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Categoría: Series

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  • Análisis de Tyrion Lannister: El desprecio lo hizo astuto

    Análisis de Tyrion Lannister: El desprecio lo hizo astuto

    La primera vez que vi Game of Thrones no había leído los libros, así que mi primera impresión hacia Tyrion Lannister fue “vaya tipo más insoportable”. Más o menos la misma reacción que tuve cuando vi a sus hermanos. Pero es que los Lannister fueron introducidos como «los malos». Mientras Jaime y Cersei Lannister parecían tramar algo en relación con el fallecido Jon Arryn y Robert Baratheon, Tyrion se ahogaba en alcohol y disfrutaba ser llamado «enano». Claro, que como he dicho en muchos de los análisis previos, la ambigüedad de los personajes es una de las características más ricas de la serie y la saga. Y Tyrion es el pináculo de ello.

    El menor de los Lannister nació en cuna de oro pero su vida no fue fácil; ha sido víctima y le han juzgado como victimario. “El enano”, el patito feo de los Lannister adoptó la astucia y la inteligencia como arma de defensa. Y su estrategia sirvió. Convertido en la Mano del Rey Bran, Tyrion Lannister fue el personaje más inteligente de toda la saga. Él es nuestro ancla emocional, nuestro conducto. Es momento de hablar de él.

    En la debilidad está la fuerza

    Como dije, la introducción de Tyrion Lannister no es muy agradecida con el personaje. La primera vez que lo vemos es en una casa de citas, bebiendo vino hasta el cansancio y despotricando de Invernalia. Además, cada vez que otros personajes (Kat Stark) hablan de él es para comentar su adicción a la bebida y a las mujeres.

    Sin embargo, la verdadera presentación de Tyrion Lannister ocurre en su encuentro con Jon Snow al final del episodio. “Nunca olvides lo que eres. Úsalo como una armadura, y nunca podrán lastimarte por ello” es el consejo que Tyrion le da al bastardo de Ned Stark. Y aunque Tyrion no es un bastardo, él le confiesa a Jon que “los enanos siempre son bastardos ante los ojos de sus padres”. A partir de ese momento y a medida que se van desarrollando la primera y segunda temporada tenemos noción de que su personalidad es su armadura. Ni le gusta que le llamen enano ni es tan cínico como aparenta ser pero allí reside su fortaleza. Junto a su inteligencia.

    La mera existencia de Tyrion como enano se ve como una marca vergonzosa en una dinastía que valora el estatus y la apariencia por encima de todo lo demás. Su padre, Tywin Lannister, es promocionado como el hombre más rico y poderoso de Poniente. Por lo tanto, privilegiado como sus hermanos, Tyrion se ha beneficiado de un estilo de vida lujoso y opulento. Y, sin embargo, a pesar de la red de seguridad, Tyrion siempre ha tenido que justificar su lugar entre los hombres. Siente que ha estado «en juicio» toda su vida, especialmente ante los ojos de su propia familia. La sociedad puede señalarlo por enano y hacer «chistes» mientras lo señalan; pero su hermana Cersei y su padre primero lo responsabilizan por la muerte de su madre (quien falleció lo daba a luz) y posteriormente de su sobrino Joffrey Baratheon.

    En contraste con los muchos miembros reprimidos y temerosos de Desembarco del Rey, Tyrion es en realidad emocionalmente expresivo. Con Shae, lo que comenzó como un acuerdo condujo a una relación amorosa y exclusiva. Y acabó en traición por parte de ella lo que despertó su lado más oscuro. Tyrion asesinó a Shae cruel y lentamente, luchando contra cada impulso de buen corazón para dejarla ir. Su audaz declaración durante el juicio a principios de la cuarta temporada se convierte en una predicción espeluznante: “Me gustaría ser el monstruo que creen que soy”.

    Tyrion llevará consigo toda su vida el peso de la muerte de su madre, el desprecio de su hermana y padre, la desdicha de Shae; y, no importa cuán «bueno» intente ser, esta transgresión continuará manifestándose como dudas y castigos. Es por ello que constantemente debe probarse que es digno. Fue así como Tyrion desarrolló la inteligencia como su fuerza.

    El desprecio hizo astuto a Tyrion Lannister

    Sabiendo que es visto como una monstruosidad, Tyrion aprendió a adaptar su ser interno para compensar su apariencia exterior. Al acostumbrarse a la degradación que recibe, especialmente de su propia familia, Tyrion desarrolla muchos escudos pero todos basados en su mentalidad. Se da cuenta de que si desvía el desprecio dirigido hacia él, ya sea por humor, sabiduría, inteligencia, el prejuicio de su familia colapsará sobre sí mismo.

    Sabiendo lo que se siente ser despreciado, Tyrion nunca ha tenido que recurrir a la crueldad porque sabe lo que se siente. El prefirió adoptar el ingenio y su naturaleza comprensiva para refutar cualquier prejuicio hacia su persona. Con ese fin, Tyrion se convierte en una persona bondadosa y sabe que lo mejor que puede hacer -y el acto menos egoísta- es dirigir esas cualidades para un bien mayor: encontrar el gobernante correcto para los Siete Reinos.

    El auténtico protector de los Siete Reinos

    Muchos de nuestros personajes favoritos ansiaban el Trono “porque les pertenecía” (Daenerys, Cersei, Robb, etc) pero ninguno se tomó la tarea de planear a ciencia cierta un plan de gobierno. Cuando Tyrion se da cuenta de que su sabiduría es una fortaleza y que su habilidad para aconsejar podría brindarle felicidad, se da a la tarea de buscar un buen gobernante para los Siete Reinos.

    Finalmente cuando Tyrion decide partir es porque sabe que en Desembarco del Rey ya no hay nada para él ni para Westeros. Con ayuda de su hermano Jaime y Varys (probablemente las dos personas que realmente lo quisieron) zarpa en busca de un mejor futuro para él y una oportunidad de encontrar un gobernante capaz de escuchar sus consejos.

    Cuando Daenerys lo nombra formalmente la Mano de la Reina, su autoestima brilla. Como asesor de la Reina, se da cuenta de que puede ser instrumental en lo que será una batalla histórica. Tyrion es probablemente el único partido adecuado contra su hermana Cersei, alguien que carece de sus puntos fuertes: intuición y conexión humana.

    Él a su vez ha comprado a Daenerys Targaryen y su papel como libertador de Poniente porque así es como la ven sus seguidores (como Jorah Mormont). Su esperanza en Dany gravita hacia su nobleza.

    Rectificar es de sabios

    Sin embargo su mayor error fue confiar ciegamente en ella pero por otra parte ¿si no era Daenerys, quién?. Dany repitió una vez una y otra vez no ser su padre, pero la locura de los Targaryen parece indetenible. Cuando Tyrion trató de detener el dragón fue demasiado tarde.

    Pero como buen sabio -capaz de equivocarse- debía enmendar sus errores y en el proceso cumplir su más grande objetivo: encontrar un nuevo Rey. Bran El Roto.

    A su vez, Brandon de la Casa Stark, el Primero de Su Nombre, etc, al ser elegido para ser el nuevo rey, lo primero que hace es ordenar a Tyrion Lannister, actualmente deshonrado por traicionar a Daenerys Targaryen, ser la Mano del Rey.

    ¿Por qué?

    Lo que parece una decisión controvertida es, de hecho, la prueba de que Bran tiene algunas ideas sobre lo que podría hacer un reinado estable, y tiene un elemento moral también.

    Lógica y políticamente, tiene mucho sentido que Bran elija a Tyrion como su mano. De todas las personas que han sobrevivido a la gran guerra, Tyrion es el más experimentado (a nivel de batalla y estrategia) y ha logrado obtener el respeto de una franja bastante amplia de personas. Al sugerir la reestructuración de la monarquía sin siquiera mencionar su propio destino, Tyrion demuestra que no solo es inteligente sino que no es egoísta. El mismo Bran también enfatiza cómo convertirse en Mano ayudará a Tyrion a expiar las cosas que ha hecho que no han terminado bien.

    Tyrion admite abiertamente que no quiere ser Mano del Rey y se siente tremendamente descalificado para hacerlo, después de todo lo que sucedió con su familia y con Jon y Dany. Pero, como señala acertadamente Bran, no le haría ningún bien a nadie encerrarlo en un calabozo o incluso ejecutarlo. En cambio, como una de las mentes más astutas que quedan en el reino, puede hacer el mayor bien sirviendo al nuevo Rey y ayudando a reconstruir el reino que soñó.

  • Crítica: A Discovery of Witches – Los vampiros siguen de moda

    Crítica: A Discovery of Witches – Los vampiros siguen de moda

    Parece que fue ayer cuando Crepúsculo era la película de moda; la saga en la que se basaba, Twilight, era la más vendida; mientras que True Blood y The Vampire Diaries eran las series del momento. Pero en realidad han pasado diez años de todos estos acontecimientos. Y aunque ya no hay más secuelas del romance de Edward y Bella o el público vio el final del triángulo amoroso entre Elena Gilbert y los hermanos Salvatore; es un hecho que los vampiros siguen de moda. No tengo dudas de ello, pero si pruebas que se resumen en un título: A Discovery of Witches.

    La serie está basada en la trilogía homónima escrita por Deborah Harkness. Se estrenó en 2018 en Estados Unidos a través de la cadena Sky pero al resto del mundo arribó este año en diversas plataformas. En mi país está disponible en Directv Play. Si me apresuran, puedo decir que es una combinación llamativa entre Outlander y sí, Twilight. Es una pequeña joya oculta, que tiene un impresionante 100% en Rotten Tomatoes; un porcentaje más alto que las series del año: Euphoria o Chernobyl. Si aún no le has dado la oportunidad, aquí platico más de ella.

    ¿De qué trata A Discovery of Witches?

    Durante siglos, el poder de las criaturas sobrenaturales ha ido disminuyendo. Hasta que la historiadora y bruja Diana Bishop (Teresa Palmer) descubre un manuscrito desaparecido; convirtiéndose en una pieza clave entre su propio mundo y el de los vampiros y demonios también.

    El enigmático vampiro Matthew Clairmont (Matthew Goode) cree que «El libro de la vida«, el manuscrito descubierto por Diana, contiene información sobre el origen de su especie. Pero todo se complica cuando ambos se sienten atraídos el uno por el otro.

    Matthew y Diana deberán enfrentar las consecuencias de su amor ante la Congregación un movimiento precedido por brujos, vampiros y demonios que prohíbe las relaciones entre especies; mientras que huyen de un escuadrón de villanos obsesionados con los extraordinarios poderes de Diana.

    Una historia lógica

    Cuando mencionamos romance y vampiro en una misma frase, nada parece tener lógica. ¿Un señor de 500 años atraído por una mujer de 30? Puede parecer absurdo pero en este caso la típica relación vampiro/mortal cobra sentido: Diana no siente atracción hacia Matthew porque es un vampiro, ella sabe que los de su especie existen, su atracción alimenta su interés como historiadora, está ante un hombre que ha vivido todo lo que ella ha leído en libros. Mientras que Matthew encuentra en Diana una bruja que posee todos los poderes que él creía extintos. Su conexión se basa en el conocimiento y lo que realmente son para el otro; no en la obsesión sexual o física como en otros cuentos románticos de vampiros.

    Es de hecho esa valoración del conocimiento y la educación lo que impulsa A Discovery of Witches casi tanto como la historia de amor. Los seres sobrenaturales que tienen relevancia en la historia -incluidos Diana y Matthew- están motivados casi todo el tiempo por encontrar «El libro de la vida» y las respuestas que pueda ofrecer.

    Peter Knox (Owen Teale), un viejo brujo, cree que el libro contiene los primeros hechizos que crearon vampiros y demonios; quiere el libro para poder destruir estas especies. La demonio Agatha Wilson (Tanya Moodie) espera que el libro tenga respuestas para ayudar a salvar a su especie, que muere a causa de enfermedades mentales como el suicidio. Matthew también quiere el libro con la esperanza de entender por qué los vampiros están teniendo dificultades para atraer nuevos miembros. Es que incluso los primeros episodios de la serie están ambientados en la Universidad de Oxford.

    Una producción impecable

    Además del campus de Oxford, A Discovery of Witches también está ambientada en Venecia, Francia y el condado de Madison, Nueva York. La naturaleza erudita de este mundo sobrenatural abunda en bibliotecas y calles medievales que sirven como telón para muchas de las escenas de acción.

    Las ubicaciones son hermosas en el exterior, con planos cinematográficos que capturan el encanto de cada uno de estos lugares. Pero en las escenas de interior, el diseño de producción es igual de impecable; extensas bibliotecas de volúmenes viejos, tonos cálidos de madera, torres y paredes rocosas; todo colisiona muy bien para crear la ambientación de la historia.

    La serie también se luce al proponer diversidad entre los personajes -y reparto- con personajes como Agatha “la primera mujer de color que se sienta en la mesa de la Congregación” y la tía política de Diana, Emily (Valarie Pettiford), ambas aportan fuerza y ​​gracia a la pantalla. Los protagonistas, Teresa Palmer y Matthew Goode, también son un acierto para dar vida a Diana y Matthew respectivamente; ella representa el miedo hacia su propio mundo pero también hace creíble la entereza con que lo enfrenta, y el aporta el estirpe del hombre comedido y de época, característico del actor que también ha brillado en otras ficciones como Downton Abbey y The Crown.

    Entretenimiento con clase

    A Discovery of Witches es un trabajo de ficción magnífico, incluso si la idea de un romance de terror gótico entre una bruja historiadora y un vampiro biólogo no te atrapa.

    Si eres más fanático de la acción también tiene su buena dosis gracias al maquiavélicos vampiro Gerbert D’Aurillac (Trevor Eve), un villano de nivel Lestat, y responsable de algunos de los momentos más inquietantes del espectáculo; y la bruja finlandesa Satu Järvinen (Malin Buska) parece llevar sus poderes al extremo oscuro del espectro.

    A Discovery of Witches se trata de descubrir poderes ocultos y los secretos familiares que los unen. Es una historia sobre autodescubrimiento y autoempoderamiento, y centra firmemente la mirada femenina y el placer femenino en todo momento.

    Desde su audaz escritura y su exuberante cinematografía hasta su valor de producción, A Discovery of Witches es una sólida entrega del género de terror gótico. Me hubiera gustado que fuera un poco más aterrador, después de todo es una mezcla de vampiros, brujas y demonios. Ahora solo queda esperar por una segunda entrega, que está en camino.

  • Euphoria: Disección de la Generación Z

    Euphoria: Disección de la Generación Z

    La generación X tuvo 90210 y la generación Y, los millennials, tuvimos a Gossip Girl. Cada generación ha encontrado una serie que busca “representarnos”. Pero la vida del adolescente promedio millennial no estuvo plagada de desfiles de moda, encuentros pasionales en limusinas, ni desayunos en los escalones del MET de Nueva York. Es por eso que estas series no lograron cautivarnos por ser representativas sino aspiracionales. Las series emblemáticas de estas generaciones no reflejaban cómo éramos sino cómo queríamos ser. Por eso Euphoria, lo más reciente de HBO resulta tan irreverente.

    Drake y A24 se asociaron par producir “un drama de adolescentes mientras navegan por la vida en la era de las redes sociales”. Y si eso no es indicio suficiente para saber que se trata de una disección de la Generación Z, la primera escena establece que la protagonista nació “tres días después del 11 de septiembre”. Pero lo innovador de Euphoria no es que se disponga a representar una generación (como dije, eso ya lo hicieron 90210, One Three Hill, Gossip Girl o The O.C.), es el hecho de que su narrativa no sea aspiracional sino brutalmente verídica.

    Euphoria, reflejo de una generación desprotegida

    Euphoria sigue a un grupo de adolescentes encabezados por Rue (Zendaya, Spiderman: Far From Home), una drogadicta que acaba de salir de rehabilitación; Jules (Hunter Schaeffer), una chica transgénero promiscua; Nate (Jacob Elordi, The Kissing Booth), un deportista con problemas de ira; y así la lista sigue. Este espectáculo fue creado por Sam Levinson, quien escribió y dirigió el thriller de comedia negra, Assassination Nation, que sigue más o menos la misma temática.

    Muchos han dicho que el espectáculo es demasiado explícito para el público. En realidad, es simplemente honesto y crudo. Las generaciones mayores pudimos relacionarnos con series que desplazaban los problemas reales, romantizaban otros; todo a través de adolescentes millonarios cuyos peores días eran mejores que la de muchos adolescentes reales. Por eso no encantaban.

    Hoy, no me sorprende que el cine y la televisión estén tan anclados en la nostalgia, tratando de rentabilizar el pasado hasta el cansancio; el presente es bastante deprimente. La Generación Z tiene que luchar con más presiones sociales, especialmente con el aumento de la tecnología y las redes sociales. Y Euphoria no escatima en el poder de su narrativa -visualmente potente- para retratar las desdichas de unos adolescentes que “no saben si llegarán a los cincuenta”. Algo que no es culpa de ellos, desde luego, sino de las circunstancias que les han tocado vivir.

    Los horrores de ser adolescente

    La cabeza de la serie es Rue, nuestra narradora “poco confiable”. Ella es la guía que en cada episodio puede mostrar su faceta maníaca, deprimida, ansiosa, estable, drogada o sobria. Rue habla sobre la trascendencia del uso de drogas, así como sobre sus caídas. Pero también habla de los otros.

    Cada episodio se centra en uno o dos personajes que exponen todos los problemas que los adolescentes de clase media o clase baja de Estados Unidos atraviesa. El viaje de Jules se centra en su transición a mujer; la confrontación de Nate interna y familiar asoma destellos de un en potencia. Kat es el reflejo de la chica con sobrepeso en la vida real que consigue un escape de su realidad en internet y acaba teniendo encuentros en línea -con hombres mucho mayores- a cambio de dinero; Maddie es una chica que que amolda su personalidad a beneficio de su pareja; y Cassie busca constantemente la aceptación de los hombres para sentirse bien consigo misma.

