Hoy en día se ha hablado lo suficiente sobre el debate de la legalización de la marihuana, este mismo ha estado desde el sexenio de Fox, el cual dijo “no”, hoy en día el expresidente quiere convertirse en el “Rey de la Marihuana”, y se ha rodeado de expertos que le indiquen los pros y los contras y hasta ha organizado un “Congreso” para dar su punto de vista y convertirse nuevamente en un “afamado empresario”.
El día lunes 22 de julio la columna de Lydia Cacho en el universal, indica que Vicente Fox ya siembra “Hemp” en su afamado rancho, la cual está reglamentada a nivel mundial que no debe madurar para contener altos índices de THC (Tetrahidrocannabinol), pero si para producir diferentes productos.
De la misma manera el jefe de gobierno del DF, se pronunció en favor del debate de la legalización de la marihuana, e instó a la ALDF (Asamblea Legislativa del Distrito Federal) a que en el próximo periodo ordinario de sesiones (después de las consultas vecinales del 1 de septiembre) sea analizado.
Todo esto que se esta llevando a cabo considero que no tiene razón de ser y tampoco solucionaría los problemas de inseguridad, tráfico o cualquiera otro, la justificación es tan simple como el ejemplo en Uruguay, hablando del continente Americano y Holanda por parte del continente europeo; México tiene hoy en día un retraso abismal en todos los ámbitos económico-financieros y qué decir en aspectos sociales, mismo que incluye la salud, no existe hoy en día una cobertura de salud “básica”, ¿cómo es qué se pretende construir una sociedad “junkie” o enferma cuando no es posible atender ni siquiera enfermedades comunes?
En los casos antes expuestos, Uruguay tiene un siglo de políticas de droga, si leyeron bien son 100 años de tener en consideración la creación de órganos reguladores y de control, así como proyectos de investigación para darle “buen uso” al cultivo de la mencionada planta, y qué decir de la delimitación de proporciones y cantidades, sociedades, licencias y claro la difusión de los sistemas de salud para salvaguardar el bienestar de la población en general; y una instancia muy importante la cero difusión mercadológica del producto, algo que les fascina a los empresarios ambiciosos de este gran país.
Y el caso de Holanda es una referencia mucho peor en comparación con México, tiene 37 años que se instauraron los Coffe Shops, pero que hay detrás de la total apertura al THC, que debe tener máximo 11% de sustancia activa después de eso se considerará dura y quebranta la ley; Holanda fue calificado como número uno en el ranking de excelencia global sanitaria, de acuerdo a la página: “tanto la financiación como la prestación de servicios es de gestión privada. Lo que el Estado hace es regular y controlar, dejando que el resto lo hagan profesionales”, esto significa que tiene excelentes calificaciones en:
a) derechos e información a los pacientes,
b) accesibilidad,
c) resultados o diagnósticos,
d) prevención y medición de servicios prestados y,
e) uno muy importante el farmacéutico.
En México, no tenemos ni las garantías ni los medios para poder soportar las implicaciones de la legalización del estupefaciente, el país y los estados necesitan solucionar los problemas más básicos antes de querer llegar a tales circunstancias, lo único que lograrán es tener una sociedad ya no sólo enferma, sino socialmente fuera de sitio e insuficiencia de atención en cualquier aspecto de salud, sea de tratamiento, psicológico, psiquiátrico, e inclusive en aspectos de seguridad para la demás población. No bastan estudios, debates o cómo se le desee denominar, requiere de todo un plan maestro de alcance nacional con una inversión cuantiosa y que sea considerado por todas las autoridades implicadas en todo el camino de la legalización.