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Simplemente Frida

 

“Yo solía pensar que era la persona más extraña en el mundo, pero luego pensé, hay mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en que yo me siento. Me la imagino, e imagino que ella también debe estar por ahí pensando en mí. Bueno, yo espero que si tú estás por ahí y lees esto sepas que, sí, es verdad, yo estoy aquí, soy tan extraña como tú.”

Con esto del mes patrio y todos sintiéndose muy mexicanos, aparte de haber hablado anteriormente de Chavela Vargas, obviamente debía hablar de nuestra querida Frida Kahlo.

La mujer de labios rojos, pobladas cejas, pelo azabache recogido en un eterno moño adornado con coloridas flores, de fuerte personalidad, independiente y rebelde, nació un 6 de julio de 1907 en la Ciudad de México bajo el nombre de Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, en la que hoy se conoce como La Casa Azul, ubicada en Coyoacán, México.

“Pies, para que los quiero si tengo alas para volar.”

A sus 18 años, Frida tuvo un accidente durante un viaje en tranvía; origen de serias fracturas y lesiones en la espina dorsal que la obligaron a permanecer inmovilizada en una cama. Accidente que originó más de treinta y cinco intervenciones quirúrgicas y que nuestra Frida entrara en el mundo del arte. Ya que para combatir el dolor y el aburrimiento, puso en práctica las clases de dibujo que había tomado en el taller de grabado de Fernando Fernández Domínguez.

«Nunca pinto sueños o pesadillas. Pinto mi propia realidad.»

Una mujer entregada y llena de pasión, de carácter y fuerte presencia. Características que usó para luchar por la vida y el amor. Una mujer reflejada en sus pinturas, arte donde ella plasmaba sus sueños, pesadillas y dolores a través de lo que mejor conocía: su rostro.

“El dolor no es parte de la vida, se puede convertir en la vida misma.”

Su trabajo fue conocido y celebrado en diversos círculos de artistas; cosa que la llevo a su otra gran pasión: el muralista Diego Rivera.

La pareja se conoció mientras Rivera trabajaba en un mural para la escuela donde estudiaba Frida, siendo este encuentro el origen del matrimonio entre El Elefante y La Paloma (llamados así por su apariencia física ya que él era corpulento y ella, frágil y delgada). Este matrimonio se rompió después de 10 años juntos, pero la pasión entre la pareja hizo que tiempo después se volvieran a casar. Para Frida, Diego era todo: «mi niño, mi amor, mi universo».

“Te quiero… gracias por que vives, porque ayer me dejaste tocar tu luz más íntima y porque dijiste con tu voz y tus ojos lo que yo esperaba toda mi vida.”

Fue Rivera quien construyó la imagen de Frida, sugiriéndole vestir con el traje tradicional mexicano  y con joyería exótica. Sin embargo, en esta historia de amor es bien sabido que Diego le era infiel a Frida, infiel incluso con Cristina, la hermana menor de la artista, pero ella no era mucho más fiel que él. Rivera le permitía todas sus infidelidades con mujeres más nunca con hombres. Otro de los dolores de Frida fue su imposibilidad de conocer la maternidad por su pelvis fracturada tras el accidente.

«Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida, uno en el que un autobús me tumbó al suelo… el otro accidente, es Diego».

Como artistas, la pareja se admiraba el uno al otro considerándose como los mejores de México. Cada uno se sentía orgulloso de las creaciones del otro a pesar de que su estilo era diferente uno de otro.

Diego amaba su arte, tanto como Frida lo amaba a él. Pasaba horas trabajando montado en andamios pintando temas políticos; Frida en cambio inmovilizada por su corsé o recostada recuperándose de sus cirugías pintando sobre sus sentimientos y reflejando su realidad. Capaz de con una sola imagen revelar su mente, su dolor y sus emociones.

“Quizá esperen oír de mí lamentos de ‘lo mucho que se sufre’ viviendo con un hombre como Diego. Pero yo no creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr.”

Frida decía que Diego era el “arquitecto de su vida” y él por su lado llegó a expresar de Frida: «Yo la recomiendo, no como esposo, sino como un entusiasta admirador de su trabajo, ácido y tierno, duro como el hierro y delicado y fino como el ala de una mariposa, adorable como una hermosa sonrisa, profundo y cruel como lo más implacable de la vida».

 

“Mi pintura lleva con ella el mensaje del dolor.”

Frida, apasionada por Diego, procurando siempre darle un hogar y atenderlo; amante de los animales como monos araña y perros, maternal con los niños. Gustaba de los chismes, chistes subidos de tono. Amable con su servidumbre al grado de tratarlos como familia y a los estudiantes como colegas. Alegre y apasionada de la vida, firme en sus convicciones y valores. Le encantaba bailar y estar en las multitudes, coquetear y seducir; sin embargo la soledad la llenaba y pedía a sus amigos y amantes que la visitaran.

“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior.”

Frida nos deja en sus obras ricas en colores, su vida misma plasmada. A veces fantástico, otras sangriento, a veces definido como surrealista, incluso dicho por el mismo André Bretón en su visita a México «El trabajo de Frida Kahlo es la mecha de una bomba«. Diego lo definía como realista y Frida prefería no etiquetar su trabajo. Ella decía que pintaba sensaciones, estados de ánimo, reacciones de la vida; alternaba la esperanza y la desesperación.

«No sé si mis pinturas son o no surrealistas pero, lo que sí estoy segura es que son la expresión más franca de mi ser.»

Frida muere a los 47 años un 13 de Julio de 1954, dejando como legado pinturas que representan su evolución como persona y artista, una serie de cartas a amigos y amantes y su diario. Su último año de vida, Frida estuvo sumergida en la depresión, ya que se le amputó una pierna por debajo de la rodilla debido a la gangrena; lo cual la llevó a un par de intentos de suicidio.

Finalmente Frida Kahlo murió en La Casa Azul; de su diario leemos sus últimas palabras:

“Espero alegre la salida y espero no volver jamás.”

Hoy en día,  su dolor y pasión,  es decir, las obras de Frida, recorren el mundo entero, su vida ha sido llevada al cine en varias ocasiones y su casa ha sido convertida en museo, visita obligada de los nuevos amantes de Frida Kahlo.

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