El pasado 28 de mayo se dio a conocer los resultados del informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) titulado: “¿De qué va la vida?”. Dicho informe muestra parámetros de bienestar que definen las condiciones de vida de la población de los 34 países miembros. Un parámetro nuevo en el informe es la felicidad, la percepción que los habitantes tienen de las experiencias positivas y negativas que les ocurren.
La OCDE es considerada “el club de los ricos”, congrega a las naciones más altamente industrializadas con el fin de definir e implantar políticas públicas entre los miembros. México es integrante de este organismo desde 1994, ingresa justo al final del periodo salinista.
En términos generales, México califica muy por debajo del resto de los países integrantes, por ejemplo, el mexicano promedio tiene un ingreso anual por debajo de la media de los ciudadanos de los otros países miembros y tiene que trabajar más horas. En renglones como educación, equidad de género, esperanza de vida, confianza en las instituciones y confianza en sus compatriotas también califica por debajo de la media.
El informe también deja claro que existen algunos indicadores en los que México calificó por encima de la media de los países miembros: es el país con mayor número de homicidios por cada 100 mil habitantes, él más alto en número de asaltos y califica entre los más altos en su nivel de felicidad.
En México somos felices. Compartimos ese sentimiento de “satisfacción por la vida” con Australia, Suecia, Canadá, Noruega, Suiza, Estados Unidos, Dinamarca, Holanda, Islandia y Gran Bretaña. Sin importar que los parámetros indiquen un evidente rezago frente al bloque que integra la OCDE ¿Por qué?
¿Cuál es el motor de la felicidad?¿El bienestar material, el acceso a servicios públicos como salud y educación de calidad no son importantes para ser felices?¿La violencia que se ha desatado sobre nuestro país no nos impide sentirnos satisfechos?¿La inseguridad, la falta de confianza en las instituciones no son impedimentos para sonreír?
A veces no comprendo cómo ante un panorama tan gris la gente se siente feliz. Esto lo comenté en redes sociales y un amigo mencionó algo que estaba pasando por alto: La felicidad se basa en la ignorancia, en el desconocimiento, los mexicanos somos (los números no dicen lo contrario) ignorantes, desinformados, analfabetas funcionales. Y aunque me resistía a darle la razón, no tuve más que concedérsela. En México nos importa más un partido de futbol que la calificación de un proceso electoral, en México nos quejamos de todo, pero señalamos a quienes se manifiestan y protestan antes de analizar el porqué. En México le decimos a nuestros hijos “lee” pero nunca nos ven con un libro en la mano.
Me viene a la memoria cuando, siendo presidente, Vicente Fox le dice a una mujer durante un acto que si no lee los periódicos viviría más contenta. O la escena del actual presidente en la feria del libro donde no pudo mencionar 3 libros que hubiese leído. Si esto lo vemos en las figuras de la más alta esfera de poder, ¿Qué esperamos de los ciudadanos de a pie?
Más sobre el tema en la red:
http://www.jornada.unam.mx/2013/05/29/economia/028n2eco
La imagen es de http://static.freepik.com/foto-gratis/smile_21067471.jpg
Es lindo, aunque muy extraño, debido a qué, si suponemos que Australia, Suecia, Canadá, Noruega, Suiza, Estados Unidos, Dinamarca, Holanda, Islandia y Gran Bretaña, tienen ese sentimiento de «satisfacción por la vida», y le añadimos que muchos de los antes mencionados, no son ni ignorantes, mucho menos desconocen, entonces estaríamos diciendo que a la mejor, la premisa de «la felicidad está basada en la ignorancia y la desinformación», se viene abajo… La felicidad es un estado mental que no radica, ni en el conocimiento, ni en la educación, ni en la salud, ni en nada de eso, sólo es un estado mental que uno adopta a pesar de las circunstancias, si a esto le añadimos que podemos crear un mejor «México», más culto, más organizado, mejor en equidad (de todo tipo), entonces la llevamos de gane, la construcción comienza con uno sólo.
Para mover la montaña, lo primero que debemos hacer es dirigirnos hacia ella»..
Un saludo caluroso, y rica lectura…
MAMF (CZY)
Gracias por tu comentario Marco, saludos.