La vida artificial ha sido contemplada como una extensión del ser humano, el futuro se vende como un comercial optimista, como si fuera un producto que pudieras encontrar en los anaqueles del supermercado. El día de mañana es sinónimo de progreso mientras la tecnología facilita la vida de la sociedad, la vuelve cada vez más sedentaria, mas parásita y propensa a depender de alguien más para hacer que los engranajes del mundo funcionen.
La inteligencia artificial se incorpora a prototipos que imitan al ser humano, copian su forma de ser, su estructura anatómica pero se diferencian del mismo cuando empiezan a preguntarse si realmente alguna vez estarán vivos, si pueden llegar a ser más que una piezas de metal con una sola misión. Blade Runner hace añicos aquel futuro ideal, quiebra las esperanzas de un mañana para enmarcarlo bajo la visión distópica de calles sobrepobladas con miseria entre cada esquina.
Todo está perdido
Ridley Scott es un cineasta que se niega a adaptarse a estándares establecidos por la industria, padre de Alien y de películas con un enfoque muy particular, dirigió Blade Runner una adaptación «parcial» de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, novela de Philip K. Dick. Warner Bros le confirió un presupuesto de 28.000.000 dólares al director, la cinta irónicamente no tuvo el éxito esperado (al menos en Norteamérica), tenía críticas diversas porque era una película de acción distinta, tomemos en cuenta que para 1982 se estaba entrenando también E.T El Extraterrestre, Rambo Acorralado y hasta Rocky III.
La trama de la película parecería sencilla: Androides que quieren sobrevivir en medio de un futuro distópico (2019). El giro de tuerca de la historia se plantea en torno al protagonista: Rick Deckard (Harrison Ford), un Blade Runner que se encuentra parcialmente retirado y que será llamado a cumplir con su deber al exterminar a los replicantes que se encuentran inmersos en la sociedad.
Lo particular del enfoque de Scott, reside en retratar un futuro donde la sociedad transita entre pasajes cubiertos por la miseria y la inmundicia, el progreso llegó pero no parece haber sido lo prometido. Los replicantes son androides construidos para ayudar al ser humano en determinadas tareas, pero un modelo específico bajo el nombre de Nexus 6 ha sido diseñado con características casi idénticas a los de sus dueños, el conflicto principal: estos amenazan con ser inestables tras superar sus 4 años de funcionamiento.
Humanidad de metal
En Blade Runner los replicantes creen ser humanos, quieren serlo, algunos se engañan al integrarse en la cotidianidad de una sociedad que sólo los usa y los deshecha al no ser útiles. Rachel (Sean Young), es la personificación de la mujer ideal, ella descubrirá que en cierto punto aquella realidad que conoce no es tal, sus recuerdos no son más que memorias implantadas.
El contraste que tiene Rachel con Richard permite que se rompa en cierta forma el orden preestablecido, el cazador se dará cuenta que bajo el comportamiento de la androide hay un rastro de humanidad, un inconsciente que quiere ser salvado y como es lógico, ambos se enamoran.
Pese a ello, la película no es optimista, no enfoca su trama en demostrar cómo Richard protege a Rachel a lo largo de la pila de cadáveres del villano: Roy Batty (Rutger Hauer), un líder que busca venganza por haber quedado al margen, parte de la construcción del personaje es presentar a alguien que no sólo quiere acabar con la estructura establecida del todo, deja vivo a Richard y en parte sólo busca tener cierto lugar en la sociedad, encajar.
La cinta tiene un ritmo narrativo lento, no es para todo el mundo, a pesar de los años permite justificar parte del presupuesto, los detalles son clave, la oscuridad y la desesperación de los personajes se cuelan a través de los diálogos, mediante la incomodidad de una historia que sólo busca la redención y la reinterpretación de una sociedad que está perdida y que carece de un sentido del mañana.
Nos vemos en la próxima.
@Chdnk
Una verdadera pieza de arte cinematográfico
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