Este filme del 2002, hace más que recordarme al adorable Nicholas Hoult antes de volverse un zombi adolescente enamorado y medio podrido, esta película me llena de nostalgia por el pequeño Marcus y su vida más extraña que aquellos zapatos horribles con que iba a la escuela.
Basada en el libro del mismo nombre de Nick Homby, los hermanos Weitz nos regalaron la encantadora historia de un niño marginado de una madre con tendencias suicidas y de un pseudoadulto dedicado a hacer absolutamente nada más que gastar frívolamente el dinero de las regalías de su padre, que se volvían amigos casi a fuerzas por mentiras y unas ganas desesperadas de huir de la realidad.
Un pato muerto, canciones de rap, una madre hippie, Killing Me Softly, padres solteros y villancicos.
Hugh Grant, como Will, aumentaba un poco más la realidad de esta historia, visto como el mujeriego preferido de Inglaterra y el pequeño Nicholas Hoult con corte de hongo y hoyuelos en las mejillas a quien definitivamente podías ver como el chico raro de la escuela que siempre resultaba atormentado por los demás.
La historia nos llevaba de la mano de ellos dos y de la histérica y depresiva Fiona (Toni Collette)y su crecimiento y descubrimiento como personas, en las que, para sorpresa, había más que aprender del pequeño Marcus que de los demás.
Un optimismo que rogaba por salir, ganas de aprender e intentar que las personas que le importan, sean felices.
About A Boy es una película divertida, cursi y con referencias a la cultura pop que, además, te deja un tremendamente buen sabor de boca.
Por si se les antoja una tarde de éstas recordar lo que se siente tener doce.