Un millón de años tardó la luz en ser libre. Producto de la fusión nuclear entre dos átomos. Recorriendo el vacío a 300 millones de metros por segundo, velocidad insuperable a la que a este planeta llego. Reflejada esta luz en la cara desierta de la luna, ilumina esta noche. 26° 1′ 0″ latitud Norte, 98° 14′ 0″ al oeste, en algún punto de esta tierra, reflejada una vez más en tu rostro, esta luz ahora lunar entra en mis pupilas y me hace ver por primera vez tu imagen. Mi subconsciente evolucionado, en este juego de sombras y luz lunar, en una fracción de segundo encontró un rostro humano. Tu imagen desencadeno una reacción química que derramo una increíble cantidad de dopamina en mi cabeza, provocándome una sensación de euforia que agitó mi cuerpo. Yo inconsciente de lo que pasaba fui solo la victima de esos rayos de luz que a mi ojos, sin derecho alguno, entraron.
Texto de Guillermo de los Santos (18 años, estudiante), resultado del Taller de Narrativa de Centro Alaken.