    Detrás de cada conflicto hay un por qué enfocado en una familia disfuncional. Un llamado de atención a las generaciones mayores que nos recuerda que si los millennials estamos desilusionados por las entidades que supuestamente debían validarnos y protegernos, la Generación Z está diseñando su propia coraza, por así decirlo, inventando sobre la marcha y haciéndose mayores antes de tiempo.

    ¿A quién se dirige Euphoria?

    Si Euphoria refleja el día a día de muchos adolescentes, eso nos hace formular la pregunta ¿es Euphoria un espectáculo para adolescentes o sus familias? No hay una respuesta correcta. Para algunos espectadores, esto es demasiado explícito, para otros es demasiado real.

    Pero yo diría que es adecuada para todos. Un examen de conciencia para los menores y un llamado de atención para los mayores. Auténtica y viciosa pero genuina, con actuaciones destacadas por todas partes, la serie se destaca por ser lo que se propone: tan verídica que resulta incomoda. Incluso 13 Reasons Why que fue bastante polémica y reveladora hace tres años, parece una anécdota en comparación al trabajo de Sam Levinson.

    Euphoria está disponible en HBO Go y ha sido renovada para una segunda temporada.

  • Cersei y Daenerys: Un trono, dos villanas

    Cersei y Daenerys: Un trono, dos villanas

    Cuando se emitió el penúltimo episodio de Game of Thrones, el mundo ardió tanto como Desembarco del Rey. Daenerys Targaryen quien había repetido una y otra vez sus deseos de romper la rueda opresora” terminó quemando la ciudad desde donde pretendía gobernar Westeros. “¡¿Qué han hecho con Daenerys!?”, “Es imposible que Dany haya enloquecido en dos episodios” fueron los comentarios generalizados de una gran parte de la audiencia. Por otra parte cuando Cersei Lannister murió bajo las piedras y en los brazos de su hermano/amante Jaime Lannister casi nadie se podía creer que ese fuese el final (tan anodino) de la más mala de todas las malas.

    Continuando con mi análisis de la serie, está vez comentaré dos cosas: ni Daenerys Targaryen fue tan buena ni Cersei Lannister fue tan mala. De hecho siempre consideré a la Madre de Dragones tan villana como la madre de Joffrey Baratheon y aquí les cuento por qué.

    Cersei Lannister y su arte de supervivencia

    Cersei Lannister mintió y asesinó persistentemente durante las ocho temporadas de Juego de Tronos. Pero sus acciones, de alguna u otra manera, eran actos de supervivencia. Desde muy joven fue víctima de circunstancias reprochables y abuso casi constante.

    A diferencia de otros villanos inolvidables como Ramsay Bolton (un psicópata desatado) e incluso su hijo Joffrey (otro sociópata que disfrutaba con el dolor ajeno), los actos de maldad de Cersei siempre tuvieron un por qué; incluso muchos de sus actos más horribles fueron motivados por su deseo de proteger y/o vengar a sus hijos y a ella misma a toda costa. Otros personajes favoritos han cometido actos asesinos similares, pero siguen siendo queridos porque sus motivaciones se entienden como más comprensivas que las de Cersei. Incluso su hermano gemelo Jaime, que es similar a ella en casi todos los sentidos, es visto como un personaje mucho más redimible y amado que ella. Cersei, por supuesto, ha entendido estos dobles raseros toda su vida y ve cómo las cosas caen a su alrededor de manera diferente debido a su género.

    Jaime y Cersei tienen historias paralelas como los hermosos pero arrogantes hijos de Tywin Lannister; que hacen cosas horribles y sufren caídas traumáticas. Recordemos que mientras Jaime perdió su mano, Cersei soportó su Paseo de Expiación como resultado de sus pecados ¿pero tuvo Jaime que pagar por los mismos errores de su hermana siendo su amante? Por supuesto que no. Jaime, despojado de un elemento de su masculinidad se volvió más vulnerable para el espectador; a Cersei le cortaron el cabello y la obligaron a caminar desnuda por las calles, esto solo hizo que se apagara más a su personalidad defensiva (que es, por cierto, una respuesta razonable de alguien que ha experimentado abuso durante toda su vida). Es interesante para mí que, si bien ambos participan activamente en su relación incestuosa, Cersei es quien sufre las consecuencias profundamente traumáticas.

    Desde su juventud, Cersei fue mercantilizada por casi todos los que la rodean. Al perder a su madre a los cuatro años, sus puntos de referencia más cercanos fueron Tywin y sus hermanos. Por lo tanto, la comprensión principal que tiene de sí misma es a través de los hombres que la rodean. Como le dice a Sansa durante la Batalla del Blackwater:

    Cuando éramos jóvenes, Jaime y yo, nos parecíamos mucho, incluso nuestro padre no podía distinguirnos. Nunca podría entender por qué nos trataron de manera diferente. A Jaime se le enseñó a luchar con la espada, la lanza y la maza, y a mí, a sonreír, cantar y complacer. Era el heredero de Casterly Rock, y me vendieron a un extraño como un caballo para que lo montaran cuando lo deseara.

    Cuando ella le habla a Oberyn Martell sobre Myrcella, a quien Tyrion había enviado a Dorne, él le asegura que no lastimarán a las niñas en Dorne. Su respuesta “En todas partes del mundo lastiman a las niñas” es un claro reflejo de su propia experiencia. Y eso hace que Cersei quiera defender a sus hijos a capa y espada, de la forma que nadie lo hizo por ella.

    El acto más obvio y también el más atroz es su venganza contra Margaery inspirada por el miedo de perder a sus hijos, especialmente a Tommen y su frágil autonomía. Su elección de detonar el Gran Sept de Baelor es un acto de venganza y una forma de evitar que La Fe tome el control de su cuerpo nuevamente.

    Sí, es cierto que Cersei fue un personaje despiadado que mató, engañó y traicionó tanto como le fue necesario. Pero esa Cersei que no descansó hasta sentarse en el Trono de Hierro, estuvo en el lugar de la víctima también, en un mundo dominado por hombres donde ella no tenía cabida pero consiguió su lugar después de todo. No hay que olvidar que fue ella quien le dijo a Ned Stark en el juego de tronos o ganas o mueres”. Nadie mejor que ella para saberlo.

    Daenerys Targaryen, tan demente como su padre

    Daenerys de las Tormentas de la Casa Targaryen, Señora de Dragonstone, Khaleesi del Gran Mar de Hierba, la que no arde, la rompedora de cadenas, la madre de los dragones. Debajo de tantos títulos, las perspectivas y ambiciones, ¿quién fue Daenerys Targaryen? Más importante aún, ¿cómo ella se percibió a sí misma? Si me lo preguntas a mi, no creo que haya sido la salvadora que muchos creían. Daenerys siempre estuvo muy lejos de ser una buena gobernante.

    Asegurar el Trono de Hierro se convirtió esencialmente en una obsesión. “El Trono es mi derecho” Vale, Dany ¿y después de recuperarlo qué? “No voy a detener la rueda, voy a romperla Vale, Dany pero ¿cómo?

    Cuando conocimos a Daenerys Targaryen era tan solo una joven inocente, pero cuya experiencia de vida estaba teñida por un injusto destierro de su hogar. Debido a que la persona más influyente en su vida, su hermano mayor Viserys, le dijo desde el principio que el objetivo número uno para cualquier Targaryen sobreviviente era regresar a Westeros y reclamar su asiento legítimo en el Trono de Hierro, la columna vertebral de su educación fueron ideas básicas de venganza y traición.

    Por supuesto, Daenerys siempre pensó que su cruel hermano Viserys, que estaba claramente enojado, sería el heredero del Trono. Hasta que se casó con Khal Drogo y este mató a Viserys. A partir de ese momento solo ella tendría la oportunidad de regresar a Desembarco del Rey y gobernar los Siete Reinos. Pero lo sorprendente de la muerte de Viserys fue la fría reacción de Daenerys que se limitó a observar a su hermano arder y susurrar “Él no era un dragón porque el fuego no puede matar a un dragón. Muy pronto Daenerys demostró que aunque era callada, también era confiada, decidida y notablemente resistente.

    Sus comienzos se caracterizan por la degradación y la sumisión forzada. Su hermano fue instrumental en inculcar y reforzar mensajes dañinos sobre los roles de género «tradicionales«, que normalizan el comportamiento masculino hacia la agresión y la misoginia. Después de todo, fue él quien la vendió a Khal Drogo, a cambio de un ejército de 40000 soldados, como parte de su plan para invadir Poniente. Cuando Daenerys aprende a usar su sexualidad para ganar el estatus de igual ante los ojos de su nuevo esposo tras ser violada por este y aprende a adoptar las costumbres y creencias de las culturas que lidera, demuestra una gran flexibilidad psicológica; una herramienta muy útil para sus planes futuros.

    Aunque la Daenerys de las primeras temporadas ya nos daba señales de que no era tan benevolente como ella misma se creía, muy pocos podían ver que su destino sería poético: lograr lo que su padre no pudo, quemarlos a todos”.

    Daenerys se convirtió en heroína cuando caminó a través de las llamas con tres pequeños dragones rodeándola. Y aunque toda su ascensión a gobernante de las Ciudades de los Esclavos, Qarth, Meereen y Astapor estuvo repleta de sangre y cadáveres incinerados, no importaba porque ahora La Madre de Dragones también era La Rompedora de cadenas.

    Por ello creo que Daenerys fue tan mala como Cersei, la diferencia entre ambas eran como se proyectaban a sí mismas. Cersei Lannister nunca tuvo inconveniente en admitir que lo que hacía lo hacía por ella y sus hijos; mientras que Khaleesi siempre tuvo alguna excusa vinculada a “hacer un bien mayor”.

    Cuando Daenerys quemó viva a Mirri Maz Duur estuvo bien porque fue esta quien asesinó a Khal Drogo (cuando todo el mundo le dijo que no confiara en la bruja); cuando en Qarth mató a los brujos y dejó a Xaro Xhoan Daxos (y su doncella Doreah) morir en una bóveda vacía nadie dijo nada porque “estos eran los malos”. Cuando hizo que los Inmaculados mataran a los maestros en Astapor y crucificó a los amos de Meereen, entre ellos hombres inocentes nadie dijo nada porque “estaba haciendo justicia”.

    En cada una de estas situaciones, Game of Thrones nunca hizo nada para disuadir a muchos de la idea de que Daenerys no era un heroína sino una tirana. Es que hasta los esclavos “que liberó” acabaron engrosando las filas de su ejército ¿Realmente pensamos que sus actos no fueron egoístas?.

    Otro indicio la verdad Daenerys fue su nula habilidad para gobernar sin violencia. En Meereen intentó ser justa y amable, pero cuando llegó el momento de someter a los revoltosos que se levantaron contra ella, destruyó la ciudad. Ya en Westeros, ejecutó a Randyll y Samwell Tarly porque se negaron a doblegarse ante ella.

    Lo cierto es que historia de Daenerys en Poniente revivía sus vivencias en Essos. En los Siete Reinos, Jon Snow fue Daario Naharis, Tyrion Lannister fue Hizdahr zo Loraq, y Cersei Lannister fue una versión de los Hijos de la Arpía. Al estar Daenerys tan alejada del resto de nuestros personajes principales, solo vimos su historia a través de su propia lente, y la de personas como Jorah y Missandei, que se dedicaron a ella. Porque mientras Daenerys quemaba vivo a traficantes de esclavos, Cersei le hacía la vida imposible a Sansa Stark, Tyrion; por eso una recibía el trato de héroe y la otra de villana.

    Cuando Samwell cuestiona a Jon Snow “tú renunciaste a tú título por ella ¿haría ella lo mismo por ti?” Jon sabe la respuesta y nosotros también: NO. Porque Daenerys deseaba el trono más que cualquier cosa, más que a Jon. Y para cumplirlo tenía que hacer lo que mejor supo hacer siempre: Desembarco del Rey se convirtió en su nuevo Meereen, Qarth y Astapor.  Y así fue como Daenerys no detuvo la rueda, la quemó.

  • Jaime Lannister y Theon Greyjoy: El juego de la redención

    Jaime Lannister y Theon Greyjoy: El juego de la redención

    Una de las (tantas) cosas de la última temporada de Game of Thrones que enojó a más de uno fue el hecho de que Jaime Lannister “no tuvo redención”. Bueno, personalmente creo que tampoco lo necesitó. Jaime Lannister fue siempre un héroe aunque un héroe con una debilidad: Cersei Lannister. Pensé en escribir sobre los hermanos en un mismo post pero preferí hacer este sobre el significado de redención en el mundo de George R.R. Martin y explicar -desde mi punto de vista- porque Jaime no la necesitó en comparación a Theon Greyjoy, sin duda el redimido por excelencia.

    Jaime Lannister analisis

    Jaime Lannister un héroe anclado a un final fatídico

    Tal como comenté en el post sobre Sandor Clegane nuestro antihéroe favorito, Game of Thrones fue rico en personajes tridimensionales y Jaime Lannister fue uno de ellos.

    Cuando conocemos a Jaime en la primera temporada sabemos que mató al Rey Loco; lo vemos tramando algo con su hermana que claramente involucra a Jon Arryn; más tarde nos enteramos que su hermana es también su amante y por último lo vemos empujando a Bran Stark, de diez años, desde la ventana de una torre. Son demasiadas malas acciones en muy poco tiempo y por consiguiente señalamos a Jaime como un villano de la historia. Pero si echamos un vistazo de cerca, todas y cada una de estas cuestionables acciones, Jaime las ha hecho por su hermana o por su familia.

    Jaime está realmente enamorado de su hermana y por ello arrojó a Bran por la ventana; mató al Rey Loco cuando este le pidió que asesinara a su padre, Tywin Lannister, y así cada acción tiene un por qué. Esto no nos dice que sea una buena persona pero sí una que está dispuesta a hacer lo que sea por proteger a sus seres queridos.

    Lo que sí deja en evidencia el lado benevolente de Jaime es su encuentro con Brienne de Tarth en la tercera temporada. En el camino para ser escoltados a Desembarco del Rey por Brienne, los dos son capturados por un grupo de soldados de Bolton. Es aquí donde Jaime comienza a mostrar compasión hacia Brienne, advirtiéndole que los Bolton la violarán esa noche; sin embargo no lo hacen porque miente para protegerla. Incluso termina perdiendo su mano a causa de ello. Pero esto deja ver a una versión de sí mismo menos petulante, mucho más humana y compasiva. Jaime empieza a mostrar rasgos de heroicidad porque por primera vez está haciendo algo con buenas intenciones pero esta vez sin beneficiar a los malos (los Lannister) ni afectar a otros.

    Cuando Brienne y Jaime arriban a Harrenhal y él finalmente cuenta la historia de cómo y por qué se ganó el apodo de Matarreyes empezamos a sentir empatía hacia él. Jaime Lannister ahora parece un hombre bueno que ha tenido que cometer cosas malas. A partir de ese momento Jaime no deja de mostrar su valía como héroe: su amor por su hermano pequeño Tyrion es evidente cuando intenta apelar por la vida de Tyrion después de ser acusado por la muerte de Joffrey; en la séptima temporada muestra compasión cuando se niega a darle una muerte dolorosa a Olenna Tyrell; y al final de esta misma, cuando descubre que Cersei ha mentido y no piensa mandar a su ejército a pelear al norte contra los caminantes blancos, decide dejarla y cumplir su promesa de pelear por los vivos.

    Esa última acción parece crucial: Jaime Lannister no solo demuestra ser un hombre de honor sino que por primera vez se aleja de Cersei voluntariamente. Su transición a héroe definitivo parece completa porque ya no es secreto que es un mejor hombre cuando está lejos de su hermana. Jaime pelea en Invernalia cumpliendo su palabra y lo hace junto a Brienne incluso su vínculo con ella se fortalece. Jaime Lannister ama a Brienne de Tarth. Pero también ama a Cersei y lo hará hasta el último día de su vida. No importa cuán bueno sea, Jaime es adicto a su hermana y él lo sabe.

    Antes de marcharse de Invernalia, Brienne le recuerda que es un buen hombre pero él refuta esto enumerando todas las cosas malas que ha hecho, pero estas acciones tienen un factor común: Cersei. Su amor por su hermana no lo ha empujado a destruir la vida de otros y la suya también. Cuando él decide regresar a Desembarco del Rey sabe que no hay vuelta atrás pero va a morir de la mejor manera posible “en los brazos de la mujer que ama”. Y Brienne también sabe de esa muerte segura y por eso llora cuando este marcha: no solo se dirige a Cersei, va directo a su muerte y ella no puede hacer nada.

    Jaime Lannister no necesita redención porque en realidad nunca fue malo, fue un adicto a un amor que estaba destinado a un final fatídico pero ese era el final que él había elegido.

    Theon Greyjoy o cuando los héroes se hacen

    Cuando Theon Greyjoy, al final de la quinta temporada de Game of Thrones, empujó a Myranda a su muerte y rescató a Sansa, a muchos les pareció que la muerte de Theon era inminente. Su arco redentor estaba completo ¿verdad? Pues no. Theon fue uno de los que cometió más atrocidades pero fue uno de los pocos que se arrepintió y sin duda fue él único que pagó por sus acciones. Acciones que afectaron directamente a los Stark y por ende su redención dependía del perdón de estos. Pero antes debía ganárselo.

    Las fechorías de Theon no comenzaron con su traición a los Stark, por lo que su historia no debería terminar con el perdón por esos crímenes en particular. Hay mucho más para excavar. Dicho esto, hacer las paces con los Starks tenía que ser un componente importante de su viaje.

