A la persona que está con «el amor de mi vida»

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Me rendí, te deje el camino libre porque de todas maneras ya estabas en medio; ya habías recorrido medio camino. No me malinterpretes, no te culpo, no hay nada de qué culparte realmente, ambos nos encargamos de destruir poco a poco lo que nos unía y tú llegaste en el momento en el que él más te necesitaba.

En el fondo te agradezco el haber terminado de derramar este vaso que ya no aguantaba ni una gota más de agua. Olvidamos querernos, esa es la verdad; olvide apreciar los sábados de videojuegos, películas y palomitas. Olvide decirle lo mucho que amo su sonrisa, sus labios y lo apasionado de sus besos.

Aún lo amo, es de esas personas que cuesta olvidar porque tiene esa luz en su sonrisa; ese brillo en los ojos cuando se apasiona hablando por horas de algo y créeme, sé que es increíble escucharlo aunque la plática dure horas y más bien parezca un monólogo.

Sé que tú sabrás aprovechar cada minuto a su lado, lo tomarás de la mano y recorrerán las calles sin rumbo fijo, descubriendo lugares nuevos y disfrutando las pequeñas sorpresas que les dé la vida.

Irán juntos a cada cosa rara que se le ocurra y espero que tú te entiendas con sus amigos. No lo dejes solo por más pesado que ello te parezca, solo siéntate a su lado, al final del día vale la pena. Cocina para él, destiendan la cama, bailen bajo la lluvia aunque bailar no sea su fuerte, mírense a los ojos y piérdete en los lunares de su cuerpo, haz tuyo ese lunar que tiene en los labios.

No era el amor de mi vida, debo reconocer que cuando alguien es para tí sigues luchando día a día y yo me rendí. Espero que sea el tuyo; hazle inmensamente feliz, lo merece todo y quizá nunca supe entregárselo. Cuida lo que alguna vez pensé que era para mí, de corazón deseo que sea para tí, gracias.

 

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