El viento de Chernóbil – cuento

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El detector de partículas sonó al revisar a Svens, no debería ser motivo de alarma un poco de radiación en la ropa de un trabajador de la Central de Forsmark pensó Elis, quien inspeccionaba la salida de los empleados, “atente al manual” pensó, que se descontamine en las regaderas, la lectura de radiactividad no se pueden considerar peligrosa a esos niveles.

Elis sólo quería que terminara ese turno de domingo. Regresar a casa y descansar. Le indicó a Svens que debería descontaminarse provocando una mueca de desagrado en el técnico que trabajaba en el reactor.

Pero el siguiente empleado del reactor, Matteus también dio una lectura positiva a la radiación de su ropa. “Esto no es normal, no puede ser normal” pensó Elis, quien dio la misma indicación al empleado. Mientras Matteus se dirigía a las regaderas, Elis se dirigió al intercomunicador y llamo a su supervisor…

–  Algo no está bien Valfrid; Svens y Matteus dan lectura de radiación…

– Descuida Elis, son técnicos del reactor, están expuestos, mientras no excedan el límite, envíalos a las regaderas… De todas maneras, hablaré con mantenimiento del reactor, que revise.

Signilda, una contable salía de la central en ese momento. ¿Qué hacía ella aquí en domingo? Se sabe que es una mujer solitaria, quizá viene a la central a adelantar trabajo para no quedarse en casa…

El detector de partículas mostró los mismo niveles de radiación en la ropa de la contable, ella no se acerca a la operación, ella está en un edificio administrativo del complejo, para Elis, el joven agente de seguridad de la central no había duda. Algo grave ocurría, pidió a Signilda que esperara y corrió al intercomunicador.

–          Valfrid, una más, es una administrativa… ¡esto no es normal Valfrid! ¡No puede serlo!

El supervisor colgó y dio la alarma. El protocolo de emergencia se activó, los empleados que estaban en la central ese domingo fueron contenidos mientras todos los técnicos de seguridad revisaban palmo a palmo el complejo…

Tras varias horas llegaron a la conclusión de que la radiación no provenía de Forsmark, estaba en el ambiente la había traído el viento. Más tarde los investigadores concluyeron que eso sólo podría haber ocurrido en algún punto entre la frontera de Ucrania y Bielorrusia de acuerdo a los vientos dominantes.

Elis regresa al amanecer del lunes a su casa, desganado unta mantequilla en un pan mientras espera que el café esté listo. Enciende la radio para escuchar las noticias, se escucha en el aparato un escueto comunicado del gobierno de la URSS: «Ha ocurrido un accidente en la central de energía de Chernóbil y uno de los reactores resultó dañado. Están tomándose medidas para eliminar las consecuencias del accidente. Se está asistiendo a las personas afectadas. Se ha designado una comisión del gobierno.» 

Elis sabe que esto es sólo el principio…

(El sábado 26 de abril de 1986  ocurrió un accidente nuclear en la Central Nuclear Vladimir Ilich Lenin de Chernóbil, Ucrania, considerado la mayor catástrofe medioambiental de la historia. Los primeros en alertar sobre lo ocurrido a la comunidad internacional no fueron los soviéticos, sino autoridades suecas tras darse lecturas de radiación inusuales en los empleados de la Central Nuclear de Forsmark)

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