    La imposibilidad de enmendar a aquellos a quienes ha perjudicado y, en consecuencia, de encontrar un verdadero cierre es una parte importante del personaje posterior a su etapa como rehén de Ramsay. Theon reconoce que no hay forma de compensar la causa de daños irreparables, no hay forma de pedir perdón a los que has matado. Theon internaliza este conocimiento apropiadamente. En La Batalla de los Bastardos este le dice a Tyrion que no asesinó a Bran y Rickon, pero admite que lo que hizo fue «igual de malo o peor«. En «Home» le dice a Sansa: «Yo no quiero ser perdonado«, pero… por supuesto que sí, es la única forma de encontrar paz. Eso es evidente en la expresión de su rostro cuando Jon lo perdona en «El dragón y el lobo«. Jon no puede absolverlo de todos sus crímenes, ninguna persona viva puede, pero el perdón que puede ofrecer tiene que ser suficiente. La conversación de Theon con Jon efectivamente cierra su arco con los Starks, pero su cierre sigue siendo incompleto. Siempre lo será.

    La redención de Theon no es ordenada como tampoco lo fueron sus acciones. Un error lo llevó a otro. Ahora Theon tiene que seguir adelante porque sus crímenes cubren solo una parte de los hechos por los cuales está buscando perdón. Tiene sentido que su relación con su hermana, Yara Greyjoy,cobre impotencia en la penúltima temporada. Yara es la única persona que ha amado a Theon incondicionalmente. Ella arriesgó su vida para rescatarlo cuando no le ofreció ningún beneficio. Es hora de que sea él quien demuestre su afecto hacia ella.

    La expiación de los pecados de Theon fueron las torturas que experimentó a manos de Ramsay y su arco redentor comenzó de manos de Sansa, literalmente cuando decidieron saltar del puente en Invernalia hasta el perdón de Jon, el rescate de Yara y sobre todo la protección a Bran. Theon sabe que no puede retroceder el tiempo pero puede evitar cometer los mismos errores. Una vez desterró al menor de los Stark de su propio hogar, ahora está dispuesto a defenderlo con su vida. “Eres un buen hombre, gracias” son las últimas palabras de Bran hacia Theon, lo último que alguien podrá decirle pero se lo ha ganado porque gracias a los errores Theon Greyjoy aprendió a ser mejor persona.

  • ¿Quién es Sandor Clegane? el antiheroe definitivo de Game of Thrones

    ¿Quién es Sandor Clegane? el antiheroe definitivo de Game of Thrones

    Si alguien ha leído mis análisis por temporada de Game of Thrones debe imaginarse que soy una gran admiradora de la serie. Un planteamiento fantasioso del más puro juego político; son muchas cosas las que me fascinan de esta historia pero una de las principales es el tratamiento de los personajes. George R. R. Martin ha creado un puñado de personajes tridimensionales. Sí, en Game of Thrones hay buenos y hay malos, pero en el ecuador de este mundo de fantasía hay muchos que tienen características de ambos lados.

    A lo largo de las ocho temporadas, Sandor Clegane, alias “El Perro”, se convirtió en uno de mis personajes favoritos. Un secundario que pasó de ser el sicario de Joffrey Baratheon a una especie de figura paterna para Arya Stark. Sin renunciar nunca a su instinto de asesino. Me atrevo a considerar al Perro cómo el antihéroe definitivo de Juego de Tronos y aquí explico por qué.

    Sandor Clegane, el antihéroe de Game of Thrones

    sansa y el perro

    ¿Qué diferencia un héroe de un antihéroe? Normalmente los héroes tienen una moral inquebrantable y hacen lo que hacen por un bien mayor. Los antihéroes requieren un nivel de ambigüedad en términos de moralidad, reflejando el lado más animal de la naturaleza humana. La base de todo es la supervivencia.

    En el fondo, hay buenas intenciones, incluso si esas intenciones están envueltas en asesinato y/o blasfemia. Por supuesto, el elemento del humor a menudo sirve como un complemento del antihéroe arquetípico.

    La primera vemos que vimos al Perro fue en la primera temporada; su acto más destacado fue matar al hijo del carnicero (un joven inocente) por órdenes de Joffrey. Eso convirtió a Sandor en un villano inmediato. Sin embargo, sus actos posteriores fueron los que dieron forma a su condición de antihéroe.

    Con Sansa

    La primera muestra gentil de Sandor es evitar que Sansa sea violada. No solo la rescata sino que mata a sus verdugos; le tiende una mano amiga a la mayor de las Stark y la protege hasta su retorno al castillo. Cuando Sandor se cansa de las órdenes de su Rey y decide dejar Desembarco del Rey, le ofrece a Sansa la posibilidad de irse con él. Aunque ella se niega es un bonito gesto, ya que desde el momento en el que arribó al nido de los Lannister, nadie había tenido un gesto así hacia ella.

    Con Loras Tyrell

    También en la primera temporada, hay un momento en que Clegane ayuda a Loras Tyrell en el Torneo de la Mano. Clegane interviene con éxito cuando su hermano La Montaña intenta terminar con la vida de Loras. El Perro es declarado campeón del torneo por Loras, lo que representa un poco de redención para Clegane.

    Con Arya

    Si bien hablé una vez de la fascinante interacción entre Arya y Tywin en la segunda temporada, debo destacar que la relación de Arya Stark y Sandor Clegane me parece indispensable para el crecimiento de ambos. El acercamiento de estos personajes sucede una vez que Sandor «secuestra» a Arya para entregarla a cambio de un rescate. Es una acción maliciosa, sin duda, pero permite que el personaje de Clegane continúe su evolución.

    El Perro durante su viaje con Arya, deja ver más sobre su infancia, cuando su hermano mayor Gregor empujó su rostro al fuego. En este brutal evento, podemos ver una de las razones clave de la brutalidad posterior del Perro. No excusa lo que ha hecho, pero la comprensión genera simpatía. Desde ese momento, como espectadores, no queremos otra cosa que ver a Sandor cobrar venganza frente a su hermano que a diferencia de él si se perfila como un villano indiscutible.

    Pero Arya aprende del Perro a sobrevivir, y el Perro aprende de Arya a tener clemencia.

    A lo largo de la serie, el Perro demostró no ser un asesino a sangre fría, a pesar de su primera representación. Sus encuentros a lo largo de su viaje con Arya incluyen violencia solo por necesidad, ya sea por comida o protección.

    Su encuentro con Brienne de Tarth y Podrick se presta a otro elemento del inevitable viaje de Clegane para establecerse como el antihéroe. Tras su enfrentamiento, Clegane insiste en mantener a Arya como rescate, pero es casi innegable que hay un elemento de afecto y respeto en ambos sentidos, incluso si se disfraza de desprecio. Después de que el Perro cae contra Brienne, Arya se niega a poner fin a su vida (ya lo había eliminado de su lista en ese momento), aunque Clegane grita insultos para provocar que está reaccione y ponga fin a su sufrimiento, ella lo deja vivir.

    Resurgiendo de sus cenizas

    Es dentro de la resurrección de Sandor Clegane donde comienza la fase final de su transición hacia el antihéroe. Después de quedar a la deriva, es rescatado por Ray, un misionero. De regreso a la vida, el Perro es un hombre visiblemente reformado que intenta llevar una vida pacífica después de un pasado violento, no es hasta que los aldeanos con los que está construyendo un sept son asesinados por miembros de la Hermandad que vemos al Perro volver a esas tendencias violentas. Pero esta instancia de violencia se estimula en un esfuerzo de venganza, en lugar de tendencias a sangre fría que inicialmente hubiéramos creído que poseía el Perro.

    A partir de allí, su condición de antihéroe es incontestable. El Perro es incapaz de aquietar sus instintos más salvajes pero ahora se permite ser vulnerable. Esto fue evidente cuando él y la Hermandad llegaron a la granja donde yacen los cuerpos de un padre y su hija que una vez le dieron techo y comida. Su regreso allí muestra un remordimiento visible mientras enterraba lo que quedaba de los cuerpos. Pudo haberles ahorrado una muerte larga y dolorosa a causa del frío y el hambre pero en su lugar prefirió dejarlos con vida.

    Una evolución inusual

    arya y sandor el perro

    Las ocho temporadas de Game of Thrones dieron lugar para que la mayoría de los personajes pudieran desarrollarse; si algo tienen en común muchos de estos es que aprendieron a hacer de tripas corazón (Sansa abandonando la idea de casarse con un Rey y vivir en un castillo por siempre y para siempre; Daenerys renunciando a sus intenciones de gobernar sin recurrir a la violencia). O que el sentimentalismo solo traerá problemas (el desencadenante de la Boda Roja fue el matrimonio entre Robb y Talissa). La evolución de Sandor va en contra del desarrollo de todos los demás personajes del la serie.

    Jon, Arya, Sansa y los otros protagonistas restantes del Norte han tenido experiencias feas que les enseñaron la necesidad de tomar decisiones difíciles, de dejar que otros mueran si eso significa una victoria más grande en el futuro.

    Sandor Clegane se ha movido en la dirección opuesta, y en la séptima temporada quedó claro que Clegane estaba en camino a luchar por algo más grande que él, una decisión que ya indicaría su transformación de monstruo egoísta a guerrero de buen corazón.

    El acto final de Sandor

    Después de años clamando por ver a Sandor saciar su sed de venganza frente a la Montaña, lo hemos obtenido.  El quinto episodio de la temporada ocho, «The Bells«, finalmente nos dio el enfrentamiento tan esperado. Y la lucha resultante fue realmente épica, aunque de alguna manera también encajó perfectamente en los temas más grandes del episodio de los horrores de la guerra, el fuego y el colapso social y cultural.

    La Montaña y el Perro siempre fueron enemigos. Incluso desde niños cuando Gregor, un sádico en formación, vio a su hermano pequeño, Sandor, jugar con uno de sus juguetes. No bastó con pedírselo de vuelta o incluso quitárselo, prefirió aplastar la cara de su hermano pequeño contra el fuego. También aprendimos en las novelas que Gregor probablemente no limitó su violencia solo a su hermano pequeño Sandor sino que también pudo haber matado a su hermana y a su padre para obtener más rápidamente su título de propiedad de las tierras familiares. Sandor huyó de su casa familiar el día que Gregor cobró su herencia, y ha pasado la mayor parte de su vida esperando vengarse.

    Después de la Batalla de Invernalia, el propósito del Sabueso parecía claro mientras cabalgaba con Arya Stark hacia Desembarco del Rey: ella para vengarse de Cersei y él finalmente enfrentarse a la Montaña. Probablemente lo que sería su acto final. Cuando Arya se despide de él y le da las gracias, Sandor la convence de que se vaya por su propia seguridad. Todo lo contrario a lo que hace él está comprometido a cumplir su plan así sea lo último que haga.

    ¿El resultado de este encuentro? Una secuencia bellamente filmada en la que los dos hermanos lucharon en medio de torres que se derrumbaban, ambos igualados. Después de entregar lo que normalmente habrían sido los golpes finales varias veces, Sandor se dio cuenta de que la versión zombie de su hermano era imposible de matar por cualquier otro medio que no fuera el fuego, que es lo que Sandor teme más.

    Así que el Perro se sacrifica a sí mismo para cumplir un objetivo personal: acabar con su hermano. ¿Hay algo más antiheroico que eso? Sin embargo el resultado no deja de ser agridulce. Ver morir a la Montaña es un acto de justicia ante muchas de las muertes que ejecutó como la Oberyn Martell. Pero es imposible celebrarlo cuando el precio a pagar fue la vida de Sandor.

    Durante ocho temporadas de Game of Thrones, el Perro ha tenido un arco de redención lento pero significativo, ya que pasó de ser un matón violento a un solitario que perdió el gusto por luchar y luego a un hombre que se unió a la lucha de una causa más grande que sus interés personales.

  • Game of Thrones 8: Varys y Jorah, lealtad hasta el final

    Game of Thrones 8: Varys y Jorah, lealtad hasta el final

    Desde que terminó la última temporada de Game of Thrones me he dado a la tarea de revisionar toda la serie. Este visionado me sirvió para comprender mejor muchos personajes, sus motivaciones; y lo que, desde mi punto de vista, fueron las reglas no escritas de este Juego de Tronos. Por cada muerte, hay una lección de lo que no debes hacer si anhelas el preciado trono. En pocas palabras, me he dado a la tarea de analizar -o complicarme la vida- explicando por qué, personajes como Viserys en la primera temporada o Meñique en la séptima acabaron incinerados o degollados en lugar de sentados en el trono gobernando los siete Reinos.

    Esta octava temporada reunió muchos personajes, de los cuales un gran puñado no sobrevivió hasta los créditos finales, pero haber permanecido vivos tiene mucho mérito. Muchos de estos no jugaron al juego pero fueron sus dones los que lo mantuvieron con vida hasta el final convertidos en piezas claves para estrategias de otros.

    Entonces, como se trata ya de la última temporada de Juego de Tronos me tomaré la tarea de diseccionar los logros (o errores) de un puñado de personajes en una serie de diversos posts.

    Muchos tienen en común objetivos y/o experiencias, y por eso los uniré en grupos. Como es el caso de Varys y Sir Jorah Mormont. Ambos tienen probablemente solo dos cosas en común: Servir a Daenerys y ser leales, aunque sea a causas diferentes. La lealtad los mantuvo vivos pero también los mató.

    Varys y su lealtad al Reino

    La octava temporada, o al menos en los tres primeros episodios, Varys no tuvo mucho con que jugar pero una vez que acabó la larga noche Varys regresó a su elemento. Específicamente, conspirando contra gobernantes maníacos.

    No hay nadie en los Siete Reinos que tenga más experiencia con reyes y reinas que Varys. Sirvió en los consejos del Rey Loco Aerys Targaryen (padre de Daenerys), Robert Baratheon, Joffrey, Tommen y finalmente Dany. Observó a Aerys tratar de «quemarlos a todos«; vio a Robert emborracharse y endeudarse con los Lannisters; sobrevivió a las tortuosas costumbres de Joffrey e intentó conducir a Tommen por el camino correcto. Si hizo tantas cosas bajo el mando de tantos reyes es porque fue leal, no los gobernantes sino a los gobernados.

    Varys sirvió a los reyes pero también al pueblo. Su pueblo. Nació esclavo en Essos; viajó con un grupo de teatro cuando era niño; finalmente fue vendido a un hechicero y fue castrado. Luchó y abrió su camino a Westeros, recogiendo los secretos de las personas en el camino, que usaría como llaves para abrir las puertas que bloqueaban su camino al asiento continuo del Rey. Todo para servir a su pueblo, soportando las vicisitudes que él alguna vez sufrió.

    Y además de leal, siempre fue honesto. Después de que Dany y compañía llegaron a Dragonstone a principios de la séptima temporada, esta le pregunta a Varys sobre los reyes que sirvió antes que ella, específicamente sobre la traición a su padre y su conspiración contra Robert Baratheon «¿Qué clase de sirviente es ese?» La respuesta de Varys es icónica “Del tipo que necesita el reino. La incompetencia no debe ser recompensada con una lealtad ciega… ¿Quieres saber dónde está mi lealtad? No con ningún rey o reina, sino con la gente. Las personas que sufren bajo déspotas y prosperan bajo un gobierno justo. Las personas cuyos corazones pretendes ganar».

    La lealtad de Varys hacia los gobernantes expiraba en el momento en que estos dejaban de hacer su trabajo. Confabuló contra el Rey Loco cuando se antojó de quemar a todos; lo hizo contra Robert cuando la apatía se apoderó de este. Sólo así podía mantener intacta su lealtad al pueblo de proveerle un gobernante digno. Es por eso que así como le juró fidelidad a Daenerys cuando esta prometió “romper la rueda opresiva” también empezó a maquinar la forma de deshacerse de ella una vez que explicó que su plan de batalla se reducía a asaltar la ciudad y usar a Drogon para quemar la Fortaleza Roja.

    Varys le advierte que está equivocada, que matar inocentes no es muy diferente a lo que hizo su padre pero Daenerys está decidida a hacerse con el trono “bajo cualquier costo”. Es hora de buscar un mejor líder para el pueblo. Una vez más su lealtad a este lo lleva a persuadir a Jon Snow de reclamar el trono como heredero legítimo. Mientras Tyrion se consuela con vino y se resigna a su destino como la mano de una reina loca; Varys, literalmente arriesga su vida advirtiendo la clase de gobernante que es la última Targaryen. Prometió apoyar a varios reyes, pero su verdadera lealtad nunca falló: acabar con los tiranos y proveer gobernantes competentes.

    Jorah y su lealtad a la Reina

    Es irónico hablar de estos dos personajes en un mismo post cuando la última persona a la que Varys traicionó fue la misma a la que Jorah Mormont le juró lealtad eterna. Y cumplió.

    La vida de Jorah estuvo marcada por tragedias y malas decisiones, antes durante y después de conocer a Daenerys. Su primera esposa murió sin darle hijos, luego se enamoró perdidamente de una mujer que tras exigirle tanto tuvo que vender esclavos para proveer todos sus gustos y mantenerla a su lado; pero por ello tuvo que huir del Norte cuando Ned Stark lo sentenció por su crimen. Aún fuera de Westeros, Robert, ya como Rey, prometió perdonarle siempre y cuando espiara a los Targaryen y así fue como llegó a su primer encuentro con Viserys y Daenerys.

    Jorah era un hombre perdido, sin fe, cínico, que vio en Daenerys Targaryen “algo más”. Como el mismo lo confiesa, cuando la vio caminar directo al fuego y salir con tres bebés dragones supo que ella era diferente. Esa imagen de “todopoderosa” que le sirvió a Khaleesi para muchas cosas, fue la garantía de Jorah para jurarle una lealtad ciega.

    Jorah fue testigo de lo imposible. No solo salió ilesa del fuego, sino que también la llevó con sus tres dragones. Él observó cómo ella luego liberaba y reclutaba un ejército de guerreros esclavos, mientras saqueaba y conquistaba ciudades en nombre de salvar a su gente. La vio castigar a los malvados en nombre de los inocentes. Daenerys Targaryen se convirtió en una idea.

    A medida que su relación se desarrolló, su fe en ella creció, Daenerys representaba algo más grande que cualquier parte del pasado de Jorah. Como testigo de su compasión, él creía que ella podía manejar el Trono de Hierro mejor que su hermano. Incluso podría ser mejor que los Baratheon. El concepto de inculcar a una Reina en su tierra natal se convirtió en la única motivación de Mormont. Y restauraría su orgullo en el proceso.

