Otro más.
Cuando eres niño aprendes que hay tres dimensiones:
Alto, ancho y profundidad.
Como una caja de zapatos.
Luego, escuchas que existe una cuarta dimensión: El tiempo.
Hmm… Entonces, alguien dice
que puede haber un quinto, sexto, séptimo…
Me retiro del trabajo, bebo una cerveza en el bar.
Miro abajo al vaso, y me siento feliz.
El día a día se contempla como un capítulo repetido de un programa de televisión, como una monotonía sin fin en donde el individuo vende su tiempo por unos cuantos centavos para sobrevivir, mantener a su familia o a sí mismo y justificar que tiene un sentido en su vida. En medio, de un escenario que podría ser gris para algunos, los detalles modifican la configuración de las calles, el color y las emociones se incorporan como elementos que hacen únicos los instantes, en medio de un día que podría catalogarse como un miércoles más, inmortalizas una reflexión, surge la poesía y el aburrimiento se corroe ante una perspectiva distinta del mundo.
Sencillez sin trampas ni trucos
Jim Jarmusch, es un director que se aleja los estándares convencionales de Hollywood, reconocido por haber realizado «Mistery Train» o «Extraños en el paraíso», su trabajo se enfoca en ofrecer una experiencia personal, única y dedicada a la perspectiva del artista en torno a una obra. En Paterson lo hace de una forma singular, expresando cierta fluidez y sin exagerar emociones, desde una óptica cercana a los pensamientos del individuo.
La cinta es una relato de la vida de Paterson (Adam Driver) en 7 días, en los cuales conocemos que tiene pocas ambiciones, trabaja como conductor de un autobús, suele escuchar más que hablar y percibe cada detalle que lo rodea para plasmarlo en su cuaderno de notas.
Ese cuaderno de notas, refleja cómo el personaje contempla cada elemento que hace distinto el día a día, irrumpe en su rutina mañanera o en medio de su almuerzo para enfrascar una idea en el papel. Atesora sus creaciones como una expresión de arte, como un homenaje a los poetas que le han marcado la senda que considera correcta mediante la poesía, pero al mismo tiempo se considera inferior ante ellos, prefiere guardárselas para sí mismo.
La novia del personaje contrarresta el optimismo de Paterson, ávida por destacar y decirle al mundo que trata de crear algo, con un sueño o meta que cambia a cada instante, él no hace más que apoyarla y ver como a pesar de cada fiebre momentánea está la inspiración y las ganas de innovar de no atascarse entre un hábito que los defina en el paso del tiempo. Cada personaje cuenta una historia, un anhelo y un reflejo propio que diferencia la monotonía.
Es una película que tiene su propio ritmo, para algunos puede resultar lenta pero sumamente interesante, que aporta por los retratos que crea en torno a sus personajes, por el homenaje a la escritura y sobre todo, al carácter de la poesía, al arte.
«Agua Cae».
El agua cae desde el aire brillante.
Y cae como el cabello, que atraviesa los hombros de una joven.
Agua cae, haciendo charcos en los huecos del asfalto.
Espejos sucios con nubes y edificios adentro.
Cae en el techo de mi casa, cae en mi madre y en mi pelo.
La mayoría de la gente lo llama «lluvia».
Nos vemos en la próxima.
@Chdnk