Las nuevas tradiciones navideñas en mi casa que incluyen a un par de miembros más en la familia (mi novio y Leonora, la nueva mascota) pasaron a volver esta fecha que por lo regular sólo se resumía en mamá, Tabata y yo, en algo mucho más interesante.
Este año, acompañando a la preparación de la cena (que gracias a dios ya no me toca a mí solita), vinieron Los Munster.
Esta simpática serie que empezó sus emisiones en 1964 y nos cuenta las aventuras de una familia americana tradicional con los padres, dos hijos y el abuelo, con el pequeño y casi insignificante detalle de que, al menos la mayoría de ellos, son monstruos. Fue presentada como una parodia tanto de las películas de horror de la Universal, como de las sitcom familiares que inundaban la televisión estadounidense, y se volvieron una familia icónica no sólo de la televisión, sino de la cultura popular.
Herman, un monstruo de Frankenstein y padre de familia que trabaja en una funeraria; Lily, una vampiresa ama de casa y madre devota; Eddie, el pequeño hombre lobo travieso de la familia; el Abuelo, un vampiro de la aristocracia rumana e inventor; y Marilyn, sobrina de Lily y la abominación de la familia que es simplemente una chica común y corriente.
Pese a ello, esta familia es una de las más queridas de la televisión, pues con todos sus detalles macabros, lograban plasmar los problemas de cualquier otra familia: trabajo, escuela, vacaciones…
Creada por Allan Burns y Chris Hayward, esta serie tuvo setenta episodios, y fue cancelada en 1966 cuando su reting cayó de golpe al estreno de la serie de Batman, que era completamente a color. Aún así, sus personajes permanecen entrañables y divertidos, con situaciones con las que nos podemos relacionar aún hoy.
Recientemente, en 2012, se intentó hacer un remake de la serie, llamado «Mockingbird Lane» (en relación a la dirección donde vivían los Munsters originales: Mockingbird Lane 1313), pero los cambios realizados a los personajes y la forma en que fueron manejados, no lograron atrapar ni al público ni a los productores, por lo que todo quedó en el piloto.
Si tienen la oportunidad de verla, háganlo, no se arrepentirán, pero sí se divertirán un buen rato.