    Dany se convirtió en un símbolo de esperanza y de justicia, tal como su espada ancestral había representado una vez el orgullo de la Casa Mormont. No la miraba como un hombre mirando a una mujer. Era un hombre que contemplaba su fe, una construcción de amor que excedía cualquier grado de adoración que Jorah había sentido en el pasado. Mormont creía en ella tan completamente como otro hombre podría creer en los antiguos y nuevos Dioses.

    Cuando Daenerys descubrió las intenciones de Jorah en un principio lo exilió no una sino dos veces; y el siempre regresaba alegando su devoción y su lealtad hacia ella. Incluso cuando Jorah contrajo psoriagris y Daenerys le ordenó irse (por una tercera vez) y regresar cuando encontrara la cura, él lo hizo, aun cuando parecía imposible. Pero él lo hizo por ella, porque como una vez se lo prometió “luchar, protegerla y morir por ella” era lo que estaba dispuesto a hacer para verla cumplir su objetivo.

    Para asegurar ese futuro, para asegurarse de que su Reina sobreviviera lo suficiente como para sentarse en el Trono de Hierro y extender su amor a todo el mundo, Jorah Mormont sacrificó su vida en Invernalia. Se quedó solo para protegerla de una legión de enemigos, aguantando golpe tras golpe hasta el momento en que su Reina estaba a salvo y podía morir sabiendo que había servido, peleado y sacrificado por ella más que nunca. Él murió en sus brazos. Ella lloró sobre él y encendió la pira debajo de su cuerpo. Jorah Mormont se despidió de la forma que él hubiese elegido. Murió por un propósito.

    En el pasado, el amor había cegado a Ser Jorah Mormont al punto de cometer un acto atroz. Su amor por Daenerys fue mayor que cualquier pasión que le haya precedido; lo liberó. Incluso es tranquilizador saber que Jorah no vivió para ver a su Reina destruir la misma ciudad que pensó que salvaría. Murió por su lealtad antes de darse cuenta de que la Reina en la que creía era tan asesina como el padre al que había luchado por derrocar.

    Varys murió como el defensor más devoto de un pueblo ignorado por sus gobernantes, su lealtad lo hizo grande. Mientras, Jorah murió como un héroe que se sacrificó con la esperanza de dar, a través de Daenerys, el mejor gobernante de los Siete Reinos.

  • Reseña Game of Thrones 6: Epítome del bien contra el mal

    Reseña Game of Thrones 6: Epítome del bien contra el mal

    Game of Thrones se caracterizó por asesinar a sus personajes a diestra y siniestra. Pero siendo honestos desde la tercera temporada no teníamos una matanza memorable. Los dos últimos episodios de la sexta temporada probablemente han dejado más muertes que las cinco primeras.

    Irónicamente, cuando me embarqué a escribir sobre la quinta temporada me quejé por apenas tener dos muertes significativas  (Stannis Baratheon y la Princesa Sheerin). Sin embargo, ahora que medio cast se ha esfumado he preferido centrarme en los pilares que sostienen este Juego de Tronos: el bien y el mal. ¿Por qué? Porque muchos de estos personajes que se han despedido -no literalmente- representan lo que realmente significa ser bueno o malo en el mundo creado por George R.R. Martin.

    El bien y el mal danzan tomados de la mano

    Uno de los factores más ricos en la composición de Juegos de Tronos son sus personajes. Martin no polariza a ningún personaje por lo que consigue que todos sean tridimensionales. En Westeros las personas no son buenas o malas porque sí, todos tienen un por qué (incluso Hodor, el personaje más puro; o El Rey de la Noche, la criatura más temida). Y sobre todo, en más de una ocasión veremos a alguien bueno hacer cosas malas o a alguien malo hacer cosas buenas. Todo depende de la perspectiva.

    Por ejemplo, en muchas ocasiones podemos juzgar las acciones de Jaime Lannister: mató al Rey Loco para evitar que este quemara King’s Landing, mató a su primo para regresar al lado de Cersei pero también dejó escapar a su hermano sabiendo que era inocente, entonces ¿es bueno o malo?; y hablando de Tyrion, un personaje racional que se ha abocado al bienestar de los Siete Reinos es el mismo que mató a su papá y amante, entonces ¿es malo o bueno?

    La Batalla de los Bastardos

    Sin embargo hay momentos en que esa línea del bien y el mal se vuelve tan difusa que incluso en su mejor momento, los personajes de Martin parecen carecer de mucho sentido del bien innato. Incluso uno de los héroes de la historia, Jon Snow, ha tenido que ensuciar sus manos de sangre, no por querer hacerlo sino por cumplir con su deber. A veces la bondad parece estar suplantada por el honor, y los personajes que creemos más buenos son en realidad personajes que se mueven por la moral. Por hacer lo correcto y no lo que está bien. Un claro ejemplo es, nuevamente, Jon Snow en La Batalla de los Bastardos.

    Jon está luchando por su hogar y por su familia. Y él está pensando en todo momento como un hombre de honor y nada más. Una vez que es derribado de su caballo, Jon desenvaina su espada eligiendo pelear contra un ejército de miles de hombres que vienen a por él, del mismo modo que eligió ir a una batalla aun no teniendo las herramientas necesarias para ganar. Le vemos salvarse de ser apuñaleado, de morir bajo una lluvia de flechas, de ser derrumbado por un corcel; él quiere recuperar Winterfell y Rickon así sea lo último que haga. Y vitoreamos, vaya héroe. Pero todo lo que hace Jon, está mal. Sansa le dijo que Rickon ya estaba muerto, que lo más prudente era dejar ir a su hermano, mantener la cabeza fría, no caer en las trampas de Ramsay. Y Jon, honorable, perdió la cabeza e ignoró todos los consejos de Sansa.

    Martin crea personajes buenos y malos, sí, pero los delinea a través de su audacia y honorabilidad. Allí reside los extremos de su espectro. Tanto Jon como Sansa son personajes buenos pero uno pensó con la rectitud por la que fue criado y Sansa prefirió calcular el poder de sus acciones como lo hacen todos sus enemigos de los que se ha visto rodeada por años (Cersei, Petyr y Ramsay). Ella conoce al heredero de los Bolton, y se lo advierte a Jon. Ramsay es un hombre que siempre ha hecho su propia suerte. Sus juegos mentales son cómo obliga a sus enemigos a cometer errores. Y casi funciona con Jon.

    Gobierna por la bondad, gobierna por el miedo

    Finalmente, no puedo desaprovechar las muertes de esta temporada -que como he dicho, han sido muchas- para hablar del bien y el mal a través de estas.

    En Game of Thrones han surgido gobernantes a lo largo de todas las temporadas: Robb, Daenerys, Joffrey, Stannis y así continúa la lista. Cada uno con motivaciones y estrategias diferentes. Pero ninguno tan perverso como Ramsay Bolton quien erigió sobre el miedo sus días al mando de Winterfell. Ramsay no fue un buen tipo, fue el más vil y más despiadado de probablemente todo Westeros. Desde su primera aparición en pantalla, nos hemos preparado para comprender que su depravación no tiene límites.

    Ramsay (interpretado magníficamente por Iwan Rheon) y su amante, la hija del maestro de la perrera, Myranda, cazaron a Tansy, porque Myranda estaba celosa. Después de que Myranda disparó a Tansy con una flecha, Ramsay desató sus perros sedientos de sangre sobre la pobre mujer. Cuando su padre, Roose Bolton, lo envió a Invernalia para recuperar el castillo de Theon Greyjoy, Ramsay lo hizo, pero también torturó, mutiló y destruyó por completo al pupilo de los Starks. Cuando se casó con Sansa Stark para fortalecer el control de su padre sobre el Norte, Ramsay la violó y abusó de ella. Por último, Ramsay mató a su padre cuando se enteró del nacimiento de su nuevo medio hermano a quien dejó que sus perros se comieran junto a su madrastra. Ramsay no tiene calidad redentora, como es obvio. En un universo lleno de asesinos despreciables y viciosos, violadores y monstruos, Ramsay es la creación más malvada de George RR Martin.

    Hasta el episodio de la Boda Púrpura en la cuarta temporada GOT, se reconoció colectivamente que Joffrey era el mocoso más miserable y repugnante en todos los Siete Reinos. Estaba loco, fuera de control y le encantaba torturar física y psicológicamente. Pero claramente, el hijo mayor de los hermanos Lannister no era más que un adolescente antisocial en comparación a Ramsay.

    A diferencia de Joffrey, Ramsay no fue un mocoso mimado. Fue un psicópata descarado. Ramsay fue una criatura de puro odio, ira y brutalidad. Y gobernó a través del miedo. En un episodio de la quinta temporada, Roose le advierte que deje de despellejar a los jefes de las casas o perderá el apoyo de las otras. Pero él sabe que las cosas no serán así, él sabe que solo implantando el miedo a través de sus depravadas acciones seguirá teniendo apoyo.

    Ramsay fue el peor de los gobernantes porque nunca le importó el pueblo, él solo quería poder y sabía que la única forma de conseguirlo era a través de lo que se le daba mejor: manipulación y tortura. Ramsay Bolton fue una mala persona y un mal gobernante.

    En el otro extremo tenemos a quien fue la mejor gobernante de los Siete Reinos: Margaery Tyrell. Margaery no fue sádica como Joffery ni mansa como Tommen. Ella no es temperamental o cruel como Cersei o Dany. Y se ganó el respeto y el cariño del pueblo.

    Margaery le confesó al Gorrión Supremo que nunca le importaron los pobres, pretendía hacerlo para ganarse su respeto. Pero así fue como llegó a merecer verdaderamente el puesto de Reina: haciendo lo que una Reina debe hacer. Por motivos honestos o no, Margaery veló por el bienestar de los pobres, de los niños y consiguió que su pueblo la aclamara. Entendió las pérdidas de la guerra y fue amable con las personas que sufrieron esas pérdidas. Como la escena en la que visitó los orfanatos o cuando ella ofreció su banquete de bodas a los pobres. Consiguió lo mismo que consiguió Daenerys pero sin fuego y sin dragones. Margaery fue una buena persona (calculadora y ambiciosa, sí, pero buena) y la mejor gobernadora que Westeros llegó a conocer

  • Mindhunter, segunda temporada: Un relato más perturbador

    Mindhunter, segunda temporada: Un relato más perturbador

    El enfoque de los asesinos en serie en la primera temporada de Mindhunter de Netflix fue algo diferente a lo que se ha visto antes dentro del subgénero. Eso dice mucho, dado que David Fincher, uno de los creadores y productores de la serie, tiene en su filmografía trabajos como Seven, Zodiac y The Girl With the Dragon Tattoo. Mindhunter, que está inspirada en las investigaciones y escritos de John Douglas y Mark Olshaker, no se inclina por retratar la caza real de asesinos. En cambio, la serie adopta un enfoque casi clínico para comprender, responder mejor y quizás algún día predecir los comportamientos desviados aparentemente inescrutables de los asesinos seriales.

    Los fanáticos del trucrime tuvimos que esperar casi dos años para la segunda temporada de la serie. Por suerte, durante la espera, el subgénero tuvo un renacimiento que nos dejó series y películas como La Desaparición de Madeleine McCann y hasta una biopic de Ted Bundy. Pero finalmente, tal como lo vaticinó Charlize Theron (Tully) otra de las productoras de la película, la más reciente temporada arribó hace un par de días, mucho más sombría y perturbadora. Y a continuación comparto mi opinión.

    ¿De qué trata Mindhunter?

    Si estás aquí es porque probablemente hayas visto los primeros diez episodios que conformaron la primera temporada -disponible en Netflix– pero nunca está de más, refrescar la memoria.

    Los agentes del FBI, Holden Ford (Jonathan Groff) y Bill Tench (Holt McCallany), trabajan en conjunto para estudiar el comportamiento psicológico de los asesinos compulsivos, es decir, aquellos que han cometido más de un homicidio. Al equipo se une la psicóloga y consultora académica, la Dra. Wendy Carr (Anna Torv), y más tarde el Detective Gregg Smith conformando la Unidad de Ciencias del Comportamiento; siendo los primeros en atribuir el concepto de asesino en serie.

    La serie está basada en el libro Mindhunter: Inside the FBI’s Elite Serial Crime Unit escrito por John E. Douglas, quien fue la cabeza de la Unidad de Ciencias del Comportamiento en la vida real y en quien se basa el personaje de Ford. Es por eso que, aunque la serie tiene contenido ficticio, también hay muchos casos verídicos, como los crímenes y las entrevistas en las que se basa.

    Aunque las cosas quedaron un poco ambiguas en el final de la primera temporada, tras una violación de confianza que astilló al grupo, afortunadamente, el primer episodio de la segunda temporada se centra casi por completo en resolver las consecuencias, funcionando como un puente de transición que nos lleva directo a los hechos que marcarán los ocho episodios siguientes.

    Más sombría, más política

    La primera optó por hacerse con un puñado de entrevistas y casos reales (de los que hablé previamente); en esta ocasión, aunque las entrevistas con rostros conocidos siguen siendo un gran anzuelo para el público, han preferido centrarse únicamente en un caso. Esto no significa que la temporada sea menos perturbadora. Al contrario, la historia principal gira entorno al Asesino de niños en Atlanta que mató más de de veinte infantes afroamericanos al final de la década de los setenta.

    El caso domina los últimos episodios y enfoca los grandes temas uno contra el otro. La obsesión de los superiores del FBI por probar los métodos de la UCC (Unidad de Ciencias del Comportamiento) consigue resultados contrarios a la fascinación del público. Tanto la policía local como los habitantes de Atlanta (especialmente los familiares de las víctimas) se negaban a la posibilidad de que el asesino fuese un afroamericano, justo a dónde apuntaba la investigación, y no un miembro del Ku Klux Klan, justo a dónde intentaban llevar los hechos.

    Los inconvenientes sociales y económicos de la época dificultaron la investigación por lo que es inminente que esta segunda profundice más en estos temas que, junto a las atrocidades de los asesinatos, incrementa la oscuridad que ya caracterizó la primera parte. Sin embargo, esto facilita un aporte de sensibilidad a la hora de abordar los hechos es una mirada nueva a la serie.

    Una sensibilidad extra

    Esa sensibilidad provista hacia los familiares de las víctimas de Atlanta es también trasladada hacia los personajes principales cuya vida personal tiene mayor relevancia, llegando incluso a alejar activamente a Ford, Tench o Carr del trabajo en cuestión para tratar asuntos cada vez más complicados lejos de la Oficina. Sorprendentemente, esto resulta en una temporada que a veces es más inquietante, ya que queda claro cuán difícil puede ser escapar de las realidades de lo que están investigando.

    Sus vidas personales están implosionando, con la familia de Tench proporcionando una de las tramas secundarias más interesantes y desgarradoras de la temporada y Ford haciendo frente a sus propios problemas de pánico y ansiedad. La única crítica importante que se puede encontrar es que, los últimos episodios se centran prácticamente en Atlanta, dejando a un lado a Carr, lo cual es frustrante ya que desperdicia la oportunidad de retratar los conflictos de como una mujer busca encajar en un mundo dominado por hombres.

    A nivel profesional, con la llegada del nuevo jefe Ted Gunn, el equipo finalmente obtiene todo por lo que había luchado en la primera temporada, la oficina finalmente los está tomando en serio, pero en la práctica, a todos se les ha dado exactamente lo que quieren en el momento equivocado. Es esta fuente inesperada de tensión lo que hace que esta temporada se sienta genuinamente fresca: no copia la misma formula ni intenta reinventarse. En cambio, encuentra una manera de enhebrar la aguja, lo suficiente para que los desafíos que enfrentan se sientan en consonancia con el sabor y la estética que hicieron que Mindhunter fuera genial en su inicio, y a su vez sea algo completamente nuevo.

    Parte de la familiaridad y asociación con la primera temporada se ve reforzada por un puñado de caras que regresan. Cameron Britton está de vuelta haciendo su interpretación escalofriante de Ed Kemper y Sonny Valicenti regresa como Dennis Rader para continuar la misteriosa trama secundaria del asesino BTK.

    Refuerza sus logros previos

    La temporada, tal como su antecesora, recurre a las entrevistas que siguen siendo algunas de las escenas más escalofriantes de la televisión, ya que encuentran formas de retratar la violencia a través del diálogo en lugar de imágenes y acciones. Las nuevas inclusiones como el Hijo de Sam (Oliver Cooper) y Charles Manson (Damon Herriman) no decepcionan en sus cameos, pero la entrevista más desgarradora proviene de una víctima en lugar de un asesino. Mientras Bill intenta enfocarse en BTK antes de distraerse con lo que está sucediendo en Atlanta, entrevista a un sobreviviente de un ataque que creen que está relacionado con BTK. El joven Kevin (Andrew Yackel) habla sobre su experiencia traumática en detalles emocionales que es mucho más escalofriante que ver el ataque en la pantalla. Si Mindhunter puede hacer alarde de su mayor logro, claramente son monólogos.

    La tradición de Mindhunter de un casting impecable, desde sus personajes ficticios hasta sus dobles históricos, se mantiene impoluta durante esta temporada, sin encontrar un eslabón débil. Esto le añade más naturalidad a la historia y por ende se torna más perturbadora.

    Al final del día, la segunda temporada de Mindhunter es un acierto para este subgénero de thriller que logra hacer malabarismos con el drama ficticio con anécdotas históricas sombrías y reales, filmadas con una visión clara (y metódicamente precisa) que mantiene todo cohesivo y atractivo. Desde luego, lo más aterrador de Mindhunter 2 es darse cuenta de que ninguna cantidad de perfiles puede prevenir o predecir a aquellos que desean hacernos daño. Y con un final tan abierto morimos por saber que le depara a la UCC en la próxima temporada.

