Inicio ENTRETENIMIENTO La relación tóxica de Diana y Carlos ¿fue una historia de amor?

La relación tóxica de Diana y Carlos ¿fue una historia de amor?

La relación tóxica de Diana y Carlos
La relación tóxica de Diana y Carlos

La relación de la Princesa Diana y el Príncipe Carlos, acaparó la atención en diciembre del año pasado, a pesar de que han transcurrido ya casi más de veinticinco años desde que la pareja terminó su matrimonio legalmente. Este resurgir del interés popular en los royals, fue gracias a la cuarta temporada de The Crown (que hablaremos de ella más adelante) que se centró en gran parte en la relación tóxica de Diana y Carlos. Sí, no hay otra forma de definirla.

Pero ha sido tan grande el interés del público en la fragmentada pareja que incluso muchos aseguran que Tolerate it, la canción número cinco de evermore, el disco de estudio más reciente de Taylor Swift, está inspirado en el tórrido ¿romance? Líneas como “You’re so much older and wiser” (“Eres mayor y más sabio”) o “I take your indiscretions all in good fun” (“Tomo todas tus indiscreciones con diversión”), interpretando por “indiscreciones” al infamo romance que Carlos mantuvo con Camila Parker-Bowles antes, durante y después de su matrimonio con Diana.

La relación tóxica de Diana y Carlos

Pero ¿realmente fue así de complicada y tóxica la relación de Diana y Charles? Me temo que sí. Este año se cumplen cuarenta años de aquel matrimonio que pareció sacado de cuento de hadas pero que escondía una historia de terror.

Amores equivocados

La historia comienza con Carlos quien un día conoció y se enamoró perdidamente de Camila. Y Camila de él. Pero la familia Real no aprobaba la relación así que la Reina Madre y Louis Mountbatten, junto a los padres de Camila, planearon el matrimonio entre Camila y Andrew Andre Parker-Bowles, quien mantuvo una relación (no tan) a escondidas con la Princesa Ana, la hermana de Carlos. Matando así dos pájaro de un solo tiro.

Via Insider: Thomas/Popperfoto/Getty Images

El reloj de Carlos seguía andando y aunque el amor de su vida ya estuviese casada, él seguía necesitando alguien a su lado para compartir el peso de la corona. Por consejo de Mountbouten,  el Principe de Carlos empezó a salir con jóvenes vinculadas a la monarquía británica, entre esas, Sarah Spencer, hermana mayor de Diana. Para entonces, Diana era una jovencita, aun menor de edad, que “trabajaba limpiando la casa de su hermana y como asistente en un jardín de niños”. En resumidas cuentas, Diana era joven, hermosa, impoluta y, presuntamente, con un cierto interés en el Príncipe. La brecha entre edades (trece años, exactamente) no importó. Ni para ella, ni para él. Ni para la familia Real. Esa misma juventud serviría para adiestrar a quien se convertiría en la próxima Reina de Inglaterra. Todo suena perfecto ¿el único detalle? El príncipe Carlos no la amaba.

Todo por la corona

Pero tenía que intentarlo por el futuro de la monarquía. Según la misma Diana, ella y Carlos se vieron doce veces antes de casarse. Se especula que la mayoría de estas veces fue en presencia de la familia, bajo escrutinio. Se dice que la Reina Isabel nunca emitió una opinión sobre la joven pero el Príncipe Felipe y la Reina Madre estaban encantados con la belleza y la inocencia de Diana. El problema es que Diana era bella, sí, pero no tan inocente. Al comienzo Carlos trató de aprovecharse de esa inocencia avivando una amistad entre su futura esposa y ex amante; y al principio funcionó, hasta que a él y a Camila se les hizo imposible ocultar que aun mantenían una relación. Diana lo descubrió todo días antes de la boda cuando consiguió un brazalete que Carlos iba a regalarle a Camila con las iníciales F&G, en alusión a sus respectivos seudónimos; Fred y Gladys.

