A veces uno ama de más y la relación se rompe. A veces pensamos más en el «tú» o en el «yo» que en el «nosotros». A veces hacemos el amor y otras tenemos sexo. ¿Vemos la diferencia?
Nos engañamos, es peor cuando la misma historia que antes me hacía suspirar comienza a fastidiarme, me la sé de memoria y no quiero escucharla más.
Has dejado de ser adorable, me fastidia desde la forma en la que arrugas la nariz hasta el sonido raro que haces cuando ríes. Te conozco, desde tu color favorito hasta lo que prefieres de desayuno, esa información se tatuó en mi cerebro permanentemente.
Ya sé, en mis noches de ebriedad mi cerebro se seca y no recuerdo mucho, dices que hago y digo cosas que te hacen pensar que estamos bien. Tú sabes que el alcohol eleva mi libido y pido perdón porque no sé muy bien lo que hago, no es intencional, solo pierdo el control.
Me controlé mucho tiempo, lo siento, sabes que las cosas me aburren sobre todo cuando tengo que entregarme y el alcohol me gana. Unos beben y crece su confianza, se sienten mejor, socializan; yo bebo por no herirte, por volverme cariñosa y tratarte como mereces.
Has vivido mucho conmigo, lo siento, te he lastimado como los que estaban antes de ti me lastimaron a mí. Hice justo lo que prometí no hacer, has sido un experimento. El demostrarme que podía olvidar, lo siento fallé.
Sigo con las pastillas, con el alcohol; no quiero que me cuides y menos que veas cómo me destruyo a mi misma. Se llevaron algo muy mío y por más que lo he buscado, no sé dónde encontrarlo; caigo en apatía y no quiero que sufras conmigo.
Eres inteligente y amo estar contigo, pero discúlpame… me rindo.