  • Reseña Game of Thrones 5: La toxicidad del fanatismo religioso

    Reseña Game of Thrones 5: La toxicidad del fanatismo religioso

    Si ya has leído mis análisis previos sabrás que desde que Juego de Tronos finalizó me he dado a la tarea de revisionar toda la serie y diseccionar cada temporada a través de las muertes que van aconteciendo que de una manera u otra están arraigadas a la lección principal que involuntariamente van recibiendo todos los jugadores de Game of Thrones.

    La primera, tercera y cuarta nos han dejado un puñado de muertes inolvidables. Mientras, la segunda me facilitó el poder analizar las hermandades dentro de Westeros. En esta quinta y grandiosa temporada no faltaron muertes. Sir Barristan Selmy se despidió luchando e inspirando a batallar a Gusano Gris. Aemon Targaryen culminó su larga guardia en el Muro. Pero en esta ocasión prefiero centrarme en la muerte de los últimos Baratheon, concretamente en la de Stannis.

    ¿Por qué solo Stannis? Porque aunque cueste creerlo, su evolución me demostró que pudo haber sido un gran Rey y, sobre todo, porque considero que su verdugo real fue su fe ciega en la Dama Roja y El Señor de la Luz. Y esta temporada estuvo muy marcada por el poder que ejerce la religión entre sus creyentes fervientes. Y en como la religión y el poder no deberían mezclarse.

    Creyente o fanático, las dos caras de la religión

    Para comprender el papel que juega la religión en la serie hay que retroceder hasta la segunda temporada cuando The Red Lady dio a luz una cosa o citando a Brienne “una sombra con la cara de Stannis Baratheon” que acabaría asesinando a Renly Baratheon. Este tipo de cosas es Game of Thrones; cualquier candidato al poder es también un candidato principal para la muerte espantosa. Pero lo que es diferente es que ese monstruo de humo y muchos otros eventos misteriosos no solo se basan en magia, como otros productos del género de fantasía. Son los productos de religiones funcionales y poderosas. Estas religiones son legítimas en el mundo de los Siete Reinos.

    Melisandre o The Red Lady para los amigos, sirve al Señor de la Luz (The Lord of Light), R’hllor, quien exige no solo la lealtad de sus seguidores a cambio de milagros sino también su exclusividad. Paradójicamente algunos de los arcos más violentos de la historia provienen de las presuntas demandas del Señor de la Luz en retorno a lo que le piden. Sin embargo, seguir al Señor de la Luz tiene su lado positivo, ofreciendo milagros y viendo eventos futuros en las llamas.

    Pero en Westeros también hay otras religiones, la mayoría con un poder propio. En la ciudad libre de Braavos, ha surgido un culto en torno a la muerte, que tiene muchos nombres y caras: “Los hombres sin rostro”que se elevan entre las filas de esta religión obtienen el poder de asumir la identidad de otra persona para llevar a cabo los asesinatos requeridos por su Dios. Estos «hombres sin rostro» sirven a un dios particularmente brutal, pero de hecho, la mayoría de las religiones que valen la pena en Game of Thrones son de brutal naturaleza. Es esta religión la herramienta que permite a Arya vengarse del primer nombre de su lista: Meryn Trant.

    Por último está la religión de “los Siete” o “los nuevos Dioses”. Sus creyentes no esperan milagros pero imparten bondad. No responden oraciones, no hacen milagros ni se dignan participar en batallas partidistas entre Stark, Lannister y Tyrell. Pero se invocan en cada ocasión de estado, juramento y boda en Poniente. Sus miembros cuidan de los soldados caídos y educan a las próximas generaciones de las casas.

    Y por último está La Fe, impartida por un grupo de fanáticos que juegan a ser Dios. Ellos deciden que está bien, que está mal y cómo los pecadores deben expiar sus pecados. Cersei les da carta blanca para que los gorriones como se hacen llamar, acaben con los hermanos Tyrell pero tal como lo predijo Tywin (“te crees más inteligente de lo que eres”) su plan pronto se revierte y acaba siendo la protagonista del acto más humillante que veremos en la serie.

    Stannis Baratheon, una víctima de sus propias creencias

    Claro, después de Cersei está Stannis la gran víctima de la religión -o dicho mejor- su fanatismo desmedido. Creer en las visiones de Melisandre lo llevó a perder todo. Y es una lastima porque por un tiempo llegué a sentir empatía con Stannis e incluso a visualizarlo como un buen Rey.

    Si bien puede no haber tenido el carisma de un Robb Stark o un Tyrion Lannister, o el idealismo juvenil de una Daenerys Targaryen o Jon Snow, para mí Stannis Baratheon pudo haber sido un buen gobernante. He encontrado al Señor de Dragonstone indudablemente magnético desde el principio. En un mundo lleno de personajes imponentes: Cersei con sus vestidos de brocado, Tyrion con sus borracheras y Dany con sus dragones y sus proclamas: Stannis fue un mandatario terrenal. Stannis, con su atuendo gris oscuro y su sonrisa sombría, tiene el aspecto y la disposición de un presidente. Todo sobre él está fuera de lugar en medio de la pompa de Poniente. Me encanta lo seco y punzante que fue. El contraste de su severidad imperturbable con el extraño séquito que lo rodea hace que toda su historia sea más interesante.

    Una hija bien leída que ha vivido prisionera por su madre, una esposa clasista y loca, un contrabandista sabio y una bruja/sacerdotisa. Toda la atmósfera espeluznante del lugar, junto con la caracterización matizada del actor Stephen Dillane, dibujó un personaje con muchos matices.

    Sin embargo lo que convirtió a Stannis en un gran aspirante a Rey fueron sus motivaciones. Dany quiere el trono porque cree que es su derecho de nacimiento y cualquier otra cosa que Viserys haya inculcado en su mente. Robb quiso ser independiente porque sus antepasados así lo fueron. A Joffrey no le importaba Westeros en lo absoluto. Renly quería ser rey porque pensaba que sería bueno (y en su momento también lo creí). Balon quería ser Rey para recuperar la gloria. Todos ellos no toman en serio su título de Protector del Reino. Stannis fue una de las pocas personas que se dio cuenta de que necesitaba salvar el Reino antes de poder gobernarlo, y siguió este principio.

    Entonces ¿por qué Stannis Baratheon murió? Por su fanatismo religioso, desde luego. Stannis pudo negociar con Renly, buscar aliados para sostener su proclama al trono; era un hombre elocuente y podía haber conseguido mucho a través del diálogo pero prefirió matar a su hermano con una sombra engendrada por Melisa. Stannis fue un buen padre (la historia de cómo y por qué decidió curar la psoriagris de Sheerin es una de las escenas más bonitas de la serie) pero prefirió usarla como carnada para las peticiones del Señor de la Luz. Eso lo llevó a perder su familia y posteriormente la mitad de su tripulación. Una decisión basada en su religión fue el punto de quiebre para el que pudo ser un Rey digno.

    Después de todo, puede que Stannis no haya sido agresivo como Robert ni carismático como Renly, pero Stannis fue un hombre estoico, severo y honesto. Enviado a la desolada isla de Dragonstone nunca discutió, recurriendo una vez más a cumplir su deber en silencio. Cuando su esposa, aún incapaz de darle un hijo decidió no volver a casarse y cumplió su deber con su esposa e hija. Tras la muerte de Robert, el deber lo obligó a convertirse en Rey como el heredero legal y porque se cree capaz de adecentar lo que hizo su hermano. Pero una vez más, su hermano lo traicionó y los Señores debajo de ellos se volvieron contra él. Nunca quiso matar a Renly, pero el deber lo llevó a acabar con el hombre lo más rápido posible.

    A medida que avanza la historia, fuimos testigos de que Stannis perdió piezas de sí mismo, pero nunca lo vimos disminuir su sentido del deber. Por ejemplo, cabalgó hacia el norte para salvar a la Guardia de la Noche como era el deber del Rey. En el último capítulo de esta temporada, a pesar del abandono de Melisandre, muestra que todavía no ha perdido el sentido de la lucha. Él elige pelear con sus soldados como lo hizo en Aguasnegras sin siquiera intentar huir.

    Y en sus últimos minutos de vida finalmente se encuentra con Brienne y ve en ella alguien muy parecido a él: traicionada por la familia, burlada por la sociedad, una guerrero endurecido por la batalla con inmensa determinación, solo tratando de cumplir con su deber. Él diciéndole que cumpla con su deber es su aceptación de su cruzada y su reconocimiento de una muerte honorable a manos de una persona que en otras circunstancias pudo haber admirado.

  • Big Little Lies 2: Una recarga de drama | Reseña

    Big Little Lies 2: Una recarga de drama | Reseña

    Big Little Lies regresa con una segunda temporada cargada de mucho más drama y un interesante agregado que todos esperábamos ver con ansias: Meryl Streep. Como si ya no fuera suficiente con el elenco espectacular que se gastan, todavía quedaba espacio para otra gran interpretación.

    Luego del éxito que significó su primera temporada, a pesar de que estaba pensada como una miniserie ya finalizada, HBO confirmó esta segunda poco después de arrasar en los Emmys, Golden Globes y Critics’ Choice de su respectivo año. Reese Witherspoon y Nicole Kidman como productoras ejecutivas expresaron la emoción por trabajar en una nueva entrega, adaptada de otra parte que escribiría Liane Moriarty, la autora de la novela principal.

    Jean-Marc Vallée, el director de la primera temporada de Big Little Lies, esta vez cede la silla a Andrea Arnold (directora de películas como Fish Tank y American Honey), mientras él se queda como productor, productor ejecutivo y también forma parte de la edición. Mientras que David E. Kelly, el creador, sigue a cargo del guion.

    Nueva temporada ¿nueva dirección?

    ¿Nueva dirección? uhmmm… más o menos. Como ya mencionamos, Andrea Arnold fue la encargada de dirigir los 8 episodios de esta segunda temporada. Sin embargo, su característico estilo de dirección realmente no se notó demasiado. En la post-producción se encargaron de eso; alegando que a Arnold jamás se le prometió mayor control creativo e incluso se re-grabaron algunas escenas.

    En definitiva, un tema que causó algo de controversia en las redes y una lástima para los que nos emocionamos con el anuncio, esperando distinguir un poco más de su visión para la serie. Parece que incluso en la producción de Big Little Lies hay drama.

    No obstante, aparte del revuelo, realmente la dirección que tomó esta temporada tuvo un resultado muy positivo, en parte también gracias al guión, que a diferencia de la primera entrega que tuvo un tono más novelesco, esta nueva temporada sigue fiel a su esencia, el drama predomina con giros y escenas sacadas de una novela, pero lo hace de forma más equilibrada, nuevamente con un soundtrack especial (con Sufjan Stevens y hasta Cigarettes after Sex), pero sin llegar a sentirse exageradas.

    Mary Louise (Meryl Streep) y Celeste (Nicole Kidman)

    Interpretaciones abismales y construcción de personajes

    El elenco es sin duda de lo mejor que tiene Big Little Lies. Nicole Kidman vuelve a brillar con una actuación algo contrariada por su relación, dividida entre un trauma psicológico donde el difunto padre de sus hijos (y del hijo de Jane) todavía la acecha con un recuerdo que no sabe si suprimir o recordar con cariño. Celeste es un personaje muy bien escrito, desarrollado y excepcionalmente interpretado.

    Al mismo tiempo, Shailene Woodley como Jane, también entrega una interpretación sobresaliente. Su personaje también lidia con un fuerte trauma psicológico y su trabajo sin duda destacó mucho. Igualmente Jane aún batalla con las secuelas que le dejó el esposo (Alexander Skarsgärd) de Celeste, además de lidiar con el hecho de que su hijo Ziggy sepa la verdad de su padre. ¿Cómo explicarle a un niño de unos 9 años que es producto de una violación? Aparte de soportar los prejuicios y excusas de la propia abuela de su hijo.  Las escenas de Shailene y Nicole son de las más dolorosas de la temporada.

    Jane y Ziggy, Big Little Lies 2

    Con un carácter más extrovertido tenemos a Reese Witherspoon como Madeline, quien esta vez se enfrenta con sus actos de la temporada pasada (concernientes a su esposo) y con la aparente obligación de hacer que su hija mayor (quien se rehúsa) entre a la universidad. Interesante referencia a cómo los padres suelen tratar de vivir lo que ellos mismos no pudieron a través de los hijos, y las preocupaciones de estos para tratar de evitar que comentan los mismos errores de ellos.

    Interesante imagen donde Madeline se refleja en otra parte de sí misma. Se ve fraccionada.

    Laura Dern (Renata Klein) está más deslumbrante que nunca. Histérica, sobreprotectora y sin duda un personaje sumamente divertido de ver. Sus diálogos y escenas son el perfecto comic relief para todo el drama que sigue Big Little Lies. Sin embargo, también tiene su trasfondo no tan gracioso. La cómica declaración de Renata sobre “rehusarse a no ser millonaria” (al más puro estilo de Vivien Leigh) nos deja imaginar parte de su historia al hacernos saber que su estilo de vida no siempre fue tan acaudalado, y ahora, volver a los cimientos no es sólo una caída súbita, también una lección de vida. Eso sin mencionar la magnífica escena final donde por fin salda la deuda con su ira y revierte la respuesta que le dio a Jane cuando esta le preguntó sobre por qué seguir con su marido después de todo ese cataclismo. El engaño con la niñera por “servicios desestresantes” y sobre todo la injusticia de quedar absolutamente en bancarrota mientras él podía quedarse con sus juguetes, fue la gota que rebasó el vaso y nos regaló esa icónica última escena.

    Por otro lado, bastante distanciada… está Bonnie (con otra muy buena interpretación de Zoe Kravitz). Muy alejada del drama que la hace recordar esa trágica noche en la fiesta temática de Audrey y Elvis. Sintiéndose ahogada con la culpa, la presencia de su madre y su relación marital. Importante acotar que a Bonnie solo se le nota pasando un buen rato durante la fiesta de Renata, donde está disfrazada, sin la responsabilidad de ser ella misma, evadiéndose. Interesantes trasfondos que le da más matiz a su personaje.

    Renata (Laura Dern) y Bonnie (Zoe Kravitz), Big Little Lies 2

    Y por último, la que más esperábamos ver: Meryl Streep como Mary Louise, la tormentosa suegra de Celeste que toma en parte el papel de villana esta temporada, pero al mismo tiempo, con un tono totalmente real, conflictivo, pero en parte entendible.

    Drama y psicología – Big Little Lies 2

    La serie gira en torno de un homicidio culposo, pero no es de eso de lo que trata. Big Little Lies no es más que un perfecto retrato social y familiar, después de todo, “la familia no siempre lo es todo, pero a veces lo es” (una línea de esta entrega que describe gran parte de su argumento).

    Al final de esta temporada, por fin la marea está más en calma y las olas dejaron de estrellarse contra las rocas. Un recurso metafórico utilizado desde la primera entrega, que finalmente se asienta un poco al momento en el que todas entran a la comisaría a quitarse de encima la culpa que las carcomía… pero la marea siempre vuelve más fuerte, y todo indica que una tercera temporada puede ser una gran probabilidad para dar cierre definitivo a Big Little Lies.

    Big Little Lies 2
  • Crítica: Escape at Dannemora — Ben Stiller dirige un potente thriller carcelario

    Crítica: Escape at Dannemora — Ben Stiller dirige un potente thriller carcelario

    Cuando escuché por primera vez acerca de Escape at Dannemora, una miniserie de televisión dirigida por Ben Stiller, me sentí un poco intrigada en el mejor de los casos. Stiller, aunque es mayormente conocido por su faceta como actor, también ha dirigido varios trabajos pero esta miniserie original de Showtime nominada al Emmy significa su debut en la televisión y en el thriller. Y además, ha traído consigo a tres portentosos, aunque infravalorados, actores como lo son Patricia Arquette (Boyhood); Benicio Del Toro (Sicario) y Paul Dano (Love&Mercy).

    Basado en una historia real, Escape At Dannemora es un esfuerzo valiente de igualar lo que consiguieron en el pasado ficciones como Shansawk Redention o Prison Break; todo a través de una mezcla de actuaciones convincentes con un impresionante trabajo de cámara y fotografía.

    Escape At Dannemora: Sinopsis

    La miniserie cuenta la historia real de una fuga en la prisión de Clinton en Nueva York de dos reclusos en junio de 2015. Richard Matt y David Sweat, ambos cumpliendo cadena perpetua, seducen a la jefe de la fábrica de costura de la prisión, Joyce Mitchell, para ayudarlos a escapar. Benicio del Toro y Paul Dano retratan a los convictos, mientras que Patricia Arquette asume el papel de Mitchell.

    Ben Stiller en uno de sus mejores trabajos

    El director Ben Stiller ya ha demostrado su valía como cineasta una y otra vez con cintas -hoy consideradas de culto- como Reality Bites, Zoolander y Tropic Thunder, pero aquí se reinventa a sí mismo con su primer trabajo dramático con la ayuda de un talento creativo increíble en su equipo.

    A primera vista esta es la enésima serie truecrime del año –que también vería gustosa– pero la forma en que se plantea la historia como una fusión del subgénero en mención y el más puro entretenimiento dotado por un nivel técnico impecable fue muy satisfactoria para mí. Con ayuda de la fotografía a manos de Jessica Lee Gagné, Stiller ilustra bellamente la vida en prisión en el bloque de honor (lugar reservado para los reclusos que han mostrado buen comportamiento) como un espacio lleno de vida. Lejos de muchas otras series o películas ambientadas en la cárcel donde la miseria humana parece otro personaje, estos presos no se revuelcan en su desdicha, se muestra como una especie de comunidad: las celdas se han convertido en su casa y los corredores en su vecindario.

