¿Crees que alguien puede amarte como yo lo hice? Tan intenso, tan real, tan libre. Así tan dispuesto a darlo todo por verte feliz, por tu sonrisa. No, no sabrán darte la delicadeza en el momento justo y la rudeza necesaria justo donde era necesaria. Lo sabes, lo sé.
Esto fue amor, el más puro y desinteresado, de los que perdonan y olvidan, de los que pueden empezar de cero. Amor de los que hacen maravillas por sentir lo real, lo intenso y lo necesario.
Hablemos de cosas locas, como mi corazón roto y mi forma de escribir poemas con mis labios en tu espalda. Te contaré de mis intentos de salir al mundo, de enamorarme sin pensar y de mis días sin ti.
No sabrán guardarte entre versos ni encontrar el pliegue de tu beso secreto. Porque tu tienes mi lugar favorito justo entre tus brazos y porque me arriesgué a amar sin medida. Quizá ese fue el error amar sin medida y sin control.
Contemos esas noches que nos dormimos hablando por teléfono, las cartas y las fotografías; esos días en que terminábamos besándonos y jurando que estaríamos juntos toda la vida. Los sueños y las rosas, esos detalles tan míos, tan nuestros.
No sabrán entender esa sonrisa torcida, esas manos que no puedes controlar cuando te pones nervioso, tu forma de hacer el amor en posiciones que todavía nadie ha inventado. No sabrán ver tu corazón y entender los desafíos de quererte tanto, levantarte el ánimo todos los días y lo hermoso de tomarte de la mano y ser feliz.
Olvidamos amar, amarnos y empezamos a medir todo. Lo siento, dejemos de pensar y devuélveme mi vida, esa que robaste con tu mirada, el aliento que me hace falta y te llevaste con tu beso. Tú y yo sabemos que nos pertenecemos.