El gato Morris y la representatividad.

Un nuevo fenómeno viral ha invadido las redes sociales, el gato Morris, el “candigato” a la alcaldía de Xalapa, capital del estado de Veracruz.

La anécdota es simple, dos jóvenes no se sienten representados por los candidatos que los partidos políticos proponen para dirigir al municipio y en tono broma dicen que su mascota, Morris, podría hacer lo mismo que hacen los que llegan al puesto, básicamente nada. Así surge la campaña en redes sociales que hoy lo tiene en la mira de los medios: Morris, el candigato.

Lo que podría ser aparentemente sólo una broma de estos jóvenes comienza a dimensionarse en otras magnitudes cuando diputados, dirigentes de los partidos políticos, candidatos y el mismo instituto electoral estatal ponen el tema sobre la mesa, con declaraciones unas más otras menos afortunadas.

¿Por qué tendríamos que voltear a ver el caso de Morris? De fondo, existe un problema que se ha estado pasando por alto, o apenas cuestionado por pocos (los menos) medios de comunicación: la representatividad del sistema partidista hoy día.

¿En verdad los siete partidos con registro ante la autoridad electoral representan las posturas de la totalidad de los mexicanos? ¿Los partidos que ganan posiciones en los diferentes procesos electorales satisfacen las expectativas de los ciudadanos? ¿Necesitamos más partidos políticos en el escenario electoral? O quizá, simplemente, cada vez son (o somos) más las personas que NO nos sentimos representados en las propuestas de unos y otros órganos partidistas, que vemos en el sistema partidista una continuidad de la arcaica maquinaria de control plagada de personajes corruptos y deleznables (y ejemplos sobran en cada uno de los partidos).

Morris no es sólo una ocurrencia de un par de amigos, Morris representa la opción de voto nulo, de la protesta ciudadana, pacífica, organizada y por la vía de la legalidad, creativa, que lanza un mensaje muy claro a autoridades, órganos electorales y partidos políticos: NO CONFIAMOS EN USTEDES.

Es muy triste la declaración del Instituto Electoral Veracruzano llamando a no votar por Morris, llamando al voto útil, diciendo lo que es lógico por principio de derecho: los votos por el minino serán anulados. ¡Claro que serán anulados! El derecho es esta ahora cuestión humana, al votar por el gato, anulamos una papeleta, protestamos, nos inconformamos, esa es la cuestión.

En verdad espero que Morris obtenga muchos votos, y que esta virulencia de redes que ya está llegando a otras ciudades lance fuerte y claro el mensaje de que mucha gente ya no confía en las instituciones (autoridades, políticos) y los partidos, esos que se dicen nuestros representantes entiendan que quizá es tiempo de replantearse o hasta reinventarse o darse cuenta de su inoperancia.

Conoce a Morris en redes sociales.

Facebook: https://www.facebook.com/elcandigatomorris?fref=ts

Twitter: https://twitter.com/oficialmorris

Miguel Pérez
Miguel Pérez
Miguel Pérez, profesional del comercio exterior subempleado con una malsana obsesión por ser escritor. Ensayista, narrador y cuentero totalmente desconocido y parcialmente deslactosado. Escribe en su blog Gegenverfrendungs-Effectk (http://www.en-el-divan.blogspot.mx/) desde 2005. Ha colaborado en varias revistas electrónicas.

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