Hasta hace un par de años se hablaba de Mulan y Pocahontas como dos rarezas dentro del Universo Disney. Desde siempre, la compañía nos ha tenido acostumbrados a que los personajes principales femeninos estaban destinados a ser damiselas en apuros. Princesas en cautiverios que necesitaban ser rescatadas por un príncipe. Entonces llegaron Valiente, Enredados y Frozen y la historia cambió, hasta cierto punto. Estábamos viendo personajes femeninos en situaciones que exclusivamente ocurrían a personajes masculinos: eran heroínas. Pero Raya y el Último Dragón da otro paso más y este personaje valiente representa a una minoría racial.
Todos hemos sido niños y sabemos qué bien se siente vernos representados en la gran pantalla. Una mayor representación de diferentes culturas significa que más niños pueden aprovechar más directamente las emociones y conectar de una forma más profunda con la historia. Solo basta ver lo que ocurrió con Wonder Woman y Black Panther hace cuestión de un par de años. Siguiendo esa línea inclusiva y diversa está la película Raya y el Último Dragón que llega hoy a los cines y a Disney+ en su catalogo Premium, tratándose de una película cargada de emoción, diversión y una enorme inclusión racial que hoy más que nunca se vuelve necesaria.
¿De qué trata Raya y el último Dragón?
Hace quinientos años, se nos dice en un prólogo, los dragones se sacrificaron por los humanos cuando un mal místico llamado Druun pasó por las tierras de Kumandra y convirtió a muchos en piedra. Como consecuencia, el reino se dividió en facciones: Tail, Talon, Heart, Fang y Spine, que se tambalean perpetuamente al borde de la guerra.
Sisu (en la voz de Awkwafina), el único dragón que queda, no se ha visto en cinco siglos. Raya (con la voz de Kelly Marie Tran de Star Wars) es una joven Princesa cuyo padre (con la voz de Daniel Dae Kim) es el Jefe que espera unir todos los territorios. Sin embargo sus planes no salen según lo planeado y ha terminado convertido en piedra por lo que Raya se embarca en una peligrosa búsqueda para rastrear al dragón que ella cree que es su última esperanza. En el camino, Raya debe enfrentarse a su principal enemigo, una princesa de otra tierra, Namaari (Gemma Chan), quien es parte de la razón por la que las cosas salieron mal en primer lugar.
La película cuenta con el dueto de directores Carlos López Estrada (mente brillante detrás de la aplaudida Blindspotting) y el veterano de Disney, Don Hall (Big Hero 6), partiendo de un guion coescrito por el dramaturgo vietnamita Qui Nguyen y Adele Lim, coguionista de Crazy Rich Asians. El resultado es una aventura de fantasía de naturaleza sensible y maravillosamente imaginativa con momento que recuerdan a Indiana Jones y Kubo y las cuerdas mágicas.
La emoción va en aumento
Raya and the Last Dragón se toma su tiempo para calentar motores, lo suficiente para fijar las bases de la historia a un ritmo que no resulte abrumador pero que tampoco llegue aburrir. Pero una vez que Raya se embarca en su misión, las cosas mejoran considerablemente gracias, en gran parte, a la presentación de Sisu, interpretada por la maravillosa Awkwafina, que (por suerte) no intenta disfrazar su voz maravillosamente distintiva. Raya descubre que Sisu no es el héroe que está buscando, pero eso es solo parte del viaje.
La animación es impresionante; una fiesta visual cargada de fantásticos colores y paisajes artísticos. Es un compromiso y «Raya» es, sin duda, una fiesta visual. Y a medida en que la adrenalina en la historia aumenta, el potencial visual también asciende con grandes secuencias de acción.
Creo que lo único donde la historia queda a medias es en contar más sobre el enemigo Druun, una entidad amorfa de una especie de humo púrpura. ¿De dónde es y por qué necesita convertir a los humanos y dragones en piedra? ¿cuál es su historia de fondo? ¿Por qué se ve como lo hace?
Inclusión de verdad
Disney+ rápidamente se ha convertido en la competencia más directa de Netflix gracias a su catalogo de Pixar, Star Wards, Marvel y ahora… su material original. Esta vez la famosa empresa de Micky Mouse se carga de sentido común y por primera vez traslada a una de sus heroínas al sur del continente asiático. Ambientando la historia netamente con las culturas milenarias de la región y contando con un casting muy diverso.
Los actores de voz son geniales, especialmente Kelly Marie Tran de Star Wars como Raya y la encantadora Awkwafina como el dragón convertido en humano Sisu. Las bromas entre las dos son muy reales, divertidas y, sin embargo, a veces bastante conmovedoras. Hay momentos muy sensibles en la Raya y el último dragón junto con la acción y el humor que a menudo proporciona la mascota/transporte Tuk Tuk.
La investigación habitual de Disney sobre las culturas se muestra en todo, desde edificios hasta deliciosos platos de fideos y trajes diferentes pero relacionados. ¡Maravilloso! Cualquier preocupación de que esta película centrada en Asia se parezca demasiado a Mulan es infundada. Sí, las películas están protagonizadas por dos mujeres guerreras asiáticas decididas, pero sus objetivos e historias no son los mismos.
Otro triunfo de la película es su mensaje feminista y es que la película sabe muy bien como transmitir el mensaje de empoderamiento femenino pero de una forma bastante sutil aunque igual de tajante. Raya tiene la libertad de ser un personaje con carisma (inteligencia y audacia) sin que el guión lo grite todo el tiempo; lo sabemos porque no lo muestra, no, no los cuenta. Sin embargo, sí se hace eco de un mensaje sobre la confianza en una misma que hoy se vuelve necesario entre el público infantil y adolescente.
Además los tres personajes principales son todos femeninos: nuestra heroína, nuestra villana y la segunda líder al mando, la madre de Namaari (un personaje de mediana edad con la voz de Sandra Oh). La película se centra en dos mujeres jóvenes poderosas, decididas y hábiles que se ven obligadas a trabajar juntas y dejar de lado las diferencias por el bien de todos
- Incluso hasta este punto, su naturaleza de película de aventuras se mantiene; Raya no tiene tiene para indagar en una trama coming of age, no canta, no intenta complacer a su padre, y lo mejor: no hay una subtrama romántica. Raya se presenta como un personaje que por sus propios medio busca solucionar todos los problemas de su nación. Ese es su único conflicto. No hay aves parlantes. Lo que hay son ballestas y espadas. Las batallas y misiones en cada lugar separado, son visualmente emocionantes.
Raya y el último Dragón no solo es una película entretenida, carga de acción, humor y aventura, es una película representativa y muy necesaria que llega un momento justo.
Raya y el Último Dragón está disponible en cines y en el catalogo Premium de Disney+.