Hoy se despide oficialmente de este mundo un grande de la música, el cantante argentino Gustavo Cerati muere de un paro respiratorio, después de estar en coma por poco más de 4 años. Sin embargo lo que se lee en las redes sociales no son sólo condolencias y lamentos por su partida; encontramos gente que es fan del cantante, otros que se dicen ser fans y por último aquellos que critican la “falsa” admiración por el susodicho. El “Tren del mame” le llaman, y parece que va lleno, y ¿cómo no? Si acaba de irse un grande de la música, independientemente de si le conocieron o no, su partida deja un lugar irremplazable en el mundo de la música.
Yo pienso en estos casos, ¿por qué se sorprenden de que ante una noticia así salgan admiradores de la nada? No se trata solamente de la importancia de Gustavo Cerati, se trata de un comportamiento muy humano llamado morbo; el talento vende, pero el morbo vende más, y me parece normal que en una noticia (porque lo es) de esta magnitud, todo mundo se preste a vivir una emoción colectiva como lo es el dolor propio y ajeno.
Todos queremos saber lo que opinan los demás, cómo expresan su dolor o su impotencia ante la partida de un ser ya no querido, conocido. Y no me parece que esté mal, lo que me parece que sí es una falta de respeto es que le resten importancia a la partida de un grande como lo es Cerati, por andar de juiciosos cuando no es necesario ni solicitado éste.
En lo personal me gustaba Cerati, viví mi adolescencia con su música; me estremecí cuando escuché cantar “El temblor” en vivo y aplaudí cada nota de voz que salió de su boca. Era un grande, y yo lo admiraba (aún lo hago) la gente talentosa siempre tendrá mi admiración; y lo cierto es que no lo andaba diciendo a nadie ¿para qué? Los que compartíamos el gusto simplemente nos identificábamos cuando estábamos juntos y nos alegraba saber que por ahí en el mundo había más como nosotros, y me entristecí demasiado cuando él cayó en un coma del que ya nunca pudo despertar, hoy lamento su partida porque siempre que se va un grande lo hago.
Y sí, hoy quiero hacer ruido, me subo al tren del mame sin importar lo que opinen los demás, y quiero decirlo ¡Fuerza Cerati! Hasta donde estés…
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