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México entre marchas, reformas y algo más.

¿Hasta cuándo vamos a permitir esto? Decimos y pensamos todos cada vez que suceden cosas como las que vive nuestro México hoy en día, con mayor frecuencia nos encontramos frente a las puertas de la desesperación y la impotencia, entremezcladas están aquellas personas que luchan por una vida mejor, por una causa justa, con otras de doble moral y dudosa calidad humana. El resultado ha sido nulo, aunque cerraran Televisa, echaran atrás las reformas educativa y hacendaria, los corruptos y mal vivientes siempre encontrarán la forma de idear una «tranza» más.

¿Hasta cuándo seguirá sucediendo ésto? Hasta que lo permitamos, podrán contestarme, pero ¿estamos conscientes de lo que es necesario? Mucho se ha dicho acerca de las estrategias de cambio, un nuevo gobierno, una nueva educación, una nueva rebelión.

Pero ¿y si esa propuesta necesita algo más? qué tal que no se trate solo de hacer algo nuevo, sino de dejar de hacer algo muy común, un hábito muy arraigado que la mayoría de nosotros solemos cargar como forma de vida: El Consumismo.

Todo se reduce a dinero, a poder, a bienes y apariencias como forma de vida. Esta sociedad está basada en dinero y no en valores, grave error, por cierto. Todos alguna vez hemos dicho que todo está muy caro, el dinero no alcanza, hay que trabajar más. Y entonces las necesidades se confunden.

¿De verdad necesitamos 3 iphones? dos tabletas, un bluray en cada cuarto, varias consolas de video juegos…y eso no es todo. No es solamente el comprar los aparatos, o los 2 o 3 coches, también es mantener su uso, pues ya hecho el gasto, hay que desquitarlo, no? El plan con internet para los celulares, las aplicaciones para las tabletas, los juegos y películas para los DVD o Bluray, los servicios y gasolinas para los autos, y así una interminable lista de obligaciones, que llegado un momento nos empiezan a ahorcar.

Por supuesto hablo de una parte de la población, hay algunas personas que no pueden darse el lujo de tener un smartphone y mucho menos con internet, no tienen un auto y tampoco gadgets de lujo. Y también están las personas a las que no les es tan difícil mantener un estilo de vida como el que menciono, ni uno más alto tal vez.

Lo que trato de hacer reflexionar es, que si observamos el efecto dominó que desencadena el consumismo que llevamos a cabo hoy en día, invariablemente afectaremos con ello a un sector de la población. Al ir creciendo este efecto dominó, irá afectando cada vez más a secciones más grandes, como lo vemos hoy en día.

Tal vez la solución, además de educar nuevas generaciones con valores, sea inculcar con el ejemplo del no consumismo, también y desde ahora.

Hagamos un gran examen de conciencia y tratemos de evitar que el consumismo nos arrastre; es muy agradable disfrutar de lujos y comodidades, juguetes y distracciones, pero ¿es necesario hacerlo al nivel que lo manejamos hoy en nuestro hogar? ¿en nuestra persona?

¿Qué tanto podría mejorar nuestra vida, nuestro bolsillo si dejamos de depositar nuestras satisfacciones en cosas que solo el dinero nos consigue?

Yo no digo que sea fácil, yo lo he vivido; el desprendimiento de un bien me ha sorprendido al grado de hacerme las preguntas que hoy escribo aquí. Si dejáramos de comprar tantas cosas y sobre todo al ritmo que hoy lo hacemos, tal vez la economía se viera en la necesidad de invertir en cosas que sí nos sirvieran a mejorar nuestra calidad de vida, como la educación, la alimentación o el deporte como parte de nuestras vidas y no solo como un espectáculo que llene los bolsillos de quienes lo brindan, únicamente.

Son muchas cosas las que hay que trabajar al mismo tiempo, valores, moral, responsabilidad, pero también dejar de hacer algunas que hoy hacemos, consumismo, materialismo, superficialidad.

Nos está llegando el agua al cuello y es el momento perfecto para pensar en serio nuestra situación personal.

Como siempre, esta es sólo mi humilde opinión; yo también estoy cansada de las injusticias, de los robos, las marchas y de muchas cosas más. Y me pongo a pensar en qué medida yo, sin darme cuenta tal vez, he contribuido a estar en donde está hoy mi país, mi familia, mi gente. Finalmente lo que hagamos o dejemos de hacer nos afecta a todos, es hora de tomar responsabilidad y no dejar de buscar soluciones hasta encontrar la que nos saque de este enorme agujero.

Excelente tarde.

2 COMENTARIOS

  1. El problema es nuestro pensamiento actual en relación a los recursos naturales y bienes de producción. Siguiendo lo que manejas en tu artículo: Los aparatos viejos deberían ser regresados a la fábrica que los proveyó para que a partir de ellos se creen los nuevos, tal como de manera natural lo hacen los árboles. Me explico, un árbol no crea desperdicios que van a permanecer por décadas o siglos, ya que sus hojas muertas del año pasado, alimentan a las nuevas en éste, y las de éste al del próximo, en un ciclo continuo, sin consumo de nuevos materiales, ni desperdicio del que ya se tiene. Debemos pensar, desde cual va a ser el destino de la envoltura de un dulce que nos comemos, hasta a donde va a acabar el viejo refrigerador que cambiamos. Nadie se pone a pensar en eso. No debiera existir la basura, porque en la naturaleza el polvo y hasta la gota de rocío tiene su objetivo.

    • Concuerdo que generamos un equilibrio enorme en la vida. Uno de los tantos problemas de pensamiento, como tú dices. Urge comenzar a revertir el daño hecho. Gracias por leer y por tu valiosa opinión, Luis.

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