Hace tiempo que veo vídeos de Lucía Camargo (@lucielovesyouuu), los encuentro frescos, reflexivos, depresivos en algunas ocasiones pero siempre inspiradores. Y es que ella no es una vlogger más, ella simplemente sube vídeos de sus escritos y cuenta experiencias, sin comedia, sin querer ser con ello popular.
Bueno, el otro día subió un escrito con el que me sentí bastante identificada. El texto lo pondré abajo junto con el vídeo por si quieren verlo, el punto es que me resultó digamoslo así, revelador. Me di cuenta que estoy pasando por una situación bastante similar y me di a la tarea de intentar escribir un texto nuevo. Uno de esos escritos que solía hacer pensando en esa persona y para mi sorpresa, no pude.
Ya no me sale nada, al menos no con su recuerdo. Y pensé ¿será que no lo pienso de la misma manera? A veces intentas escribir algo para alguien y descubres que ya no piensas en ella igual, que su recuerdo te sabe diferente, algo falta. ¿Qué falta? No sé, quizá amor, quizá esa chispa de lo que te hacía sentir tenerla cerca. Aún no logro descubrirlo. Unos lo llaman «mala memoria» o «ganas de tener amnesia», yo lo llamo «lo que no vale la pena recordar».
Solo sé que eso que sentía ya no esta ahí. Logré despedirme de ese fantasma que rondaba mi cabeza y con ello espero que de todo lo que conlleva esa imagen. Dije adiós porque di lo que tenía que dar, para los viajes es mejor ir ligero y bueno el camino que me falta recorrer no es corto y no quiero una maleta llena de piedras conmigo.
¿Te ha pasado? ¿Has pensado que nunca olvidarías y cuando menos te diste cuenta ya no sentías lo mismo? Es bastante raro, es como ver esa película de terror que tanto te asustaba y que de pronto salga el monstruo y hasta te de risa. Nada es para siempre, al menos hablando de este tipo de recuerdos.
Estoy convencida que después del primer amor llega el amor verdadero, el real, ese que te hace soñar, un amor maduro. Hoy camino, no tengo prisa de llegar a ningún lado, sólo se que hoy he olvidado todo. Empiezo con mi mente en ceros, reinicio el kilometraje y solo me queda desearme suerte. Y bueno no te confundas, era feliz contigo, pero sin ti también. ¿Y por aquello de tropezar con la misma piedra? No gracias, ya aprendí a patearla lejos de mi camino.