Sabias animaciones

No había visto un corto de Pixar en un largo tiempo, ni siquiera una película,  pero habría de ver alguna al estar con los pequeños de mis primos.

Creo que casi cualquiera en vida, con el sentido de la vista y con gusto por el cine vio en algún momento uno de estos cortos, y puedo asegurar que cuanto menos la mitad de los espectadores ha pasado un buen rato al verlos.

De seguro ya en la mente del lector se encuentra alguna escena, una de las que al correr dos o tres segundos ya se proyecta como un corto para humanos pequeños, débiles, nobles y sonrientes; niños. Ante ellos, pueden ser simples cortos con animales o juguetes graciosos que viven, en muchos de los casos, experiencias desafortunadas, aparentemente entretenidas. Pero noté, probablemente muy tarde, que la mayoría de estos cortos de Pixar iban al infinito y más allá, como  Buzz Lightyear, sólo que en sus interpretaciones.

Muchos de los cortos que vimos no requerían reflexionarse tanto para notar que contaban con al menos una enseñanza, y esta no debía pensarse tanto  para ser comprendida. La lección se encontraba implícita en las desgracias o fortunas que llegaban a vivir los personajes, sobre todo los principales. Eran enseñanzas muy trilladas pero no por ello menos útiles para la vida. ¿Aprenderán algo los niños que las ven? Es de suponerse que, de ser así, los cortos podrían ser vistos como fábulas. Reemplazar a estos métodos de enseñanza con animaciones casi mudas no parece un futuro tan distante, mucho menos ahora que la producción de animaciones puede llegar a estar en manos de todo aquel que tenga una computadora y sepa manejar los programas como Blender, Flash y demás. Podrían las animaciones de este tipo ser de autores anónimos o no tan reconocidos como lo habían sido muchas fábulas, y compiladas o “reescritas” por empresas como Pixar; serían vistas en Internet como las fábulas solían ser escuchadas de las voces de sabios ancianos y adultos.

Pero, regresemos al presente y a los cortos de Pixar.

El juego de Geri

Uno de mis favoritos, si me lo preguntan. No por lo que indica, ni por la música o el tema; simplemente uno de mis favoritos.

En este corto se muestra a un anciano en completa soledad en un parque rodeado de árboles, estos con un toque otoñal,  toque que al combinarse con la senectud, puede parecer dramático, triste; pero la situación no se proyecta así.

Geri (imagino es el nombre del anciano) prepara un tablero de ajedrez y hace un movimiento, después del cual, se percata de su soledad; es el único humano en el parque. El hecho de estar solo no lo limita: se pone de pie, toma su bastón y, a la velocidad de los ancianos, llega al otro extremo de la mesa, e interpreta a otro jugador; ahora uno que aparenta ser muy confiado y burlón, contrario a Geri, quien parecía más desidioso. Hace su movimiento y regresa a ser el primer jugador. Continúa con su traslado de un lado a otro  y su drástico cambio de personalidad durante los siguientes minutos y horas. Con facilidad, el segundo Geri acorrala al primero, el cual no sólo había perdido todas sus piezas (a excepción, obviamente, del rey), pues también se encontraba en jaque.

Geri 1 no se iba a dejar vencer, y se le ocurre fingir un infarto, lo que distrae a Geri 2. Mientras Geri 2 está distraído, Geri 1 gira el tablero de tal manera que él queda en poder de las piezas negras y pasa de estar en jaque a la victoria.

Es interesante cómo se divierte un anciano con tan solo salud, sentido del humor y un tablero de ajedrez (además de los conocimientos de las reglas del ajedrez), nos habla de la sencillez con la que se entretiene y lo poco que necesita para pasar unas horas de felicidad.

El mundo está como si eso faltara cada vez más. Los miembros de las nuevas generaciones son (o somos) cada vez más difíciles de complacer; mientras Ed, Edd y Eddy con tener un caramelo eran felices, muchos niños que viven bien se quejan y piden artefactos innecesarios (e inadecuados para su edad), se notan difíciles de satisfacer. Artefactos como tabletas, smartphones, laptops, a los cuales no les saben sacar más provecho que un inútil y aburrido “entretenimiento”. Esto se extiende hasta personas de mi edad y más allá, debo recalcar.

