporas y te dispones a abrirlo.
Mientras quitas con cuidado el lazo y la envoltura te preguntas quién lo habrá dejado ahí o con qué motivo si ni siquiera es tu cumpleaños ni nada parecido. Por más que tratas de mantener el papel íntegro rasgas sin querer un trozo pero por fin lo ves, un pequeño librito hecho a mano de apenas unas diez hojas todas ellas decoradas con diversas figuras de color dorado como hojas, aves y en la portada distingues la letra de tu mamá que dice “Para el mejor hijo”.
Comienzas a leer, línea a línea se te va formando un nudo en la garganta que pronto se convierten en lágrimas que resbalando lentamente por tus mejillas. Entonces te das cuenta que acabas de recibir un obsequio único el cual nadie podrá igualar nunca aunque lo intentara.
En cada oración tu madre ha dejado un poco de su esencia, su amor por ti. Te va contando todo lo que significas en su vida, lo grande que te ve pese a que sabes no eres el mejor hijo pero para ella lo eres. Te dice lo orgullosa que está de ti, lo mucho que agradece por tenerte a su lado, recuerda los momentos que han compartido juntos, únicos y perfectos. También te comparte sus miedos, que quisiera protegerte para que nada malo te ocurriera pero sabe que debe dejarte correr, tomar tus propias decisiones aunque puedas tropezar.
Y al final de esas palabras que te han hecho estremecer, te confiesa que su mayor anhelo es estar contigo el mayor tiempo posible para seguirte viendo crecer, madurar, compartir todos tus triunfos y sobretodo espera que de la misma manera en que ella te ama lo hagas tú también y que ese amor jamás termine.
Samantha Rocha.
Foto:
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