Cuando se dio a conocer la noticia de que Netflix produciría la adaptación cinematográfica de A través de mi ventana, internet (especificamente bookstagram y twitter) colapsó. Esto en parte por lo que significaba la noticia. A través de mi ventana es un libro escrito por la venezolana Ariana Godoy, cuya primera publicación fue en Wattpad. Debido a su éxito en la plataforma (hoy acumula casi 350 millones de lecturas), fue publicado en físico y de allí ha dado su salto a la pantalla, convirtiéndose en una de las pocas autoras de habla hispana salientes de wattpad que ha conseguido este logro, sumándose a una lista bastante reducida conformada en su mayoría por autoras anglosajonas como Beth Reckles (autora de The Kissing Booth) y Anna Todd (After).
Hasta ese momento todo iba muy bien, el libro (aunque no hablaremos de él hoy), si bien no es perfecto y la relación entre los protagonistas puede estar llena de red flags, es bastante entretenido, con momentos divertídimos, con momentos dramáticos y (pese a las acciones de los personajes en cierto punto) bastante románticos también. Sin embargo, la adaptación que nos ha traído Netflix ni es divertida, ni es dramática, ni es romántica. En pocas palabras, Netflix ha arruinado la oportunidad de crear una historia decente, desperdiciando completamente lo que creó Ariana Godoy.
Esta crítica podría contener spoilers a partir de este momento.
¿De qué trata A través de mi ventana?
A través de mi ventana nos asoma a Raquel, una joven de diecisiete años, humilde, que está literalmente obsesionada con Ares Hidalgo, su joven, atractivo y arrogante vecino multimillonario. Raquel sabe los horarios de clase de Ares, cuando y dónde entrena y se escabulle para mirarle y, prácticamente, acecharle. Pero es que él para ella, es inalcanzable.
Hasta que un buen día, la casa de los Hidalgo se queda sin wi-fi y Raquel se entera, por medio de Apolo, el hermano menor de Ares, que este les ha dicho que Raquel les ha prestado la clave de su wi-fi. Cosa que ella no ha hecho. Raquel pierde la cabeza no porque sus vecinos estén usando su conexión a internet sin su permiso, es que la clave de su wi-fi, hace referencia a Ares (porque como he dicho, tiene un trauma con él), así que se imagina que su vecino se ha enterado de su enamoramiento platónico.
La película no tiene trama
La película respeta la sinopsis porque básicamente nos la cuentan en los primeros tres minutos, pero a partir de allí pierde completamente el rumbo porque no hay un contexto, no hay un conflicto. No hay nada. En el libro, el incidente del wi-fi es simplemente el detonante para que Raquel y Ares empiecen una relación que si bien al comienzo no es nada sana, y como he dicho, está llena de red flags, sirve para que los personajes se vayan descubriendo así mismos, vayan evolucionando, vayan madurando (a golpes y porrazos, a veces, o por ellos mismos también), y se vayan enamorando pero es que hay contenido, hay situaciones, hay momentos que están allí por una razón y que además, dan mucha risa o mucho lagrimeo porque están bien escritos.
En cambio en la adaptación, el wi-fi, es una mera excusa para que una chica humilde y aparentemente inocente, se pueda acercar finalmente a su pesado, déspota, experimentado y ridiculamente millonario vecino, dando paso a una relación que está basada en pura atracción sexual. Que si bien, Raquel en un momento le confiesa a Ares que ella quiere que él se enamore de ella, es que no hace nada para que eso ocurra, porque tirar por la ventana su dignidad hasta el cansancio, no es precisamente la manera más sana de ganarse el amor de alguien. Y cuando ves la película, la trama es básicamente un círculo vicioso en el que los protagonistas tienen relaciones, luego él le hace un desplante a ella, ella se enoja, él pide perdón, ella le perdona, vuelven a tener relaciones, él vuelve a hacerle un desplante y así. Son casi dos horas de eso. Nada más.
No podemos llamar A través de mi ventana, una película romántica, cuando no hay romance, es que ni siquiera hay una confesión de amor, que en todas las películas románticas es el momento más épico.
Incluso, en el libro, Ares es un poco Jekyll y Hyde, porque si bien es un egolatra y un chico bastante prepotente, se llega a enamorar de Raquel, cambia por ella, y antes de decirle que la quiere, se lo demuestra. En la película eso no pasa, no hay un gesto romántico por parte de Ares, ni mucho menos un acto que justifique su errático comportamiento.
Los actores hacen lo que pueden
Por supuesto, si no hay un buen guión es imposible que haya una buena película y los primeros afectados son los actores que tratan de hacer maromas para sacar adelante una historia vacía. Clara Galle le ha tocado interpretar una versión desdibujada de Raquel que no se asemeja mucho a la personalidad que trasmiten los libros que es más divertida, más espontánea también. Julio Peña si que está mejor, de nuevo, con el material flojo que tiene entre manos. Su interpretación recuerda, en el buen sentido, a la Mario Casas como Hache, en Tres Metros Sobre el Cielo; tal vez no sea algo intencional y se deba al hecho, de que la película intenta nutrirse mucho de esta (probablemente el último gran fenómeno teen hispano) pero es un punto a favor. Sin embargo, si Raquel en la película no hace justicia a la del libro, el personaje de Ares se ve incluso más afectado. Los secundarios están completamente desperdiciados, es una lástima porque como personajes, en los libros, había mucho material y los actores creo que también daban para más, pero… esto es lo que tenemos.
Escenas gratuitas
Hay exceso de escenas íntimas que no pintan nada allí, que fácilmente pudieron haber quitado para añadir más momentos románticos y nos hubiese quedado mejor, porque nos habrían dado lo que nos están vendiendo: una historia romántica.
Son escenas que además en un punto se tornan repetitivas, aburridas, forzadas y que empobrecen la trama.
Está hecha con cariño (a excepción del guión)
Es una lástima que el guión, la columna vertebral de la película, esté tan maltrecho porque pese a los aspectos positivos de la película, nunca podríamos haber tenido un buen resultado y es que hay otros apartados en los que se nota el cariño con que esta hecha. Desde los actores (protagonistas y secundarios) que se nota a leguas la han pasado de maravilla en el rodaje, hasta el vestuario, diseño de producción y fotografía. Especialmente esta última. La película luce muy bien, tiene locaciones espectaculares y planos para enmarcar pero, de nuevo, malgastados en una historia que no termina de despegar.
Después de ver A través de mi ventana (Netflix) queda una sensación de decepción especialmente para aquellos que hemos leído el libro. No solo por que la película destaca en otros aspectos (casi todos) menos el guion, sino que desperdicia completamente una historia que daba para más. Solo queda cruzar los dedos y esperar que si llega A través de ti, sea una mejor adaptación.