Tantas facilidades de entretenimiento llegan a tener, que de estar entretenidos se aburren, se fastidian. Antes, para divertirse o entretenerse, no hacía falta más que un cuarto, energía y creatividad para esconderse; o un patio amplio y otras personas con las cuales jugar a “las traes”. Ahora necesitamos un dispositivo móvil, una conexión a Internet y cuentas en varias páginas o redes sociales.

Quizá podríamos aprender mucho de Geri; él requirió de un modesto equipo, salud y nada más para divertirse por varias horas.

Tenemos miles de alternativas a las consolas de video y smartphones; hay cientos de juegos que quizá no sirvan tanto para desarrollar destreza o habilidades, pero que sin duda nos ayudan a pasar un buen rato.

Pajaritos

En este corto, se aprecia la llegada de algunos pájaros a un cable de luz para reposar. Comienzan a pelear por un accidente, sin poder disfrutar de su estado de reposo. De pronto llega un ave extraña y singular e interrumpe a los pajaritos; ellos se mofan de su curioso aspecto pero él no se percata de esto o lo ve como un acto amistoso. El ave chistosa se pone en medio de los pajaritos, lo que a ellos no les agradó del todo.

Dos de los pajaritos descubren que si picotean suficientes veces las patas de la otra ave, esta caerá. Proceden a hacerlo, y reciben el apoyo y porras de parte de los demás; no se dieron cuenta hasta muy tarde que la descompensación del peso tan repentina que vendría con la caída del ave rechazada haría que el cable (que por el peso del ave se había hundido) los disparara como si fuera el elástico de un arco. Karma para algunos, física básica para otros.

Esta animación puede tener variadas interpretaciones; considerando la totalidad de los factores podemos entender que, antes de llevar a cabo una acción, deberíamos reflexionar sobre las posibles consecuencias, tanto positivas como negativas para, por lo menos, estar preparado para lo que pueda suceder.

Desde otro punto de vista más general, se puede comprender que en ocasiones hay “males” o incomodidades que debemos soportar, o que, en cierta manera necesitamos. Males sin los que estaríamos peor, o de los que no nos podemos librar sin terminar peor.

Una última interpretación funciona si rechazamos el resultado, es decir, lo mal que le fue a los pajaritos. Nos indica que un grupo unido puede llegar a sus metas, aun cuando no se participa en las acciones que encaminan a la meta, pero se le brinda apoyo a estas, los resultados llegan con mayor facilidad.

El hombre orquesta

Un robusto varón cargado de tambores y trombones nota a una niña con una moneda en su mano, y más que a la niña, nota a la moneda. Por dinero, comienza a interpretar música sencilla, suave y agradable con sus instrumentos, con tal de que la niña le dé su moneda. Al poco tiempo llega un hombre escuálido y cargado de instrumentos cordófonos, e interpreta una pieza más llamativa que la del primer músico, con lo que logra llamar la atención de la niña, y por poco, su moneda. Se da un conflicto entre los dos, cada vez interpretando piezas más complejas y más fuertes, piezas que cada vez se alejaban más de ser música y eran un caótico ruido, y eran interpretadas al mismo tiempo. Ese mare mágnum de notas provoca un pequeño accidente, y la niña pierde su moneda. Con furia y tristeza, toma uno de los instrumentos e interpreta una pieza agradable, por la cual recibe cientos o miles de monedas.

Una enseñanza con cierta similitud a la de los pajaritos: el deseo del hombre orquesta lo hizo perder la oportunidad de alcanzarlo.

Quizá nos quiera indicar el saber cuándo abandonar un camino, o tener cuidado con nuestra ambición, pues puede ser la misma que nos aleje de la meta. O quizá tan sólo saber en qué manera persistir, más que darnos por vencidos a tiempo.

¿Qué hubiese pasado si se hubiesen unido? Imagino que pudieron haber atraído a más gente, habría sido un organizado y disfrutable espectáculo callejero, habrían ganado mucho  más que aquello por lo que competían; pero optaron por el egoísmo o jamás pensaron en alternativas.

            Maravilla la amplia cantidad de interpretaciones que se le pueden dar a estos cortos; me gustaría llegar a ver la utilidad que tendrían si se utilizaran como solían utilizarse las fábulas.

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