Todas las quinielas apuntan a Nomadland para alzarse con el premio de Mejor Película en los Oscars 2021 que se celebrarán este 25 de abril. Pero no olvidemos que aparte de la película, protagonizada por Frances McDormand, hay siete opciones más que se disputan el premio y que a la Academia, de vez en cuando, le gusta dar sorpresas. Y si de sorprender se trata, la mejor opción para eso es El Juicio de los 7 de Chicago, la cinta más mainstream de todas las nominadas, la más americana y que a pesar de narrar un hecho que sucedió hace medio siglo se siente muy actual.
Después de Molly’s Game (2017), su debut como director, Aaron Sorkin retoma el papel una vez más con The Trial of the Chicago 7. Una película que tuvo una producción turbulenta: fue escrita originalmente por Sorkin en 2007 cuando estuvo a punto de ser dirigida por Stephen Spielberg, pero la huelga de escritores de Hollywood de aquel año impidió que el proyecto siguiera adelante. Trece años después, la película se estrenó en Netflix, ha ganado un puñado basto de premios (incluyendo el SAG a Mejor Reparto) y no se siente como un proyecto destinado a estrenarse más de una década antes; el atractivo principal de la película es que el paralelismo con el panorama actual es abrumador.
¿De qué trata El Juicio de los 7 de Chicago?
La película está inspirada en los hechos reales del juicio que se llevó a cabo contra un grupo de manifestantes que se oponían a la guerra de Vietnam llamados ‘Los 7 de Chicago’. Fueron acusados de conspiración y cruce de fronteras estatales para incitar a la violencia en la Convención Nacional Demócrata de 1968 en Chicago.
Sorkin llena su recreación del momento histórico, en el que la policía de Chicago provocó un motín e hirió a más de 500 civiles, con un elenco de estrellas; incluso los pequeños papeles son interpretados por rostros reconocibles. Sacha Baron Cohen y Jeremy Strong interpretan a Abbie Hoffman y Jerry Rubin, ‘yippies’ que entran en conflicto con los miembros de Estudiantes por una Sociedad Democrática, Tom Hayden (Eddie Redmayne) y Rennie Davis (Alex Sharp) y su insistencia en protestas totalmente pacíficas. Junto con ellos están el objetor de conciencia David Dellinger (John Carroll Lynch), los activistas Lee Weiner (Noah Robbins) y John Froines (Daniel Flaherty), y el cofundador del Partido Pantera Negra, Bobby Seale (Yahya Abdul-Mateen II). El abogado William Kunstler (Mark Rylance) representa a todos ellos, excepto a Seale, cuyo abogado está ausente, hecho que el juez, Julius Hoffman (Frank Langella), se niega a reconocer; mientras que Joseph Gordon-Levitt da vida al fiscal que representa la contra-parte.
Por qué podría ganar el Oscar frente a Nomadland
A estas alturas del camino Nomadland no parece tener rival; la película de Chloe Zhao ha ganado literalmente en todos lados: en los festivales (Venecia y Toronto), en los circuitos de críticos (ha ganado en 33, seguida por Promising Young Woman con 7), en los premios de mayor renombre (Critic’s Choice, Golden Globes y BAFTA). Pero si la Academia le apatece jugar a sorprender, El Juicio de los 7 de Chicago tiene motivos para ser la opción a batir.
La cinta plantea un paralelismo con el panorama político actual…
…Al menos de Estados Unidos. A través del juicio, la película explora la idea de que la ideología política se filtra en instituciones supuestamente imparciales. Abbie Hoffman, el personaje de Sasha Baron-Cohen, no para de describir el juicio como “un juicio político” donde el sistema ‘los ha elegido’ porque necesitan unos acusados para justificar los medios maltrechos con los que la policía suele actuar.
También queda claro como otros factores juegan un rol decisivo en la toma de decisiones dentro del juicio. Un caso evidente es el racismo latente tanto en el gobierno, en el cuerpo de defensa y en la sociedad que predomina sobre la justicia.
Hay temas generales de incompetencia institucional y hombres blancos poderosos que abusan de su poder, ambos ejemplificados por el juez. Al final, las minorías son personas que están hartas de ser discriminadas, de no ser escuchadas y de tener que lidiar con un gobierno no progresista.
Es una película ‘de Oscar’
En los últimos años la Academia ha premiado, en su mayoría, películas independientes (Parásitos, Green Book, Moonlight, Spotlight, Birdman, etc), dejando atrás los años en los que solían premiar ‘las grandes producciones de Hollywood’ (Slumdog Millionaire, Infiltrados, Million Dollar Baby, Titanic…). Con Nomadland siendo una sucesora de las ganadoras más recientes, El Juicio de los 7 de Chicago representa ese cine ‘a lo grande’, que solían premiar cuando la ceremonia curiosamente tenía un mayor alcance dentro de la audiencia.
Además, la película tiene el sello de Sorkin bastante definido y el guionista y director es un viejo amigo de la Academia. Ha recibido cuatro nominaciones como guionista por sus últimos cinco trabajos y las películas en las que ha trabajado suman un total de 27 nominaciones.
Para aquellos a los que normalmente les gustan los dramas judiciales, El juicio de los 7 de Chicago lo mantendrá más involucrado durante sus dos horas de duración que aquellos a quienes no. Después de la secuencia de apertura, hay mucha jerga técnica y la trama será difícil de seguir para algunos la primera vez que la vean. Esto no es una crítica a la película, ni por un minuto preferiría que se simplificara. Sin embargo, se requerirá paciencia por parte de algunos espectadores para involucrarse completamente en la película. Sin embargo, la cinta maneja el sensacionalismo con muy buen pulso y es lo que eleva el material. Los diálogos astutos y acelerados, marca personal de Aaron Sorkin, también aportan mucho a la trama y sirven como vehículo para ver el crecimiento de los personajes y la relación que nace entre ellos.
Es una buena película
Pese al complicado año que estamos viviendo es reconfortante ver que a diferencia de las ediciones pasadas, las ocho películas nominadas en los premios Oscar 2021 son muy buenas. Y El Juicio de los 7 de Chicago no es la excepción.
La columna vertebral de la película es su guión y por lo tanto el desarrollo de los hechos y sus personajles. Los arcos emocionales están perfectamente hechos y de allí nace la conexión con el público. Encontré a las historias de Tom Hayden (Eddie Redmayne), el joven líder de la protesta estudiantil, y Richard Schultz (Joseph Gordon-Levitt), líder de la acusación, las historias más satisfactorias independientemente. Sin embargo cada personaje tiene mucho que aportar a la historia, a modo individual y en conjunto.
La película también destaca por lo impecable de su ambientación; desde el diseño de producción y vestuario, hasta el uso de las imágenes reales crean una pieza que realmente nos puede transportar al año 69 en el que ocurrieron los hechos.
En conclusión, The Trial of the Chicago 7 tiene un guión que ha resistido la prueba del tiempo desde 2007 y continuará haciéndolo. Probablemente la película en sí sea recordada dentro de décadas; Sorkin aún no ha encontrado todavía su estilo de director. Pero vaya que sí lo ha hecho como guionista y su trabajo recuerda mucho a A Few Good Men, su primer guión en la gran pantalla y una película que es considerada un clásico moderno.
La película ofrece una nueva perspectiva de la guerra de Vietnam que se suma a la variedad de películas ya realizadas sobre el tema. Trata la política de la época, e implícitamente la política de hoy, con madurez y sustancia. Y es un visionado imperdible.
El Juicio de los 7 de Chicago está disponible en Netflix.