Reseña: Carne de ataúd. Terror de manufactura mexicana.

Podemos decir que pocos escritores mexicanos contemporáneos han logrado ganar la fidelidad de lectores a través de la saga de un personaje que resulta entrañable. Bernardo Esquinca (Guadalajara 1972) es uno de ellos.

En “La octava plaga” (Zeta 2011. Reeditado por Almadia en 2017) el autor nos presenta al reportero de nota roja Casasola, quien involuntariamente se ve convertido en investigador de lo paranormal comenzando así la saga de este personaje.

Esquinca es además uno de los escritores del genero de terror más reconocido de nuestro país, autor de ensayos y cuentos ubicados principalmente en la Ciudad de México y además antologador de relatos fantásticos.

¿Qué ocurre cuando mezclamos todos estos elementos? “Carne de ataúd” (Almadia 2016), una novela donde el genero negro y el terror se funden en plena época porfiriana, en una Ciudad de México envuelta en una serie de temores causados por el descontento social, la iniquidad creada por el ejercicio del dictador.

Carne de Ataúd

Es en esta época cuando la nota roja comienza a desarrollarse en México y el hilo conductor de la trama es un reportero de un periódico oficialista cuyo nombre es Eugenio Casasola (sí fans de Esquinca, ya pueden relamerse lo bigotes especulando, pero no soltaré spoilers), que debe confrontarse a su pasado cuando el asesino conocido como “El Chalequero” reaparece en su vida.

En “Carne de ataúd” el autor se permite novelizar a varios personajes de aquella revuelta época donde los hilos de conspiraciones se tejían a diario y las aficiones oculistas de personajes históricos como Porfirio Díaz y Francisco I. Madero son puestas nuevamente sobre la mesa, pero es pertinente aclarar que no pretende ser, de hecho no lo es, una novela histórica, pero sí una ficción muy bien documentada.

El lector encontrará un libro de lectura fluida, entretenido, donde la tensión por confrontar el pasado enfrentando una amenaza presente logra atraparnos en la trama entre notas de periódicos y asesinatos, con un antagonista que podría ser un ente misterioso de otro plano… ¿o no?

El riesgo que toma el autor al situar la historia en otra época puede no ser del todo del agrado de los seguidores de Esquinca, pues en sus cuentos y novelas anteriores nos plantea escenarios conocidos y actuales, pero desde el punto de vista de quien esto escribe es un riesgo bien tomado y que se ve en esta pieza, bien lograda, redonda.

Bernardo Esquinca es autor de los libros de cuentos «Los niños de paja» (2008), «Demonia» (2012) y «Mar Negro» (2014) publicados por Almadia. De las novelas «Belleza Roja» (FCE, 2005), «Los Escritores Invisibes» (FCE, 2009), «Toda la sangre» (Almadia, 2013). Es además ensayista y antologador.

En 2017 publicó, también de la mano de Almadia la novela «Inframundo«.

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