    Los primeros cinco episodios abarcan un mes dentro del plan de escape y la duración de una hora nos ayuda a acostumbrarnos a los métodos exhaustivos y todo el esfuerzo y tiempo dedicado a esto. Es algo que en realidad se captura mucho mejor aquí que en muchas otras series y es uno de los principales atractivos. Hay muchas escenas en la zona de escape donde vemos a Dano sudoroso y en planos secuencias que colaboran al sentimiento de naturalidad que emana el relato. Todo esto gravita hacia el quinto episodio donde finalmente los dos reclusos escapan y se ven obligados a improvisar en su plan cuando las cosas salen mal.

    Reservar la fuga en sí hasta los últimos episodios deja a Stiller suficiente tiempo para desarrollar personajes despreciables y darle a la audiencia un sabor de la vida moderna de la prisión.

    Y hablando de modernidad me parece una puntada maestra el hecho de que Stiller se vale de la música para establecer el tiempo. Ambientar un trabajo en el pasado es complicado pero hacerlo en un pasado reciente es aún más complejo. El director dispone de la banda sonora con temas como All About That Bass de Meghan Trainor y Chains de Nick Jonas para apuntar que todo lo que estamos viendo sucedió apenas en 2015. Estas mismas canciones no debería encajar con el tono de esta historia, pero de alguna manera encaja perfectamente con los movimientos inusuales de la cámara y el uso de tomas largas rayando un poco en la comedia negra.

    La virtud está en los personajes

    Además, Ben Stiller gasta inteligentemente cinco episodios explorando la relación de los dos presos con Joyce Mitchell y la planificación del escape. Y así, Escape at Dannemora logra algo que solo las mejores adaptaciones True Crime hacen: Humaniza una historia sensacionalista, trayendo los nombres de las superestrellas criminales de Richard Matt, David Sweat y Joyce Mitchell de nuevo pero esta vez como seres humanos tridimensionales que no son ni buenos ni malos. Son personas con familiares y amigos, personas de talento, inteligencia e integridad, personas que han cometido errores y tienen deseos.

    Claro, tampoco esa humanidad se les escapa de las manos, después de todo esto, cuando podemos empezar a sentir cierta empatía por los convictos, el sexto episodio muestra qué llevó a los personajes a ser encarcelados. Se nos muestra que después de todo han sido y son criminales. Dejando a un lado los aspectos técnicos, Escape at Dannemora trata su historia con el mayor respeto. En su momento ya hubo bastante morbo alrededor de la historia por lo que Stiller ha decidido anularla en su relato.

    El trío de oro

    La historia es cuidadosa al momento de racionar la empatía. Ben Stiller dirige en esta ocasión como si su impulso natural hacia la comedia se ha esfumado. Y los actores comprenden perfectamente las órdenes -del guión y- de Stiller. Como Sweat, Paul Dano tiene un aura taciturna de estar completamente agotado de lo que lo rodea. Y Benicio Del Toro, como Matt, ha hecho todo lo posible para reducir su carisma natural; es cierto que Matt tiene que manipular a Tilly con su encanto animal, incluso citando los mantras motivacionales de Oprah para animarla, pero en su mayoría Del Toro se ve cansado y golpeado.

    Los tres protagonistas son excelentes en sus roles, pero es la actuación de Patricia Arquette como Tilly la que tiene la corona. La sutileza en su papel como la exasperada empleada de la prisión ansiosa por escapar de la mundanidad de su vida se captura perfectamente en sus gestos y tono de voz. Esto es ayudado por un trabajo de cámara realmente impresionante con tomas interesantes que se utilizan para enfatizar cada escena. Tilly es un personaje manipulable y temeroso, pero también está asumiendo riesgos, aunque estén basados en terribles decisiones. Sin embargo, lo que ves cuando miras a través de sus lentes es una especie de feroz vacío.

    Mención especial para Eric Lange, ex alumno de Narcos, quien interpreta al sencillo pero cariñoso esposo de Joyce Mitchell, Lyle Mitchell. La representación de Lange es impecable. Adapta los gestos de Lyle como si siempre hubieran sido suyos. Con pesadas prótesis dentales, un bigote grueso, un habla peculiar, un patrón de andar, y unos cuantos kilos de más, Eric Lange se lanza de la nada a una de las mejores actuaciones televisivas del año.

    https://www.youtube.com/watch?v=RVbOjP1Ziec

    Escape At Dannemora no está exenta de problemas, pero será difícil encontrar otro drama de prisión tan elegante y bien actuado como este. Escape At Dannemora sigue siendo un buen ejemplo de cómo hacer justicia a una verdadera historia mientras flexiona su fuerza artística en el proceso.

  • Reseña Game of Thrones 4: La arrogancia como perdición

    Reseña Game of Thrones 4: La arrogancia como perdición

    Si has leído mis repasos de las temporadas de GOT, sabrás que he tratado de diseccionar cada entrega basándome en la muerte de cada personaje. Como ya nos vaticinó Cersei, morir en el Juego de Tronos significa perder y solo se pierde si cometes errores. Ned Stark murió por hacer lo correcto y Viserys Targaryen por la ambición irracional. Renly Baratheon murió por ser incapaz de doblegarse y reconocer un aliado en su hermano.

    En pocas palabras, el mundo de Juego de tronos está lleno de intriga, traición y guerra. Pero lo que a menudo es lo más interesante de todo son las relaciones humanas que se construyen, se pierden y se crean durante la saga. En la tercera temporada fuimos testigo de cómo la confianza acabó con Catelyn y Robb Stark: ella confió en quien no debía y él confió en su propia suerte. Pero si existe algo más letal que la confianza, es la arrogancia. Precisamente la perdición de los tres perdedores de esta temporada: Joffrey, Tywin y Oberyn.

    Al igual que la confianza, la arrogancia no determina si la persona es buena o mala; la arrogancia acompaña las tendencias de los personajes: en Joffrey su sociopatia, en Tywin la ambición, en Oberyn su sed de justicia.

    Joffrey: El monstruo incontrolable

    Comencemos con uno de los personajes con mayor contraste en Game of Thrones, Joffrey Baratheon, el hijo del rey Robert Baratheon y la reina Cersei Lannister ¿o no? Existe la gran posibilidad de que Joffrey sea en realidad el hijo de una relación incestuosa entre Cersei y su hermano Jamie Lannister.

    Joffrey es probablemente el persona más odioso y odiado de toda la serie pero ¿qué es lo que polariza a la gente acerca de él? Hay varias razones que pueden contribuir al desagrado general de la gente por Joffrey: su crueldad, su tendencia a esconderse detrás de los demás cuando las cosas se ponen difíciles, y su tendencia a creer que él es quien toma las decisiones, cuando la realidad es todo lo contrario a esto. Sin embargo, la envoltura que cubre su detestable personalidad es su arrogancia: Joffrey se cree más de lo que realmente es.

    Mirando a Joffrey como el hijo mayor de un rey, él es el siguiente en la fila para la sucesión, y como resultado será tratado como tal. Cersei dice varias veces cuan importante es para ella su hijo mayor. Y en una tierra como Westeros, donde las lealtades familiares pueden cambiar como el viento, y los matrimonios pueden cambiar el poder de una familia, es particularmente importante asegurarse de que Joffrey esté bien cuidado para que cumpla lo que su familia espera de él: nada más y nada menos que ser el Rey de los Siete Reinos.

    Además, Joffrey parece ser el producto de una familia que valora demasiado la idea de éxito. Él está en su adolescencia y, como resultado, se encuentra actualmente en uno de los rangos de edad donde es más susceptible a las influencias de otras personas que lo rodean. Desafortunadamente, hay relaciones limitadas que refuerzan los comportamientos saludables. Su abuelo Tywin está empeñado en el éxito de su familia a toda costa, incluso hasta el punto de criticar fuertemente a su propio hijo e hija cuando no se desempeñan como se requiere. Tenemos a su madre, Cersei, quien está distante y demasiado preocupada por su hermano/amante Jamie Lannister durante su desaparición para prestar la debida atención a Joffrey. La única persona en su vida que podría ser de alguna ayuda sería Tyrion Lannister, su tío, sin embargo, debido a su posición en la familia a menudo es relegado, a pesar de su comprensión superior de los comportamientos humanos.

    Joffrey fue criado como un medio al Trono de Hierro y para los Lannister, obsesionados con el éxito, no hay nada mayor que eso. Y Joffrey fue consciente de eso, de cuanto lo necesitaba su familia. Pero ser “muy valioso” o creerse como tal fue su fin. Confió demasiado en su posición y como Rey se pensó intocable pero no lo fue.

    Tywin Lannister: Subestimando al enemigo

    Tywin Lannister es un personaje maquiavélico y arrogante. En la política, esta combinación puede resultar muy útil pero no todo es política en la vida.

    Tywin mantiene un enfoque estricto sobre un objetivo y se vale de cualquier medio para lograrlo. No conoce de escrúpulos, no tiene límites. Si eso no es ser maquiavélico, entonces no sé qué será. De hecho, se necesita poco esfuerzo para demostrar que Tywin Lannister nunca se habría abstenido de tomar ninguna medida para lograr un objetivo siempre que demostrara su eficacia. Un claro ejemplo es la Boda Roja.

    En primer lugar, Tywin es un hombre cauteloso: no expuso a su propia casa a la venganza. Tywin solo es el culpable indirecto de la Boda Roja. Por supuesto, no hay duda de que él está detrás de los hechos de una manera u otra. Sin embargo, él no es un rey y no viola el derecho de los huéspedes. Tywin es como un maestro que maneja sus marionetas.

    La segunda lección es que no puede confiar en que los demás hagan por su propia cuenta lo que considera la opción razonable. En el momento de la Boda Roja, Tywin ya no tiene que tomar en cuenta las acciones de un rey a quien no puede controlar (el arrogante de Joffrey) y tampoco lo puede enfrentar. Esta vez, las opciones son todas suyas de nuevo. Una vez que ha decidido que la Casa Stark es un enemigo y que la paz no es una opción, debe golpear lo suficiente a sus enemigos como para que no sean capaces de vengarse. El honor o la sinceridad ni siquiera entran en él (como si lo fue en Ned); sin embargo, la opinión pública y su efecto en él es más fuerte.

    Tywin Lannister sabe que es un buen político, y que prefiere que le teman a que le amen. Pero el mayor error que cometió fue no usar su astucia para manejar a sus hijos tan bien como para manejar la política. Y sobre todo subestimar a Tyrion. Tywin Lannister ni siquiera parece reconocer la enemistad mortal de su hijo (a quien ha querido ver muerto desde que nació) y el peligro resultante en el que se encuentra cuando Tyrion le apunta con la ballesta. Después de que Tyrion lo apunta repetidamente y obviamente amenaza su vida, Tywin aún se sorprende cuando Tyrion realmente le dispara. La arrogancia lo cegó y tal parece que nunca se le ocurrió a Tywin que sus hijos podrían convertirse en sus enemigos y, en última instancia, en su perdición.

    Oberyn Martell: La arrogancia como arma de doble filo

    Si hay un personaje arrogante por excelencia, ese es Oberyn Martell. A Joffrey y Tywin además de su arrogancia también lo podemos estudiar por su crueldad en el caso de ambos o por su destreza política en el caso del segundo. Pero Oberyn, más allá de su sed de vengar la muerte de su hermana y sobrinos, es la arrogancia personificada y aun así no es una mala persona.

    Cuando vemos a Oberyn por primera vez, está caminando mujeres que evalúa como objetos. Este acoso dominante hace que las mujeres se sientan sumisas pero determina en cuestión de segundos la personalidad de Oberyn.

    Al momento de dirigirse a los Lannister -sus archienemigos- lo hace con ingenio y dominio. Sus insultos son rápidos y punzantes, y su falta de miedo al combate es estimulante. No pretende esconder su feroz discurso sobre la violación y el asesinato de su hermana que acaba con sus ganas de vengarse.

    A lo largo de los episodios, hay demostraciones obvias de esa arrogancia que, en efecto, frente a su combate ante la Montaña es su perdición. Pero también fue lo que lo hizo grande.

    Hay razones para que Oberyn tenga tanta confianza suprema en sí mismo. Tiene más hijos que Robert Baratheon, su inteligencia y su ingenio son reconocidos mundialmente, y es un luchador increíble, que demuestra con su dominio sobre la Montaña sin llevar armadura, ser más bajo que la Montaña y contar únicamente con una lanza como arma. También lo hace con estilo, saltando, burlándose de Gregor y jugando con él como el tonto que es.

    Desafortunadamente, su desesperación por una confesión de la Montaña hace que su cabeza explote, literalmente. Sin embargo, técnicamente es un empate, porque la Montaña será un muerto viviente por el resto de sus días.

    Pero lo que hay que destacar es nunca habría ganado su habilidad, su ingenio o su voraz confianza sin su orgullo. Aunque su arrogancia fue su caída, también fue su victoria. Que esa sea una lección para todos.

  • ‘Stranger Things 3’: De vuelta a los 80 con la misma fórmula

    ‘Stranger Things 3’: De vuelta a los 80 con la misma fórmula

    Con el anuncio de esta temporada de Stranger Things, la serie de los hermanos Duffer se terminó de consolidar como una de las más vistas de Netflix y una de las más comentadas del momento. El final de la segunda nos dejó una pista de lo que veríamos en esta tercera entrega y finalmente, luego de una larga espera, Stranger Things 3 está aquí con una temporada que nos lleva de vuelta a la mitad de los años 80.

    Stranger Things 3 es un licuado de ciencia ficción, misterio, aventura y ciertos toques de horror y comedia que se conjugan en un homogéneo resultado con una particular esencia bien asentada desde la primera temporada. Desde el episodio piloto los hermanos Duffer nos presentaron una serie dinámica, con un cúmulo de referencias y personajes que parecen sacados de prácticamente cualquier película ochentera al más puro estilo de E.T. The Extraterrestrial o alguna novela de Stephen King, como Stand by Me o la misma IT. La tercera temporada no iba a ser la excepción.

    De vuelta al mismo argumento

    En esta nueva entrega tenemos ciertas adiciones y cambios considerables -como es de esperarse-, empezando por el hecho de que “los niños de Stranger Things” definitivamente ya no son tan niños, lo que le desde la segunda temporada le viene dando cierto tono teen hughesniano —por mencionar a John Hughes— y en esta se mantiene. Eso sumado a un par de nuevos personajes y una notable mejoría a nivel de producción.

    stranger things 3
    Stranger Things 3

    Sin embargo, la trama principal se siente tal cual la primera, un ámbito a término medio que realmente es una decisión bastante ambivalente. Tomando en cuenta que aunque hay cierto desarrollo incuestionable, después de 8 episodios la historia no parece haber avanzado demasiado, al menos no hasta el season finale. Ese es el contra de esta apuesta. Pero aunque los Duffer parecen haber jugado por lo seguro y de cierta forma repetir la fórmula que ya funcionó con la primera temporada al retomar el mismo argumento de Eleven vs. otra versión del Demogorgon, también tiene mucho sentido esta especie de resurrección parasitaria del villano con el fin de emular una vez más el característico precepto de muchas sagas y películas de los 80 que tienen este tipo de argumentos. Y ese sería entonces el pro de esta apuesta con respecto a la trama, pero el sacrificio de varios episodios sin grandes avances sigue siendo un contra pesado.

    Referencias de Stranger Things 3

    Aparte de los guiños que hace a la primera entrega —como Mike (Finn Wolfhard) gritando a su madre desde el sótano—, los pósters de cine, la proyección de Back to the Future o el afiche de Kill’em All en la habitación de Billy, la influencia que toma Stranger Things de otras series y películas ochenteras es una característica que incluso tiene partido a nivel de guion.

    La historia y narrativa también forma parte de ese compendio influenciado que es más sólo que música y looks. La trama sigue la premonición con la que finalizó la segunda temporada —los chicos en una función de The Night of the Living Dead— y por momentos se asimila al argumento de una cinta de hombres lobos con esa involuntaria metamorfosis de Billy (Dacre Montgomery), o alguna de las tantas con un ejército de zombies o muertos vivientes al más puro estilo de George Romero y los slashers veraniegos, porque nada más ochentero que una película de verano con un monstruo/villano acechante, así sea la figura de un pseudo Terminator ruso.

    Stranger things 3 the mind flayer
    The Mind Flayer

    Asimismo, el diseño gelatinoso con restos corpóreos del Demogorgon (The Mind Flayer/The Shadow Monster) evoca el body horror tan característico de Cronenberg o de Carpenter con The Thing —una película que ya ha sido referenciada anteriormente—.

    Por otro lado, el guion puede flaquear en algunas subtramas y escenas que tienen giros bastante típicos y fáciles, incluso no muy creíbles —dentro del propio género—, como recurso reiterativo de la emulación a la época. Ejemplo de ello es todo el plot de Steven, Robin, Erica y Dustin versus la inteligencia rusa, o la propia escena de Suzie con la icónica canción Never Ending Story y la ecuación de Planck.

    Suzie strangerthings 3
    Al final Suzie sí existía…

    Aunque la trama principal puede ser algo repetitiva, la ingeniosa dirección de los Duffer y los diálogos ocurrentes compensan en gran parte ese aspecto narrativo que afloja por momentos. Con líneas que van desde las más naturales insolencias, una rápida explicación del capitalismo por una niña anticomunista de unos 10 años y hasta un breve resumen de los Estados Unidos, donde “Todo está diseñado para llenar el bolsillo del rico. Eso es América”; una inteligente alegoría con la feria y el centro comercial Starcourt.

    Personajes siempre entrañables

    Sin duda de lo más sobresaliente que tiene Stranger Things son sus personajes, que incluso cuando no tengan demasiado desarrollo, como varios de ellos en esta temporada —Max, Lucas Will, Jonathan—, conectar con ellos se hace fácil con unas cuantas líneas en el guion, y por supuesto, las buenas actuaciones de un elenco en el que realmente todos cumplen su parte. Desde Millie Bobby Brown (Eleven) donde saca a relucir su trabajo con algunas escenas memorables, hasta el excéntrico Bauman (Brett Gelman).

