«A un héroe verdadero no se le mide por la magnitud de su fuerza, sino por la de su corazón.» Hércules
Siempre nos ha gustado inventar y escuchar historias. Otros mundos, otros contextos o incluso en nuestro mismo entorno buscamos ligar hechos a personajes increíbles; seres que luchen para conseguir lo que desean. Hazañas heroicas que simplemente nos impresionan y personalidades con las cuales nos identificamos de una u otra manera.
Recientemente los superhéroes se han popularizado aún más gracias a los filmes que han salido, cada vez son más comunes, vemos sus caras tapizando cualquier espacio y es que las cualidades fantásticas que poseen atrapan. Su fuerza, su astucia, sus armas, esas características que los hace únicos, esto que lleva a que digamos “si yo fuera superhéroe sería como…”.
No cabe duda que son seres increíbles, pero todos y cada uno conservan rasgos de ciudadano promedio. Características que podemos encontrar en cualquier persona, están llenos de miedos, inseguridades, deseos y sentimientos que por más poderes que tengan no pueden reprimir.
Vemos historias de amor, del superhéroe que lucha contra el mal y al mismo tiempo intenta proteger con su doble identidad a sus seres queridos para evitar que sus enemigos los dañen y la típica novia que siempre se mete en problemas para que su supernovio la salve. Lucha con sus sentimientos, emociones y problemas cotidianos que quizá también atravesamos muchos de nosotros acercando a estos personajes a un nivel humano con el que podemos relacionarnos.
Volvemos al popular, Batman. Como Bruce Wayne, es una persona segura de sí misma, y es la imagen que da ante el mundo. Pero sabemos que vive atormentado por la trágica muerte de sus padres y vive en la soledad escondido en la oscuridad de la noche. Vemos en él nuestros propios miedos, incluso me atrevo a decir que uno de los peores miedos del ser humano: quedarnos completamente solos y abandonados.
Nos damos cuenta que podemos aparentar ser más fuertes de lo que somos en verdad, que escondemos muchas veces nuestros miedos y nos rodeamos de una coraza que nos impide ser lastimados porque creemos que hemos sufrido lo suficiente. Aún así Batman tiene un protector, alguien que vela por él y del que depende como si de un padre se tratará, su fiel Alfred.
Con Batman podríamos entender que el valor no es la ausencia del miedo sino que a pesar de este nos atrevamos a hacer las cosas, además de que siempre contaremos con alguien cuando nos sintamos más solos. En Batman vemos las ganas de ayudar y proteger a quienes más lo necesitan, es una figura bastante paternal ya que como sabemos sus Robin (llámese como se llame en el momento), son como sus hijos.
Tomemos a Spider-Man, superhéroe que nos lo han pintado como un “buen chico”. Hablando de los filmes vemos a un Spider-Man que hace todo por conquistar a la chica que le gusta. Detrás de la máscara es digamos por ponerlo de alguna manera “invisible”, el chico que si estuviéramos en secundaria sufriría de bullying por ñoño.
A esto sumemos que el único día que decide ser “un adolescente normal” y rebelarse, matan a su tío con lo cual empiezan sus sentimientos de culpa; el recuerdo de su tío lo anima a ser superhéroe. Spider-Man nos enseña a manejar la culpa, a crear un equilibrio entre nuestras responsabilidades y los placeres de la vida. Además anima a que no importa si no eres el gran atleta con el que todas desean salir, tu buen corazón puede conquistar a la mujer de tus sueños si te animas a intentarlo.
En otros casos de superhéroes con los que nos identificamos, bueno incluso héroes de historias, apelaré a la teoría de Jung, un psicoanalista. Bueno a uno de los arquetipos que él maneja. ¿Qué son los arquetipos? según Jung, son contenidos colectivos del inconsciente, es decir, es una tendencia innata para experimentar las cosas de determinada manera. Actúan como organizadores de las cosas que vemos o hacemos, sería algo así como el instinto.
Una vez aclarado eso, tenemos el arquetipo del héroe, representado por la personalidad de luchador, aquel que vive en batallas contra el mal, y se encarga de rescatar a las doncellas. Es una persona fuerte, con poderes sobrehumanos que lucha contra las fuerzas del mal; sin embargo puede ser destruido por alguna debilidad aparentemente insignificante. Si no tiene debilidades entonces no puede ser héroe, por ello todos tienen algo que puede derrotarlos como Superman y la kriptonita. La función del héroe es vencer a los villanos, los cuales representan algo negativo y al derrotarlo vence simbólicamente la oscuridad de la inconsciencia.
Nos sentimos entonces atraídos por este tipo de historias porque anhelamos a ese héroe que a pesar de todo es capaz de luchar por el bien. Con todos sus conflictos internos, su búsqueda de identidad y sus problemas interpersonales, logran cumplir con la sociedad. Más allá de su mutación, poder o armas ellos luchan por enfrentarse a sus enemigos y con sus demonios internos. Cada historia nos brinda la esperanza de salir adelante sin importar los conflictos, la kriptonita, a la que nos estemos enfrentando. Por la lucha del bien y el mal, nuestra parte buena contra la parte mala (o de placer, digamos el conflicto entre el deber ser y desear ser).
¿Cuál es tu debilidad, tu kriptonita? ¿Puedes enfrentarte a los villanos a pesar de ello? ¿Estas dispuesto a ser un superhéroe? Sin importar tus conflictos internos eres capaz de salvar al mundo y enfrentarte a tus enemigos, atrévete a intentarlo.