-¿Dónde está esa maldita zapatilla?, estoy segura que la dejé por aquí – busca como loca en el cajón de los zapatos – a no ser que mi pinche prima se haya puesto mis zapatos y los dejara debajo de la cama.
Como movida por un titiritero invisible, se agacha a buscar el zapato perdido, y lo encuentra más atrás de lo acostumbrado, se tiene que inclinar más de lo normal y cuando logra agarrar la valiosa presea siente un pequeño aliento en la mano, voltea la cabeza y ve unas luces pequeñas y amarillas, como unos ojos amarillos que la miraban fijamente, fueron unos segundos lo suficientes para atribuírselo a un desliz de la imaginación. Nada de que preocuparse.
Riiiiiiiiiin, Riiiiiiiiiiiiiiiin… Riiiiiiiin – suena el timbre.
Justo a tiempo – piensa Emily, se pone su zapatilla perdida y se apresura a bajar para irse de fiesta con sus amigos.
Ya en la reunión con unas copas encima, bailando y sin distinguir muy bien entre sombras y destellos, vuelve a ver esas luces por un segundo delante de ella, luego entre la gente que baila, la observan y lo sabe, pero no lo acepta es producto de su imaginación mezclada con el alcohol, una más y todo se olvidará dejaremos este mal momento atrás.
Llegando a la entrada de su departamento, sintió escalofríos atribuidos al exceso de alcohol en la sangre y al abrazo repentino de su pareja, entraron, ella se dejó conducir por él hasta el sillón que tantas veces antes había sido testigo fiel de su pasión entre besos ella empezaba a sentir cómo lo necesitaba cada vez más y él movido por una fuerza extraña se separó de ella, la contempló y le dijo con una voz que hace sentir frío al más valiente.
– Vaya que eres bella, hice bien en elegirte
Ella se quedó sorprendida, por la voz tan siniestra y por el hecho mismo de no sentir miedo, se acercó a él y abrazándolo por el cuello le dijo al oído:
– Por qué piensas que TÚ me elegiste a mí, querido Radna*.
Él se quedó sorprendido al ver la reacción de ella, se dejó abrazar y acariciar por su voz, incluso sintió cómo su piernas subían despacio entre sus muslos y demasiado tarde noto el dolor punzante que le penetraba por el cuello al tiempo que perdía fuerza en las piernas.
La desgraciada estaba chupándole la sangre, lo abrazó del cuello solo para paralizarlo, la pierna entre los muslos fue la distracción perfecta, él caía de rodillas, cedía y ella se volvía más fuerte, sonreía mientras le quitaba toda gota de vida.
Lo dejo seco sin brillo en los ojos, lo desechó como quien se deshace de una envoltura de un dulce, lo vio ahí… tirado sin fuerza, se acercó sonriendo, contoneando sus caderas, enseñando su viperina lengua se inclinó para comprobar que aún era consciente y le dijo:
– Perdóname hijo, pero hasta que los querubines estén subyugados y obedeciendo mis mandatos, ustedes no podrán andar por aquí como si fuera el patio trasero, no eres el primero que te sirva de consuelo, eres de los últimos a los que le hago esto, ya quedan pocos de ustedes, cada que les quito la vida, me vuelvo más fuerte, más inteligente, resurjo de sus cenizas y la estúpida raza humana confiando en que el mal se está acabando, idiotas que acomodo a mi antojo y disfruto a mi conveniencia – se ríe y los vidrios zumban– regresa a casa y dile a Lucifer que cuando el mar recobre lo que le pertenece, la tierra se deshaga de los parásitos que la destruyen, los animales reclamen su territorio y el cielo caiga a mis pies, desaté el Infierno porque este mundo será mío. Corre hijo lleva mi mensaje y te veo en un futuro no muy lejano – Concluyó su mensaje y metiendo su perfecta lengua en la boca de su hijo, le dio el beso que da la amante traidora en espera de la muerte de su amado y con ese beso le quitó cualquier resto de vida.
Lo dejó tirado, marchitado y sonriendo dijo… en un futuro no muy lejano.
*Radna: demonio creado por el odio, vanidad , envidia , lujuria, gula, pereza y avaricia de las personas, se decía que era el rey de los demonios, ansioso de sangre, se alimentaba de los corazones de las personas y de cualquier criatura que se metiese en su camino, se dice que era capaz de absorber a sus oponentes y además imitar sus apariencias y habilidades.