Bran Stark: Profecía a prueba de vértigo

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Bran es el cuarto hijo de los Stark, un niño inquieto que desafiaba el vértigo entre los muros del castillo y que no cedía ante el miedo intrínseco de cualquier altura. Veía con gran admiración a los soldados, las justas y los combates eran su máximo ideal, ser un caballero era una meta a la que se aferraría para heredar su título.

Sin embargo, Bran empezó a dudar al ver las actitudes de la Guardia Real, la arrogancia y la búsqueda continúa de sangre nublaban el juicio de lo que debía ser correcto, los soldados traicionaban los ideales por los que luchaban mientras profanaban las tradiciones ancestrales.
El niño siguió preparándose para un futuro prominente, sabía que debía defenderse y librar sus propias batallas pero no sin antes seguir tentando su suerte desde las alturas. De un momento a otro cae desde lo más alto de una torre, contemplan el accidente como producto del infortunio y de algo propio de su edad, Bran pernocta en el limbo.
En medio de un estado de coma, empieza a tener sus primeras visiones, el Cuervo de 3 ojos le dice que podrá enseñarle a volar y se conecta con su impotencia, con la necesidad de poder seguir trepando, de ir más allá. Le advierte que ahora es un lobo atado con cadenas.
Bran despierta mucho después, consternado por la imposibilidad de no poder huir de sus responsabilidades, abnegado y frustrado a no poder moverse por cuenta propia recuerda el sentido simbólico de poder volar y trascender tal cual lo mencionó el Cuervo en sus sueños.
El factor de los muros nunca de ser una constante para el niño que ahora es un adolescente, presencia como su familia se extingue frente a sus ojos y las paredes que le brindaron libertad alguna vez se convierten en una prisión, se vuelve un rehén.
Más allá del peligro, empieza a descubrir sus habilidades, controla a su lobo y valora la libertad que había perdido, defiende a los suyos hasta el último respiro y contempla que su propia vulnerabilidad le podría costar no sólo su vida, sino el legado de su familia.
Viaja Más Allá del Muro y decide poner en riesgo todo lo que conoce para conseguir respuestas. El vértigo de las alturas se traslada a lo desconocido, a las voces de las almas perdidas y a entender que su respeto por lo ancestral se ha vuelto mucho más que una simple convicción.
Afronta su destino y conoce al Cuervo de los Tres Ojos, la sabiduría y el miedo colindan y se presentan ante el adolescente como un reto mayor, percibe a su padre mediante un susurro del viento, pero no lo entiende, todo su entorno empieza a carecer de sentido. Toma el control de Hodor, pero pierde el poder, cede ante el miedo y frente la incertidumbre.
Cuando despierta, Bran ya no es el niño, ni el adolescente que fue alguna vez. Sepultó quien fue en la Cueva, acepta su destino y percibe que puede ver más allá.
Se vuelve un ser superior, alguien apartado del poder y orientado al equilibrio natural. Trata de forma frívola a su familia, los mira como extraños y recuerda cómo pudo contemplar el dolor de los suyos. Bran ya no es Bran, sólo es un bosquejo del cuarto hijo Stark, es la sombra de un ente.
Bran escaló el muro, pero a cambio: vendió su alma al captor.

@Chdnk

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