“La censura, según el DRAE, es la intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas. En un sentido amplio se considera como supresión de material de comunicación que puede ser considerado ofensivo, dañino, inconveniente o innecesario para el gobierno o los medios de comunicación según lo determinado por un censor.”
No podemos negar que México es un país donde la censura oficial, la censura política, ha estado permanentemente presente. Desde tiempos de Don Porfirio Díaz, el gobierno ha puesto bajo la lupa los contenidos de los medios de comunicación para ver qué sale a la opinión pública y qué no.
Es debido a esta táctica oficial que floreció durante el siglo pasado en nuestro país el cartón (caricatura) político como una manera de burlar la censura del gobierno y criticar las acciones que éste tomaba cuando se violentaban los derechos de la población.
En la historia reciente de nuestro país es bien sabido cómo los mandatarios priistas “silenciaban” a los críticos del sistema.
El retorno del PRI al poder está reviviendo a los censores, el caso más reciente ocurrió con un cartón que Milenio se negó a publicar del monero Rape donde se menciona el recorte al presupuesto de cultura (ver mi colaboración anterior).
Pero Rape no es la primera vez que es atacado por el sistema por el contenido de sus cartones, anteriormente recibió amenazas directas del gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa por lo que publicaba.
Otro caso de censura a caricaturistas es el de Fernando de Anda, El Fer, quien vio cómo el diario Excélsior cambió el texto de uno de sus cartones donde hablaba de las reformas del PRI, para que su cartón atacara al movimiento magisterial, por lo cual decidió terminar su relación laboral con el diario.
Quizá para muchos el cartón político no es una manifestación de interés, sin embargo históricamente es el ejemplo más palpable de libertad de expresión, cuando el cartón es censurado, todos las personas que se dedican a informar u opinar de manera pública están siendo objeto de ataques a este derecho fundamental.
Es tremendamente significativo que, en menos de un año de gobierno de Peña Nieto los caricaturistas estén siendo censurados, preludio quizá del abatimiento de la frágil libertad de expresión en México.