La Impunidad en México

La Impunidad en México
La Impunidad en México

La impunidad es tal y como se dice todos los días en estas columnas, no hay nada que sea más triste que saber que cualquier político de cualquier color de este país tenga las manos llenas de lodo y tengan la desfachatez de pasear como si nada pasara.

No basta saber que el PRI tiene una larga cola de dinosaurio que le pisen y quedó comprobado que la victoria de Enrique Peña Nieto fue gracias a toda la cantidad de recursos ilimitados por doquier ayudado de el cuarto poder (medios de comunicación) y los recursos que fluyen hasta dirían los sensacionalistas y amarillistas, desde el lavado de dinero, y qué decir del PAN la porquería que escuchamos a diario, y que se trata de llenarse los bolsillos de dinero hasta llegar a la satisfacción personal (dudo ya que la tengan) de pasar por cualquier persona, empresa, ley, reglamento y tener el descaro de hacer como si no pasara nada al involucrar a una empresa paraestatal (PEMEX) con “autorizaciones” dictadas desde las altas esferas del poder, y para rematar el grandioso PRD, que ya se sabe desde hace mucho tiempo que no “presta” la información de la erogación por la primera parte del segundo piso, y ahora este batidero y como siempre sólo para unos cuantos.

Se sabe que en el país la justicia no sirve de absolutamente nada, ahí tenemos a personas encerradas por que no tienen para pagar abogados que puedan defenderlos conforme a derecho, los reglamentos y lo que es peor de la corrupción que inunda todos esos lugares iniciando con policías, ministerios públicos, jueces y toda la red compartida de “impartición de justicia”, pero para estos rateros de cuello blanco existen los amparos, existen los compadrazgos y que hoy en día NO EXISTE UNA ORDEN DE APREHENSIÓN CONTRA NADIE.

La estupidez llega al punto de la falacia burocrática de crear “comisiones” para seguir enriqueciéndose a costa de la sociedad que paga los sometimientos (vía impuestos) al placer y goce de ellos, y todo para determinar “que no está a su alcance”, o que fue “advertido” por la Auditoría Superior de la Federación, o que se hizo el dimensionamiento de las posibles consecuencias a corto, mediano y largo plazo, la peor justificación que pudiera darse a una sociedad harta de esta sarta de parásitos.

Y no sólo queda en el gobierno, nuevamente una empresa privada (ICA) hace de las suyas con el privilegio del gobierno, con las adjudicaciones, con el trabajo a medias, deficientes, y sin criterio para poder expresarlas, seguimos esperando que ha sucedido con los tramos de vía que tuvieron desperfectos por la tormenta tropical Manuel en Acapulco y que daño la autopista en la cual también participó, que debe suceder para que sean “Empresas Socialmente Responsables”, no tienen dentro de sus valores, visión y misión, algo que pudiera por lo menos moralmente hacer algo.

El lodazal incluye a todos, y la sociedad seguimos siendo un simple testigo de lo que pasa día con día, de lo que hacen y dejan de hacer estas personas, pareciera nuevamente que estamos acostumbrados a sólo ser eso, unos simples vigías, unos simples observadores de lo que pasa a nuestro alrededor y dejar pasar, hasta cuándo exigiremos el respeto a todo lo que conocemos a todo lo que se ha perdido a lo largo de estos pedazos de gobierno llenos de ratas hambrientas y sedientas de adjudicarse de cosas que no son suyas.

La determinación sólo saldrá de nosotros de nadie más, la preparación y el éxito depende de nosotros contribuyamos hacer de este país algo mejor, algo de lo que nos sintamos orgullosos, y que se pueda mostrar al mundo, no sólo hordas de criminales de cuello blanco, manos sucias, cola de dinosaurio, inseguridad.

Peculiaridad

Y vale decir que uno más que abandona el barco, se va el “salvador” de la seguridad y que con su gendarmería haría de este país lo mejor de lo mejor, parece que no es lo mismo mantener “a medias” bien a una Ciudad, que a un país, y mejor hacerlo desde el escritorio el Sr. Manuel Mondragón y Kalb, acaso los problemas con el “Sr. Vicepresidente” (dixit MAOCh) o las malas noticias que siguen