No hay nada más molesto que alguien te arruine una buena película en el cine con sus «brillantes» comentarios. 

Independientemente seas cinéfilo de corazón, se te ocurra ir al cine de vez en cuando con tus amigos o solo cuando sale una de esas películas que realmente te interese ver lo peor que te puede pasar es sentarte al lado de la típica “bolita” de gente comunicativa que decida justo en ese día y en esa función arruinarte la película por completo.

Creo que muchos estarán de acuerdo conmigo en que hoy en día ir a una sala de cine no es la cosa más barata del mundo y aunque es una de las mejores opciones para distraerte es horrible que todavía que pagas te toque soportar un narrador extra bastante molesto en la butaca de al lado.

En mi experiencia personal me he topado con dos tipos de personas:

Los de la segunda vuelta: Aquellas personitas que por equis razón ya vieron la película pero el amigo, la novia, el hermano o la mamá les piden que los acompañen a verla otra vez, y por buena suerte te toca tenerlo a un lado, esto no sería problema si no se les ocurriera lucirse en ese momento y contar cada detalle, cada expresión, quién se muere, quién se salva, quién es el malo en fin todo lo que pueden de cada escena, peor aún si les pasa por sus lindas cabecitas contarte el final cuando la peli apenas empezó.

Los expertos: Esa persona que “sabe todo de cine”, si te toca de vecino los reconocerás por frases como ¡qué efectos más chafas!, ¡uy si como si eso de verdad pasara!, ¡ya no tienen imaginación o que!, ¡hasta sin verla sabría lo que va a pasar!, ¡hasta yo podría hacer una película mejor! Total que se creen directores de cine y nada les parece, se la pasan quejándose toda la función.

Con esto no quiero decir que se queden mudos en la sala, es totalmente normal gritar, reírte o hacer bromas de lo que estás viendo en la pantalla pero por favor, como un servicio a la comunidad si ya viste la película o te parece lo más malo que has visto en tu vida, tienes varias opciones: sentarte en silencio a disfrutar de la película o simplemente desquitar lo de la entrada, y si no resistes las ganas de expresarte hazlo únicamente con la persona que te acompañe utilizando el nivel de voz más bajo que te sea posible, guárdatelo para ti o de plano mejor ni entres. De esta forma te evitarás que todos en la sala te estén callando cada rato, terminar cubierto de palomitas o en casos más extremos que alguien te aviente el queso que le sobró de sus nachos y créanme, si pasa.

Bueno gente con esto me despido, sé que algunos se sentirán identificados con lo que les acabo de compartir, yo soy Samantha y recuerden que para una buena convivencia el respeto a los demás es primordial, nos vemos en la próxima.