Estamos a menos de un mes de la visita del Papa Francisco a México, y hasta ahora ha dominado el circo mediático del gobierno y como consiguiente de los medios de comunicación de sólo informar de esa basura…, sin embargo, creo que irá tomando forma la crónica y demás opiniones respecto a su visita.
El mundo conoce a un Mario Bergoglio que viene de un extracto social bajo, y que toda su vida se ha dedicado a predicar la “humildad”, con el dicho “mi gente es pobre y yo soy uno de ellos”, esto le ha llevado a que sea considerado un verdadero predicador de la fe cristina, sin embargo, a su llegada a la curia romana se ha encontrado con muchas cuestiones que lo alejan de sus principios, pero que no ha logrado transformarlo, y para muestra basta un libro lleno de intriga denominado “Avaricia, de Emiliano Fittipaldi”, el cual relata el vicio de la avaricia desde hace tiempo y hasta la fecha, el mismo libro ha compilado muchos documentos internos vaticanos que han demostrado hasta cuestiones de lavado de dinero, fraudes y por supuesto la “diversificación de los negocios”.
Hoy en día Francisco sólo ha solicitado investigaciones y castigos, y llamadas de atención, lo mismo para internos como para los que rodean toda la religión católica.
La visita de Bergoglio a México hasta pareciera que pudiera venir a calmar todos los ánimos que han golpeado últimamente al país y no sólo el último año, sino los últimos años, la paz que busca la sociedad la manipulación gubernamental lo quiere aprovechar jugando al mismo tiempo con la fe la población.
Francisco ha mencionado en varias ocasiones lo relativo a Ayotzinapa, y tiene mucho de donde cortar, él lo vivió en carne propia las miles y miles de desapariciones en su natal Argentina, y no debería parecerle extraño hasta cierto punto hacer mención; cabe aclarar que no exigir, no manipular y mucho menos solicitar una aclaración al gobierno federal, por dos razones por demás sustanciales, una es un jefe de Estado (aunque sea religioso) y la otra la separación de la iglesia y el Estado.
Otra de las cuestiones que podría venir hacer Bergoglio al país es poner en su lugar a todos los sacerdotes (incluyendo a Rivera Carrera por encubrimiento, y no olvidar lo sucedido por Marcial Maciel y anexas) que se desempeñan como pedófilos y como en todo “aquí no pasa nada”, el dejar pasar es tan malo como el que lo hace ya que dice el dicho “tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata”, pero aquí les importa más que les den la “bendición”, “sermón”, “intersección ante la Divinidad”, que verdaderamente hacer justicia y llevar a los culpables ante la justicia, ya que no se trata de un tema menor, sino de arruinarle la vida a varias personas y todo lo que conlleva (daño psicológico, social, adaptación, etc.).
Y uno de los últimos tópicos que podría hacer es “solicitar” a todos los fieles y devotos que se perdonen a propios y extraños por todo el mal que provocan y dañan este hermoso país “México”, que es época de paz y que el distintivo de este país es llenarse de dicha y felicidad, ya que para esto la iglesia se dice, sólo se dice que para política la iglesia es un ejemplo brillante y claro.