Lo hice, finalmente me decidí a escribirte y decirte que no queda ningún rencor. Y claro, tienes todo el derecho a dudar de cada una de mis palabras y a olvidar todo lo nuestro y nuestras promesas de París, únicamente dedicarme unos minutos pues seré breve y no te quitaré más tiempo con mis patéticos intentos de sacar una respuesta de ti.
Olvida el para qué y el por qué, simplemente ya no tiene caso intentar buscarle un arriba y un abajo a esta situación. Creí que éramos más que eso y tú me has aterrizado, me he dado cuenta que no es así, te caíste de ese pedestal donde te coloque y no sé si agradecerlo.
¿En qué momento dejamos de ser mágicos? ¿En aquella fiesta mientras buscaba las bebidas? ¿Mientras bailabas con tus amigas? Ya sé, no tiene caso, sigo buscando explicaciones a cosas sin sentido, somos lo que fue y arreglarlo sería querer tapar el sol con un dedo. Tú seguirías siendo una promesa rota y nuestro amor seguiría siendo una mentira.
Ahora recuerdo, fue cuando vi sus labios pegados a los tuyos, fue ahí cuando me di cuenta de que nunca fui importante como decías. No comprendes lo que significa pareja, o fidelidad o compromiso. Te diré que se me rompió el alma y me fui de ahí con los pedazos guardados en ese vaso de tequila que había servido para ti, no miré atrás, te deje con compañía.
Hoy me dices que debemos regresar y olvidar todo, como los labios que besaste esa noche te olvidaron a ti porque esos labios no eran solteros. Vuelves a mí como si nada hubiera ocurrido, pero pasó y no lo puedes borrar. No te preocupes, hoy te devuelvo tu libertad junto con esta carta donde me despido de nosotros, lo siento yo creo que las relaciones son de dos y no de tres como tú.
Que bonita pieza, te felicito. Que buenas letras, y sobre todo muy certera, cuando no te valoran y más si pasas una infidelidad no hay manera de curar un corazón roto, herido y lastimado.