¿Diana trató de detener la boda? Eso es lo que se especula pero ya no había marcha atrás. Ella decidió darle una oportunidad, Carlos también. Pero los desplantes de Carlos, y su predilección por la compañía de Camila, llevaron a Diana a un agujero de inseguridades que desencadenó su bulimia. Con la llegada de su primogénito, William, todo cambió, al menos para Diana quien inclinó todo su tiempo a su hijo y a su disposición de ser buena madre. Sin embargo, el matrimonio seguía desmoronándose.

También es cierto, como se muestra en el sexto episodio de la cuarta temporada de The Crown, que la gira real de la pareja en 1983 a Australia resultó ser un momento crucial en su matrimonio. Esta fue la primera vez que Diana se dio cuenta del peso del afecto de la gente por ella: miles de personas se agolparon en todas las ciudades importantes de Australia para verla, y muchos se quejaron audiblemente si estaban del lado de Charles. Esto, según reveló Diana más tarde, molestó particularmente a Charles, y la popularidad de Diana entre el público solo sirvió para complicar su tumultuosa relación. Pero Diana tenía algo más en que interesarse: en su hijo y en el pueblo.

Diana fue la primera miembro de la familia Real que resultó cercana para la gente. Venía de una familia aristocrática, pero prefería pasar tiempo trabajando en un jardín de infantes; llevaba a su hijo a todos lados como la madre abnegada que era; y escuchaba lo que la multitud tenía para decirle. Resultaba cercana para las mujeres e inspiradora para las niñas. Carlos, por su parte, no disfrutó de la atención que Diana recibió ni en ese momento ni nunca. El problema no es que la gente le quisiese, el problema es que él nunca tuvo la oportunidad de brillar a su lado. Y él también quería parte de la atención.

Un salvavidas llamado Australia

Australia, sin embargo, también dio paso para una tregua y por un momento pareció que la pareja retomó el carril, incluso nació el Príncipe Harry. Pero Diana seguía siendo la favorita de las multitudes; para muchos llegó a ser más famosa –y querida- que la misma Reina Isabel II. El descontento de Carlos, crecía entre la familia.

La relación tóxica de Diana y Carlos estaba lejos de ser feliz. Diana estaba paranoica porque el Palacio estaba tratando de controlarla y porque Charles seguía viendo a su ex novia Camilla (nunca dejó de hacerlo). Diana, por su parte, buscaría afecto en otros hombres como James Hewitt. Cualquier atisbo de felicidad se había desvanecido para siempre. Diana no era feliz. Carlos nunca lo fue. Y desde luego a la corona tampoco le convenía seguir atada a rumores de infidelidades que se disparaban día tras día en la prensa británica y se hacía eco en todo el mundo.

Bob Thomas/Popperfoto/Getty Images

Finalmente, la pareja tomó dormitorios separados. En Highgrove, eso implicó que Charles se mudara a un vestidor para dormir en una cama individual. Como último intento de facilitar la reconciliación, la familia real envió al arzobispo de Canterbury. Pero, según, vio “pocas pruebas de que Diana estaba preparada para hacer que el matrimonio funcionara” y concluyó con cierta tristeza que “Charles era más un pecado contra el que pecaba”.

Cuando la reina finalmente aconsejó la separación, todos en la familia de Charles se pusieron de su lado, incluida la princesa Margaret, que anteriormente había mostrado bondad, incluso ternura, a Diana. El príncipe Felipe envió a su hijo una larga carta, alabando su “fortaleza de santo” frente al comportamiento de Diana. En la separación, su relación aparentemente se suavizó, y Charles a veces se acercaba a verla para hablar sobre sus hijos.

La relación tóxica de Diana y Carlos duró 15 años y se divorciaron formalmente en 1996. Charles se casó con Camilla Parker Bowles; curiosamente, su relación ha demostrado ser una historia de amor real perdurable, aunque con una aprobación pública notablemente menor. Diana murió trágicamente en un accidente automovilístico en París al año siguiente, con solo 36 años.

SIN COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Salir de la versión móvil