    El agregado de Robin (Maya Hawke, la hija de Ethan Hawke y Uma Thurman) funcionó perfectamente para darle más dimensión al personaje de Steve (Joe Keery) y crear una subtrama interesante junto a Dustin y la hermana menor de Lucas, Erica (Priah Ferguson), que también agradecemos tuvo más tiempo en pantalla y muchos diálogos divertidos. La química de estos cuatro fue de lo más ocurrente, mientras Steve y Robin se roban un rato el protagonismo para darnos esa memorable escena en el baño, donde destaca la dirección, pero quizás el guion se siente un poco forzado con ese último giro que desenlazó cualquier posible amorío entre estos dos, y por el contrario, terminó de concretar un amistoso lazo del que seguro veremos más en la próxima temporada.

    Stranger things 3 steve robin
    Steve y Robin

    Por otro lado, Hopper (David Harbour) ahora tiene el papel del típico padre que odia al novio de su hija adolescente, mientras mantiene una graciosa relación con Joyce (Winona Ryder), para luego rompernos el corazón con el episodio final. Así como en poco tiempo también logró hacerlo Alexei, con un giro fácil pero efectivo.

    En conclusión, Stranger Things 3 es una emocionante, colorida y efectiva temporada donde la dirección de los hermanos Duffer, los ocurrentes diálogos, la música, la nostalgia y los carismáticos personajes son el corazón de esta serie. Una tercera entrega donde las subtramas se unen para con un cíclico final lleno de lágrimas y fuegos artificiales. Hasta la 4ta temporada.

    Stranger things 3
    Justo antes de rompernos el corazón…
  • Reseña Game of Thrones 3: La confianza de los lobos

    Reseña Game of Thrones 3: La confianza de los lobos

    Si prestamos atención a todas las temporada de Game of Thrones, cada una establece reglas del juego de tronos. O tal vez soy yo quien está viendo cosas donde no las hay. Pero con la muerte de Ned Stark y Viserys Targaryen en la primera temporada comprendemos que el honor y la ambición desmedida no llevan a ningún lado excepto la muerte. En la segunda entendemos el poder de las alianzas entre hermanos (como se asientan las bases del vínculo que desarrollarán Sansa y Arya; como la incompatibilidad de Renly y Stannis se convierten en su perdición); en la tercera temporada, el error es la confianza.

    Los dos grandes perdedores de esta tercera entrega son Catelyn Stark y Robb Stark. La primera confió demasiado en sí misma, el segundo confió en los ¿aliados? que no debía. Pero vamos a desglosar las acciones de ambos y cómo acabaron desangrados, literalmente, en la boda roja.

    Catelyn Stark, confió en las habilidades que no poseía

    En primer lugar, antes de que se torne como algo demasiado obvio, tengo que decir que Cat Stark es uno de mis personajes menos favoritos de la serie. Para mi, si hay alguien más detestable que un villano, es un villano con piel de víctima y así precisamente era la madre de la manada Stark.

    Al comienzo, tenemos a Cat que se casa con Ned para cumplir el contrato de compromiso entre sus familias; pocos días antes de que Ned se fuese con Robert para librar la guerra. Robb fue concebido durante esos días, y un año después, Ned regresa con el bastardo Jon. No hay razón para creer que un vínculo de amor se había establecido; y aun así llegar con un hijo bastardo es una acción insultante para Lady Stark. Ciertamente, algo de resentimiento estaba allí, y debería haber estado dirigido hacia Ned, pero en cambio, nos enteramos de que el bebé bastardo sufre la peor parte. Esta es la primera alarma de Catelyn: porque espero que una mujer, una madre, podría tener más compasión por una víctima tan joven e indefensa en el mundo. Pero no,  ella no lo hace. Ciertamente, el niño crece sabiendo que es un bastardo, y debe asumir el lugar de un bastardo.

    En la primera temporada nos encontramos con este supuesto parangón de maternidad y señoría que recorre el castillo, expresando su opinión y ejerciendo su autoridad. Ella parece saber lo suficiente sobre sus inminentes huéspedes para ordenar velas adicionales para la habitación de Lord Tyrion “porque a él le gusta leer toda la noche”. Ella conoce la personalidad de Bran lo suficientemente bien como para decirle que se mira los dedos de los pies antes de mentir. Entonces, podemos saber que es una mujer inteligente, que puede seleccionar detalles y tomar decisiones basadas en ellos.

    Después de la caída de Bran, ella no quiere que Ned se vaya, pero ya ha dado su palabra, por lo que debe hacerlo. Desde ese momento, su cuidado hacia sus hijos es inconsistente. Ella obsesivamente se cierne junto a la cama de Bran, mientras ignora el sentimiento de abandono de Rickon, de seis años.

    Finalmente, cuando un hermano no tan querido (y por ello me refiero a Jon Snow antes de partir al Muro) llega para mostrar su cuidado y despedirse, hay un momento crucial de conmoción en el que el amor mutuo por el niño enfermo podría haber superado el pasado. Pero Cat no es así, no da tregua a su resentimiento y no pudo resistirse a meter su propia daga en el corazón de Jon, diciéndole que debería haber sido él y no Bran.

    Después del ataque a Bran, Cat decide abandonar a sus hijos -incluyendo a un convaleciente Bran- para llevar la daga a King’s Landing. La entrega de esta daga parece ser una prioridad mayor al hecho de ser una madre en este momento. Porque no puede enviar a Rodrik Cassel en su lugar, tiene que hacerlo ella misma. Cat ha decidido jugar al Juego de tronos. Su primer error: confiar en Meñique, quien usa esa confianza para influir en Ned en la creencia de que Tyrion envió al asesino.

    Cat y Rodrik comienzan sus viajes de regreso a Invernalia, donde desafortunadamente Tyrion cae justo en su regazo. Al no tener un consejo sabio susurrando en su oído, ella lo captura y lo acusa de intento de asesinato, sin pensar en las posibles consecuencias. Con este único acto, el punto de mira de los Lannister ahora se centra en Ned, su esposo, su protector y el padre de sus hijos quien está a unos simple pasos de los leones en King’s Landing. Jaime Lannister lo ataca en la calle, le rompe una pierna y la ira se pone de manifiesto.

    Después del juicio de Tyrion por combate y posterior liberación, debería haber vuelto a Winterfell. Estar en una zona de guerra no es el mejor lugar para la madres de tres niños pequeños. Incluso Cersei no se equivoca al estar cerca de sus hijos y protegerlos. En lugar de volver a Winterfell, se une a Robb y visita a su padre moribundo. Lo siguiente fue tratar con Renley: un esfuerzo inútil. Liberar a Jaime Lannister fue un gran error, en mi opinión. En el juego de tronos debes intentar considerar todas las posibles consecuencias.

    Robb apenas presta atención a su consejo y ella está furiosa. En la serie, ella le da un discurso a Talisa, sobre cómo oró para que Jon se recuperara cuando él estaba enfermo cuando era un bebé, pero luego descubrió que todavía no podía amarlo. Ella continúa sugiriendo que toda la miseria que se produjo fue porque no podía amar a un niño sin madre. Pero allí discrepo con ella. Podría haber menos desdicha para su familia si ella no hubiera intentado jugar el juego de tronos por si sola. Si ella se hubiera quedado junto a sus hijos en Winterfell, Ned Stark seguiría vivo o al menos Sansa y Arya habrían vuelto a casa.  En cambio, murió junto a su hijo, dejando a cuatro niños huérfanos y dispersos en todas direcciones.

    Catelyn Stark fue una terrible jugadora del juego de tronos, y debería haber puesto en primer lugar la protección de sus hijos y su hogar.

    Robb Stark, el joven lobo confiado

    Cada vez que un personaje menciona a Robb es para hablar de lo valiente que es, de sus agallas y de cómo siendo un joven inexperto no ha perdido ninguna batalla. Pero la inexperiencia de Robb no se mide por su desempeño en el campo sino por confiar, básicamente, en todo el mundo. Robb es un excelente comandante, liderando desde el frente e inspirando a sus hombres con su valentía y su destreza en la batalla. Pero también es un general terrible.

    La primera motivación de Robb para ir a la Guerra es liberar a su padre. Él es el cuarto Rey en discordia pero a diferencia Joffrey, Renly y Stannis, él no quiere el Trono de Hierro, él quiere recuperar la independencia del norte y -después de la muerte de Ned- hacer pagar aquellos que acabaron con su padre. Para ello, se impone como objetivo la reconquista de Harrenhal.

    Tomar Harrenhal no es estúpido. Al tomar el castillo, Robb tiene muchas más posibilidades de preservar sus ganancias territoriales contra un oponente numéricamente superior. A menudo olvidamos, dado su aspecto ruinoso, que Harrenhal es un valioso activo militar por derecho propio. Reconocemos a Robb como buen comandante y estratega excepto en que confío en la personas que no debía muchas veces.

    Su primer error fue enviar a Theon Greyjoy a Pyke. Ignorando el consejo de Catelyn, Robb confió en Theon para buscar una alianza con Balon Greyjoy, el Señor de las Islas de Hierro. Estamos hablando de Theon un joven que creció como prisionero de los Stark (!) y su padre quien perdió en batalla frente a Ned (!!). En qué estabas pensando Robb. Inflingido con un complejo de inferioridad patológica, Theon traiciona a la familia que lo crió y «paga el precio del hierro» mediante la captura de Winterfell. Por lo que el Norte puede suponer, los isleños de hierro quemaron a Winterfell (pero en realidad es Ramsey), cortaron la cabeza de Ser Rodrik Cassels, apuñalaron al maestre Luwin y mataron a Bran y Rickon.

    El segundo gran error de Robb es confiar en sus instintos. Después de que Lord Rickard Karstark asesina a los niños Lannister en sus camas de prisión, Robb tenía varios posibles cursos de acción a considerar. Enviar a Rickard al Muro podría haber sido visto como un castigo débil para un hombre que cometió una traición desafiante. Por otro lado, retener a Rickard como rehén para obligar a los Karstark a continuar luchando por el Norte habría sido una decisión astuta, tal como le aconsejó Edmure (y pensar que creíamos tonto a este) pero esta no es el tipo de justicia que Robb creía que merecía.

    Robb se aferró a la delgada esperanza de que Bran y Rickon aún estaban vivos, y como no pudo llevar a Theon ante la justicia, Lord Karstark sí obtuvo lo que se merecía, lo que probablemente sea la misma decisión que habría tomado su padre Ned. Pero tras la ejecución de Karstark, Robb perdió casi la mitad de su ejército, muchos de los cuales ya estaban perdiendo la fe en los Starks.

    Allí es donde entra en juego la tercera persona en la que Robb tampoco debió confiar: Roose Bolton. Tal vez Robb debería haber sospechado un poco que, a pesar de haber enviado al hijo bastardo de Bolton y a unos cientos de hombres para que retomaran a Invernalia, su hogar terminó en la ruina y sin noticias sobre el destino de Theon. Y es que como una rata que zarpa de un barco, Roose percibió el descenso de Stark y una vez que zarpó se fue a negociar con los Lannister en un plan de contingencia que lo nombrará Guardián del Norte.

    Por último, podemos decir que el mayor error de Robb no fue casarse con Talisa pero si creer que un hombre tan despiadado como Walder Frey iba a perdonarle por traicionarlo.

    Debido a la infatuación juvenil de Robb y la falta de perspicacia política, desestimó la terrible advertencia de Catelyn de que Walder Frey es un hombre peligroso. Además de eso, en Westeros, el matrimonio es una forma de alianza política y una forma de asegurar la paz entre las familias. Romper su juramento a Walder Frey con su imprudente matrimonio con Talisa es la última perdición de Robb. Robb estaba invicto en el campo de batalla pero perdió a los Freys, Karstarks, Winterfell y el Norte.

    Desde la perspectiva de Walder Frey, hay una larga historia de ser menospreciado por las grandes Casas de Westeros. La perspectiva de casarse con una de sus hijas con el Rey del Norte habría apaciguado su naturaleza orgullosa y habría dado a su familia el honor que le corresponde. Al permitir que el Norte cruzara el puente, Walder Frey se arriesgó porque sabía que los enemigos de Stark no lo olvidarían, es decir, los poderosos Lannisters. En la Boda Roja, Walder Frey recibe su retribución y consolida su alianza con los Lannister, pero al violar los derechos de protección de los huéspedes sagrados, deshonra el nombre de su familia. El norte lo recordará.

    En conclusión, Robb y Catelyn confiaron demasiado en sí mismos y en los demás. Catelyn no era tan astuta como se creía al momento de dejar su hogar y pelear una batalla que ya había perdido; mientras que Robb se dejó cegar por el triunfo de sus batallas y le faltó tacto para elegir a sus verdaderos aliados. De haber sido ambos más prudentes, la Boda Roja jamás se hubiese llevado a cabo.

  • Crítica: Fosse/Verdon, indispensable para los amantes del espectáculo

    Crítica: Fosse/Verdon, indispensable para los amantes del espectáculo

    Existe la sensación de que, aparte del atractivo obvio de contar con estrellas galardonadas de cine que encabezan su impresionante reparto, Fosse/Verdon representa el futuro de las producciones originales para la televisión, en este caso específicamente de la FX. La miniserie no sólo atrae talento como Sam Rockwell y Michelle Williams en frente de la cámara, sino también un equipo impresionante detrás, que incluye a Lin-Manuel Miranda y Thomas Kail de Hamilton, así como Joel Fields de The Americans y Steven Levenson creador de Dear Evan Hanson.

    Dejando de lado la experiencia de Fields en la ficción de espionaje, ese conjunto creativo es indicativo del tipo de miniserie que Fosse/Verdon pretende ser, ya que se adentra en el mundo de los musicales de Broadway a través del trabajo de Bob Fosse (Rockwell) y Gwen Verdon (Williams) pero ¿consigue su propósito?

    Fosse/Verdon: Sinopsis

    La nueva serie limitada de ocho partes de FX ofrece brillo y glamour. Es el mundo del espectáculo, después de todo. Sam Rockwell y Michelle Williams interpretan a Bob Fosse y Gwen Verdon, una de las parejas creativas (y románticas) más exitosas de Hollywood y Broadway (responsables de trabajos como Cabaret, Chicago, Pippin). Él es director y coreógrafo. Ella es bailarina y actriz. Trabajan juntos con una simbiosis perfecta. Pero Fosse tiene sus vicios del tipo habitual: drogas, alcohol, mujeres. Y ella, bueno, es mujer y en mundo dominado por hombres blancos ese es su principal obstáculo para alcanzar (y mantenerse en) la cima del éxito.

    El seriado trata de abarcar a lo largo de su metraje el típico viaje en ascenso-caída-ascenso tanto de Fosse como de Verdon, juntos y separados; pero también juega a ser una radiografía de la turbulenta relación que mantuvieron. Como pareja tuvieron más bajos que altos pero como socios cambiaron la historia del musical para siempre.

    Teatro musical como herramienta narrativa

    Fosse/Verdon no es una biopic de manual. La serie en primer lugar cuenta con diversas líneas narrativas medidas de forma regresiva desde un punto en específico hasta un suceso que marcará la dirección de cada episodio. Además cuenta con otros elementos como la fantasía y la puesta en escena como herramientas narrativas.

    Cuando la serie indaga en la mente de los personajes, sobre todo en la de Fosse, hay secuencias (y hasta números completos) musicales; así mismo, muchos de los flashbacks son representados dentro de la misma escena en el presente, un recurso utilizado en películas como Chicago pero para quienes conocen algo del teatro musical, saben que este es el tipo de recurso que se utiliza para plasmar un recuerdo sobre el escenario.

    Esta estructura narrativa evita que la historia se vuelva demasiado sumida en el terreno pantanoso de lo trillado que no aporta nada más allá de las vivencias del protagonista. En cambio, moviéndose hacia atrás y hacia adelante en el tiempo, cambiando su enfoque a diferentes momentos de sus carreras y vidas personales, con y sin él, la serie logra comprimir décadas de sangre, sudor y lágrimas en un paquete integral de narraciones que saca el truco ingenioso de hacer que se sienta como si el espectador estuviera entendiendo toda la historia a la vez. Este enfoque no lineal le da a la serie la oportunidad de tomar algunas licencias creativas, ofrecer un toque de destello necesario y esperado a la producción, y permitir que Rockwell y Williams muestren su propia habilidad cuando literalmente llega el momento de bailar.

    Las mujeres en (y contra) Hollywood, una historia atemporal

    Es un momento extraño hacer un programa de televisión sobre un hombre como Fosse, un mujeriego, adicto al trabajo y compulsivo, un hombre tempestuoso y lleno de vicios. Por momentos, la serie gira alrededor del director de Cabaret; son sus demonios los que deben ser vencidos. Es su genio creativo el que necesita ser alimentado. Y es su ascenso y caída que sirven como verdadero arco del espectáculo. Y es que la intención por un momento fue hacer una historia solo sobre él. Pero mientras Miranda y compañía investigaban más y más sobre Fosse se dieron cuenta que esa expresión de “detrás de cada gran hombre hay una gran mujer” jamás fue más acertada. Y allí es cuando entra Gwen y la influencia que tuvo en Bob.

    Gwen Verdon fue la musa, la socia y salvadora de Fosse en más de una ocasión. Lo que resulta curioso es que mientras la serie aborda el ascenso de él -Fosse es la única persona que ha ganado el Oscar, el Tony y el Emmy en un mismo año- muestra el ocaso de la carrera de ella. Y esto conlleva al verdadero viaje que, como mujer, significó su carrera. En el tercer episodio, «Me and My Baby«, cuando Gwen (a través de flashbacks) recuerda los peligros de comenzar en el mundo del espectáculo como una adolescente ingenua rodeada de hombres mucho más viejos y más inapropiados. Entonces tiene mucho sentido por qué las tensiones se desatan entre Gwen y Bob en la actualidad, cuando este deja a su hija preadolescente sola en una habitación de hotel con un hombre mayor.

