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Reír llorando

De poetas y locos todos tenemos un poco.

Si bien tengo más de loca que de poeta, de poesía se lo mismo que de autos, NADA. Mi entendimiento se limita a la pasión con la que declaman un poema, verso, soneto o lo que sea de su preferencia.

Y cómo hoy mi locura solo me dio para recordar a aquel que ríe llorando les dejo las palabras inmortalizadas de Juan de Dios Peza en el sentir del gran Garrick:

 

Viendo a Garrick -actor de la Inglaterra-
el pueblo al aplaudirlo le decía:
“Eres el más gracioso de la tierra,
y más feliz…” y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores 
en sus noches más negras y pesadas,
 iban a ver al rey de los actores, 
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
 llegóse un hombre de mirar sombrío:
 sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
 como esta palidez del rostro  mío.

Nada me causa  encanto  ni  atractivo; 
no me importan mi nombre ni mi suerte; 
en un eterno spleen muriendo  vivo,
y es mi única  pasión la de la muerte.

-Viajad y os distraeréis. -¡Tanto he viajado!
- Las lecturas buscad. -¡Tanto he leído!
- Que os ame una mujer. -¡Si soy amado!
- Un título adquirid. – ¡Noble he nacido!

-¿Pobre seréis quizá? – Tengo riquezas.
- ¿De lisonjas gustáis? – ¡Tantas escucho!
- ¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas.
- ¿Vais a los cementerios? -Mucho… mucho.

-De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
-Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.

Me deja -agrega el médico- perplejo
 vuestro mal, y no debe acobardaros; 
tomad hoy por receta este consejo
“Sólo viendo a Garrick podréis curaros”.
- ¿A Garrik? – Sí, a Garrick… La más remisa
 y austera sociedad le busca ansiosa; 
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
-¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro;
 Él sí; nada más él; más… ¿qué os inquieta?
- Así – dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrick!… Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
 sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! 
¡Nadie en lo alegre de la risa ríe,
porque en los seres que el dolor devora
 el alma llora cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto, 
y también a llorar con carcajadas.

 

Imagen de: http://entrayveras.org/actualidad_foto.php?id_actualidad=12715&id_imagen=32108&pie=

 

 

 

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