El comercio electrónico ha llegado definitivamente para quedarse. Si en sus inicios vivió momentos complicados por las diferentes variables que lo caracterizaban, el avance de la tecnología y la confianza de los compradores han hecho el resto para conseguir un sector de negocios fuerte, estable y creciente.
Es interesante mencionar las numerosas ventajas que este tipo de emprendimiento presenta para sus responsables. Por un lado, se hace evidente la reducción de costes que supone respecto de un comercio con presencia física. Por otro lado, está la eliminación total de las fronteras en lo que se refiere al alcance de las ventas. En este mismo sentido, un negocio online tiene capacidad para estar disponible las 24 horas del día así como para ofrecer un trato personalizado y de calidad a cada cliente.
Por tanto, se mejora la atención al cliente con una mayor información y una comunicación más eficiente y se incrementa la capacidad de alcance al público objetivo por específico que sea.
Del mismo modo, el ecommerce también presenta una serie de ventajas evidentes para los clientes ya que se suele presentar como un negocio de carácter internacional, ofrece una mayor variedad de productos, los envíos son cada vez más eficientes, la información mucho más completa, la personalización efectiva y la comparación de precios más sencilla.
Como complemento, este tipo de comercios ofrece una alta calidad en el seguimiento de las compras y permite a los clientes compartir su experiencia para mejorar la información que reciben los compradores futuros.
Como futuro empresario, un emprendedor no debe perder de vista también una serie de inconvenientes que se encontrará al iniciar su negocio en Internet. La feroz competencia es una de estas desventajas, así como el coste elevado de los gastos de envío cuando el número de ventas aún es reducido. Por otro lado, será una tarea compleja la generación de confianza en los usuarios, así como la fidelización de clientes.
Distintos modelos, diferentes fórmulas
Tener claros los diversos modelos de negocio en el ecommerce es imprescindible a la hora de emprender para evitar la pérdida de un tiempo precioso. Esto es así porque el conocimiento es la mejor forma de optimizar los recursos y proyectar la empresa en la dirección acertada sin esfuerzos innecesarios que no llegan a dar el fruto deseado.
En general podemos apreciar tres modelos diferenciados que se detallan a continuación:
1. Tipo In House
El denominado modelo In House consiste básicamente en la posesión del control del negocio por parte de la compañía creadora. El resultado de esto es que los beneficios y el trabajo se generan por parte de la compañía y también se reciben en igual sentido sin beneficiarios secundarios o terciarios y sin participantes ajenos en la toma de decisiones.
Estamos ante una tipología de negocio que se hace especialmente interesante cuando el volumen de ventas crece y la experiencia se hace más profunda. La relación con los clientes es más productiva y directa y el desarrollo de la tecnología propia, así como la implementación de mejores procesos de producción se hacen notables.
La gran desventaja de este modelo es que resulta compleja para alguien que se inicia y que aún no cuenta con conocimientos acerca de las características y el funcionamiento del comercio digital.
2. Tipo Outsourcing
Según esta fórmula, la compañía creadora delega en otro profesional gran parte del control del negocio. Así, la explotación de los productos corre a cargo de un tercero que actúa como proveedor y que será el poseedor absoluto de las listas de clientes.
Como gran ventaja de este modelo está la rápida implantación del mismo con un bajo coste. Al mismo tiempo, no resulta necesario tener grandes conocimientos acerca del funcionamiento del ecommerce pero se pierde el control absoluto de las ventas y no se genera tecnología, sabiduría ni equipo estable dentro de la compañía.
Por tanto, se gana en rapidez pero se frena la proyección de futuro y el crecimiento como marca potente.
3. Tipo Integrated
Por último, hay que mencionar el modelo Integrated en el cual se mantiene el control del negocio, pero se delega parte de la gestión. En este ámbito se puede estar hablando de la administración de la logística, la parte tecnológica, los sistemas de pago o el diseño de las estrategias de marketing por parte de otra empresa que trabaja de forma autónoma bajo contrato con la compañía principal.
Con este modelo se puede mantener el total control de la explotación del producto, pero no es necesario cargar con el peso de todas las variables del negocio. Permite dejar en manos de expertos los factores clave del negocio para garantizar el buen funcionamiento de los mismos. De igual modo, se mantiene la relación con el cliente y la posesión de la base de datos con la consiguiente oportunidad de crecimiento de la marca.