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  • Tu hijo ¿hace bullying?¿o lo sufre?

    Tu hijo ¿hace bullying?¿o lo sufre?

    Estaba leyendo ayer la nota sobre la estudiante Mixteca que sufrió severo ataque de bullying por sus compañeras en una escuela secundaria del DF, y lo primero que sentí fue mucha rabia por la situación tan falta de apoyo que ha vivido esta muchacha y su familia, y hoy quiero tratar este tema que será en varias partes y comenzaré por aquí:

    ¿Qué es el “bullying”?

    Según Wikipedia, el bullying es: “El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar, matoneo escolar o por su término en inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia, siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas. El acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia escolar. El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros”.

    Para mí el bullying es algo muy parecido, pero lo diré en otras palabras. El bullying es la manifestación de los no límites paternos y/o autoridades escolares. Los niños lo saben, y por esa misma razón, ni siquiera intentan acudir a ellos, porque en su mundo es una autoridad que no conocen.

    Las familias están tan desconectadas, que muchas veces los mismos padres no son capaces de reconocer un cambio de actitud en sus hijos, no se dan cuenta de señales de alerta que los mismos niños emiten al ser acosados, y lo atribuyen a veces a la pubertad o a problemas cotidianos.

    Ya no son aquellos tiempos en los que alguna diferencia con un compañero(a) se arreglaba con una pelea justa y ya; ahora los chicos son cobardes y se dedican a ejercer un tipo de abuso y tortura para poder proyectar el abuso que la mayoría de estos chicos sufren en su persona; es decir, el agresor es en su mayoría, objeto de abuso a su vez por un familiar cercano o “amigo” de mayor edad.

    Me dirijo a los padres de familia:

    ¿Qué estamos haciendo con el Bullying en México?

    “Amamos” tanto a nuestros hijos que por esa razón ¿los dejamos hacer lo que les venga en gana?

    ¿Es acaso una forma de calmar nuestra culpa por lo mal padres que somos, el hecho de atiborrarlos de cosas materiales que ningún valor moral poseen?

    El acoso escolar no distingue edad, ni posición social; cualquier chico o chica puede ser víctima de indiferencia e impotencia por parte de su círculo social de autoridad.

    Es una vergüenza que la sociedad actual no tenga respeto por ninguna institución, empezando por la familia, seguimos por el gobierno, lo mismo la iglesia.

    Es raro encontrar a un niño o adolescente que tenga alguno de estos valores.

    Estamos criando monstruos, la corrupción social ha llegado muy lejos; pero no se confundan, comenzó en los hogares y siguió a las instituciones, ahora está por todos lados, y nuestros hijos deben aprender a desarrollar habilidades sociales para poder enfrentar a una sociedad cada vez más enferma de impotencia y de poder. Extremos cotidianos en estas generaciones.

    Les estamos dejando a nuestros hijos, un mundo cada vez más polarizado, y al mundo le estamos dejando hijos cada vez más desenfrenados.

    Queridos padres de familia, tómense el atrevimiento de conocer un poco más a sus hijos, no les den un teléfono celular tan pequeños, ni acceso a las redes sociales si ustedes no están seguros de conocer a las personas que tienen por hijos.

    Recuerden que el amor de padres nos ciega y no nos deja ver los errores de nuestros hijos, tendemos a justificar el resultado de haberlos educado como hayamos podido; y lo peor, tendemos a culpar a todo el mundo menos a nosotros mismos y a nuestros hijos.

    Dependiendo de la edad que tengan es su responsabilidad de sus propios actos; no los libremos de los premios que merezcan, pero tampoco de los castigos que hayan ganado.

    De verdad, los premios no son cosas materiales; denles la oportunidad de pedir lo que realmente desean sus hijos, y si su respuesta son objetos materiales, cuestiónense por qué.

    A corta edad los niños sí piden juguetes pero su verdadera felicidad está en pasar tiempo con sus padres, juntos, jugando a las cosas que los niños disfrutan. Cuando piden y piden y no consiguen, entonces comienzan a voltear hacia otros lados como las cosas materiales, pero estas son actitudes aprendidas de la sociedad. En donde se premia más la marca de ropa que se usa, la colonia dónde se vive o la cantidad de dinero que se posee, en vez de los valores que la familia posea.

    Estamos haciendo mal, y las consecuencias las pagarán los seres que más amamos.

    El bullying no es otra cosa que uno de los monstruos que hemos creado y que se ha vuelto contra nosotros mismos. Y agárrense, que vienen cosas peores, estamos ante las puertas del caos y la anarquía, si no hacemos algo al respecto, lo que hoy sufrimos será poco a comparación de lo que viene.

    Yo me retiro hoy con estas dos preguntas para ustedes, ¿Tu hijo sufre de bullying? Y otra tal vez más importante: ¿Tu hijo hace bullying?

    Nos leemos pronto en esta semana para continuar con este interesante tema que es el bullying o acoso escolar.