    La serie no está del todo interesada en volver a visitar momentos como Cabaret o Chicago o Damn Yankees!, sino que, a menudo, se vierte en los conflictos creativos e íntimos de sus dos protagonistas. La interacción entre Fosse y Verdon es igualmente cautivadora si la pareja está envuelta en coreografía o en alguna circunstancia doméstica banal. En ese sentido, el objetivo de la miniserie es explorar los entresijos de una asociación exitosa, aunque tumultuosa y creativa, que se extendió más allá del escenario y la pantalla para llenar la vida personal de dos genios creativos. El problema, entonces, es cómo se celebraría a Fosse por su brillantez difícil, mientras que Verdon se convertiría en la mujer desconocida detrás del hombre.

    El compromiso interpretativo

    Si la puesta en escena, recurrente al teatro musical, no te cautiva, entonces lo hará el trabajo de sus actores. El compromiso de Sam Rockwell y Michelle Williams es palpable, así como el de los secundarios.

    Rockwell construye un personaje dotado de capas; en él vemos al genio creativo obsesionado con el trabajo, con la perfección, con el arte pero a su vez representa la obsesión, la ansiedad y los pensamientos suicidas que lo acecharon durante años; también es la imagen de un hombre repulsivo incapaz de valorar a cualquier mujer, ni siquiera a su propia esposa; no solo, Rockwell lleva a cabo todas sus secuencias de baile, lo que hace que su trabajo se vea y se sienta más orgánico. Williams es el corazón de la historia, su personaje representa esa dualidad entre la debilidad y la fortaleza que puede atravesar cualquier mujer.

    En el elenco secundario hay que destacar la labor de Margaret Qualley cuya presencia se completa con un trabajo muy contenido.

    https://www.youtube.com/watch?v=dZlv7b4Sxvg

    Fosse/Verdon no se conforma con ser una biopic sobre dos de los más grandes exponentes del teatro musical, es una oda al espectáculo, a los musicales. Bob y Gwen son el centro de una historia que se vale de un montaje teatral, una edición acelerada y un sonido dinámico para representar la belleza de su trabajo. Para aquellos que disfrutan de películas como Chicago y sobre todo Cabaret y All That Jazz, tienen una cita imperdible con el último éxito de FX.

  • Crítica de Homecoming: Un homenaje al suspenso clásico

    Crítica de Homecoming: Un homenaje al suspenso clásico

    Este año la barrera que dividía la televisión y el cine se ha roto. Hace poco se estrenó Catch 22 con una de las más grandes estrellas de Hollywood: George Clooney, pero ya meses antes su mejor amiga, Julia Roberts, haría lo propio con Homecoming (dir. Sam Esmail). Este relato antes de que fuera una serie de televisión protagonizado por Roberts y Bobby Cannavale, era un podcast protagonizado por Catherine Keener y David Schwimmer. Hasta el momento, se ha estrenado una temporada pero gracias a la buena recepción, Amazon ha decidido renovarla para una segunda.

    Decidí darle una oportunidad porque ¿qué tiene este relato para hacer que la más grande estrella de Hollywood retorne a la televisión treinta años después?

    Homecoming: Sinopsis

    Walter Cruz (Stephan James) es un joven veterano que, junto con su amigo Shrier (Jeremy Allen White) y algunas docenas más, se ha registrado en las instalaciones de Homecoming, propiedad de un grupo llamado Geist, para ayudarlos a adaptarse a la vida civil. También conocemos a Heidi Bergman (Julia Roberts), terapeuta, quien trabaja la parte psicológica de los pacientes. Las cosas se complican cuando, gracias a una sucesión de flashfowards vemos que Heidi trabaja ahora como camarera y dice no recordar su tiempo en el centro cuando un empleado público del Departamento de Defensa recurre a ella para investigar una posible queja del centro mientras ella estuvo a cargo. Las cartas están echadas: ¿hay algo perturbador tras las buenas intenciones de Homecoming? ¿Quién formuló la queja ? ¿Por qué Heidi no tiene recuerdos de su tiempo en el grupo Geist?

    La primera temporada de Homecoming de Amazon Prime está compuesta de 10 episodios de media hora. Solo eso debería ser suficiente para darle una oportunidad. Lo que te mantendrá atrapado es una historia de propósito, justicia y ética laboral que impulsa tanto al mal de Estados Unidos como a las fuerzas que intentan salvarlo. Quedarás sorprendido por uno de los misterios más fascinantes del año.

    Un reparto inspirado, liderado por Julia Roberts

    Dirigido por Sam Esmail (Mr. Robot), el programa no desperdicia un segundo estableciendo barreras entre el pasado y el presente como dos realidades distintas.

    Pero antes debo definir las actuaciones como un factor clave en Homecoming, porque su columna vertebral de narración tiene que ver con conversaciones estáticas, como se podría esperar de una historia que comenzó como un drama de audio. Hay largos monólogos y diálogos, todos ayudados por Email y las innovadoras opciones de encuadre de su equipo.

    Sin embargo, a lo largo de la serie, el plato fuerte es la delicada danza entre los personajes de James y Roberts. El cara a cara de Heidi y Walter, que se vuelve frecuente en cada episodio, tiene componentes deliciosos: cuando comienza hasta su evolución a algo más complicado es magnífica. Claro, la interacción de Heidi con los personajes es la principal herramienta para definir un personaje de muchas capas. Con Craig (Alex Karpovsky), el compañero de trabajo de Heidi o Anthony (Dermot Mulroney), su novio, es ella quien lleva la batuta; con Colin (Cannavale) se vuelve una mujer sumisa; en Ellen (Sissy Spacek), su mamá, tiene una aliada. Cada interacción, a menudo solo conversaciones individuales, construye simultáneamente el mundo y deja pistas lo suficientemente pequeñas como para debatir pero demasiado grandes como para perderse.

    El rendimiento de los actores es sublime Bobby Cannavale, como el jefe de Heidi, es impetuoso y viscoso, un mal reconocible; su interpretación, nunca muy lejos de su personaje de hombre sabio en Boardwalk Empire, es una combinación de lo carismático e imponente con la sordidez y amenaza. Thomas Carrasco, el empleado público del Departamento de Defensa, una especie de detective, de Shea Whigham, es tosco, inexperto pero a la vez inteligente e intuitivo, nos pone inmediatamente de su lado.

    Quien demuestra su calibre, como actriz y como estrella es Julia Roberts. Es impresionante ver como una actriz que se ha hecho famosa por su carisma, en la piel de Heidi es un ser gris, lúgubre y sin gracia pero a la vez proyecta vulnerabilidad y hace que esa cercanía que experimenta el personaje de James hacia ella sea creíble.

    Sam Esmail evoca el suspenso clásico

    Cabe destacar que lo más imperioso es el trabajo del director. Esmail canaliza los clásicos del suspenso en color, iluminación y composición. Trabajando nuevamente con el director de fotografía Tod Campbell, el resultado es alucinante. El espectáculo juega con todo: relación de aspecto, división de pantalla, diseño de escenografía, vestimenta, ubicación de la cámara, incluso el tiempo y la colocación de los créditos. Todo se conjuga para crear una atmósfera inquietante que rememora el cine de Hitchcock y muestra atisbos de lo más reciente de Lanthimos; pero también es referencial es referencial y evoca trabajos como The Twilight Zone hasta  Alguien voló sobre el nido del cuco.

    Las citas no son solo visuales sino también musicales. Homecoming logra un sentido del pasado con el uso de partituras de películas existentes. En lugar de contar con un material original, la banda sonora recopila trabajos de Bernard Herrman o Ennio Morricone.

    Jugando en dos líneas temporales separadas por cuatro años, el truco visual más notorio de Homecoming es el uso de dos relaciones de aspecto diferentes. Las escenas de 2018 llenan la pantalla, mientras que las de 2022 están rodeadas de barras negras. Tampoco hay una visión futurista del mundo de 2022, todo lo contrario. Los segmentos de cuatro años posteriores son más planos y más débiles que sus contrapartes de 2018. El mundo no solo se parece a lo nuestro, se asemeja a nuestro pasado. Ese es especialmente el caso de Thomas Carrasco, que parece haber sido sacado directamente de algún drama judicial de los noventa.

    Homecoming no es una serie perfecta: sus últimos episodios si bien distan de ser predecible, tienen cierta inconsistencia que no hace justicia al nivel alcanzado en sus dos primeros tercios. Pero una vez que como espectador te dejas atrapar por su atmósfera inquietante y su oda a los clásicos de los setenta, será un completo disfrute.

  • ¿De qué trata la serie Dark? Filosofía, tiempo y sentido

    ¿De qué trata la serie Dark? Filosofía, tiempo y sentido

    Dark es la primera serie alemana original de Netflix, creada por Baran bo Odar y Jantje Friese. Una combinación de thriller con ciencia ficción y un misterio que no parece tener inicio ni fin, donde todo gira en torno al tiempo y la pregunta realmente no es dónde, sino cuándo.

    Una serie que empezó a ser muy comparada con Stranger Things debido a ciertos aspectos similares de la trama: un pequeño pueblo, el enfoque inicial en un grupo de adolescentes, experimentos en niños, una misteriosa dimensión… pero con cada episodio visto, cabe destacar que la comparación se queda enterrada mientras Dark va tomando un giro de 180 en su propio eje.

    Reseña de Dark | 1era temporada

    En resumidas cuentas, Dark aborda una trama que desarrolla las confluencias existenciales del tiempo y sus alteraciones dentro de diferentes líneas temporales. Es un rompecabezas de dimensiones alternas, bucles interconectados, viajes en el tiempo, agujeros de gusano, experimentaciones, filosofía, energía nuclear, niños desaparecidos, naturaleza humana y la recelosa comunidad del pequeño poblado ficticio de Winden.

    Dark serie
    Dark 1era temporada

    Dark nos va dejando un montón de preguntas, el guion está repleto de líneas que invitan a analizar y diálogos abiertos a la reflexión. ¿Realmente tenemos libre albedrío o todo se crea de nuevo en un ciclo eternamente recurrente como el retorno de Nietzsche? Esa es tan sólo una de las tantas interrogantes que nos dejan para pensar mientras la trama compone una respuesta, la mayoría de las veces tan ambigua como la filosófica naturaleza de la pregunta.

    La serie nicia con una desaparición que dará pie a que ciertas acciones se asienten en el pasado y a su vez, influya en el futuro y en el presente. Así de enrevesado es el escenario de Dark, donde el contexto siempre es cíclico, sin comienzos ni finales. Esta primera temporada se va desarrollando en tres dimensiones, la de 2019, 1986 y 1953. Sin embargo, finaliza con una nueva línea, el distópico y postapocalíptico año 2050. Importante tener en mente que cada línea temporal tiene los mismos años de diferencia, exponiendo la hipótesis del ciclo de los 33 años en el que todo siempre vuelve a repetirse.

    Dark serie
    Intro/Opening de Dark

    El opening con la canción Goodbye de Apparat advierte la simultaneidad de una realidad que parece paralela, pero sin sugerir que pueden ser hasta tres, cuatro, y quién sabe cuántas dimensiones alternas mientras cada una distorsiona la otra, porque «no solo el pasado influye en el futuro. El futuro también influye en el pasado. Es como el huevo y la gallina, no podemos decir cuál de ellos fue primero».

    La ambientación y fotografía se maneja en una paleta relativamente oscura, fría como el propio Winden, acompañada de algunas selecciones musicales y composiciones originales que van marcando una pauta en toda la temporada. Igualmente los personajes se desarrollan pausadamente, mostrando sus razones en las tres líneas de tiempo y sin tratar realmente de enganchar favoritos, porque la propia existencia de cada uno de los personajes ya es un simbolismo en sí mismo.

    Dark reseña – 1era temporada

    En conclusión, Dark es una serie densa, de trama intrincada y ritmo pausado, con un interesante concepto, muy buenos diálogos, signos y significantes. Sin duda una de las propuestas más interesantes de Netflix, y que no busca entretener precisamente, pero logra conducirnos en un contexto donde todas las preguntas son válidas y todo es ahora.

    Frases memorables de la serie Dark

    «¿El tiempo es una bestia eterna que no puede ser derrotada? El tiempo es un campo infinito. Hay millones y millones de campos entrelazados».

    «¿Todo tiene un proposito? ¿quién elige el propósito de nuestro paso por el tiempo? ¿Dios? ¿Coincidencias? ¿O nosotros mismos?»

    «Sólo seguimos las leyes de la naturaleza y somos esclavos del tiempo y el espacio».

    «Si Dios no existe… ¿por qué creemos una mentira? Porque preferimos una mentira que sufrir».

  • Downton Abbey 6: La familia Crawley se despide con un “hasta luego”

    Downton Abbey 6: La familia Crawley se despide con un “hasta luego”

    Downton Abbey ha sido una ventana a una época pasada, un tiempo plagado de cambios, aunque también está lleno de reliquias y tradiciones obsoletas. A lo largo de sus seis temporadas, la familia Crawley y su casa llena de sirvientes soportaron 14 años turbulentos: la agitación de la Primera Guerra Mundial, el desplome y posterior auge económico que se avecinaba y, sin lugar a dudas, una atmósfera sociopolítica en cambio constante. Sin embargo, los Crawley permanecen consagrados dentro de su gran hogar, de alguna manera logran retener lo mejor de ambos mundos, aunque también tienen una actitud generalmente abierta hacia el cambio.

    En uno de los episodios de esta temporada la serie sorprendentemente se vuelve autoconciente: para recaudar fondos, los Crawley deciden abrir las puertas de su casa y recibir pueblerinos que han pagado para ver como vive la familia más rica de Yorkshire. Ese ha sido el éxito de esta serie.

    A pesar de haber amado las dos primeras temporadas de downton abbey, disgustarme un poco con la tercera temporada y arrastrar cuesta abajo la cuarta temporada y la quinta, debo confesar que me reconcilié con la serie en esta sexta entrega. No porque sea la mejor, aunque superó a sus dos antecesoras, sino porque a sabiendas de que era la última sabía que la iba a extrañar. Y es que Downton Abbey no es perfecta, contando con una producción de primera su guión es, sin embargo, evidente e indulgente, fue una serie entrañable repleta de buenas intenciones, con mucho corazón y ambientada en una Inglaterra de los 1920 que resulta irresistible.

    No es de extrañar que dentro de tres meses aproximadamente estemos viendo su película porque como todo fenómeno televisivo el verdadero “adiós” de la familia Crawley tenía que ser en la pantalla grande; esta temporada fue solo un “hasta luego”.

    Downton Abbey: Sinopsis

    Downton Abbey sigue la historia de la aristocrática familia Crawley en Yorkshire, Inglaterra así como las andanzas de su personal doméstico.

    La última temporada se propone cerrar las historias de todos los personajes a través de ajustarse al futuro y los cambios que están llegando inminentemente con este. Vemos a Cora hacerse un oficio y Robert tratando de aceptar la idea de que su esposa quiera tener un propósito fuera de casa; la viuda Violet se aferra al pasado mientras que su prima Isobel se debate entre la idea de seguir su vida por su cuenta o darle una última oportunidad a Lord Merton; Bates y Anna toman su último ticket a la felicidad mientras que Carson y Hughes aprender a afrontar los golpes de la vida juntos. Otros personajes buscan un futuro profesional algunos abrazando lo único que saben hacer (Barrow), otros abriéndose camino hacia nuevos horizontes (Daisy, Molesley, Andy). Por último las hijas Crawley aprenden a amar nuevamente, Mary prefiriendo los sentimientos sobre el estatus y Edith aprendiendo a que la honestidad es la respuesta a todo. Y Tom, cuestionandose a sí mismo su cariño y su lealtad hacia su familia política.

    Un final digno para todos

    Como comentaba en mi análisis de la quinta temporada, mi mayor problema con las últimas temporadas de Downton Abbey es que la serie ha renunciado a la idea de tener un conflicto mayor que funcione como el epicentro de todo y ha optado por un puñado de problemas que se van solucionando a medida que van naciendo otros pero en esta temporada tiene sentido. Es -o era- la última vez que veremos a los Crawley y sus sirvientes, tiene sentido que los personajes se enfrenten a un último desafío que además marcará su futuro y su personalidad.

    Todos los personajes han tenido un final digno. Y podríamos decir que todos en cuestión han tenido un cierre feliz. Además, da gusto ver como personajes que han sufrido tanto a lo largo de estas seis temporadas finalmente han encontrado plenitud.

    Específicamente, el final de la serie recoge los eventos en los meses posteriores al verdadero final de la temporada 6 (este episodio es en realidad el especial de Navidad) en el que Lady Mary finalmente se rindió a la felicidad y aceptó la propuesta de Henry Talbot, pero también donde desató uno de sus actos más rencorosos y muy digno de ella. Este momento nos llevó al final que Edith merecía (junto al protagonismo que debía tener) y nos lleva de vuelta a esa Mary frívola y aguda de la primera temporada. Un gesto que dice mucho del personaje ya que después de revelarse tal como ella es -y siempre ha sido- demuestra que ahora es capaz de reflexionar y arrepentirse si sus acciones acaban siendo malos gestos. Y hablando de Edith, es conmovedor ver como finalmente encuentra el amor y por primera vez en mucho tiempo puedo ser honesta con ella misma y con quienes la rodean.

    Mary y Edith no son las únicas mujeres de la familia que enfrentan cambios. Sería ilógico no retratar el cambio de reglas que atraviesa la sociedad a mediados de la década de los veinte dentro de la familia Crawley; por ello, Cora, acostumbrado toda a su vida a ejercer el papel de madre, quiere sentirse útil y qué mejor lugar que fuera de su mansión, en el mundo real; idea que descoloca a Violet, probablemente el personaje con mayor dificultad al momento de afrontar el hecho de que finalmente el pasado ha muerto.

    También me parece interesante el camino que ha tomado la vida de los hombres de la casa; Robert, a veces tan retrógrado como su mamá, no tiene otra opción que aceptar que su mujer no le pertenece y que si de verdad la ama debe aceptar que su labor y capacidad está más allá de la condición de esposa o madre.

    Sin embargo considero que quienes han tenido mayor oportunidad de lucimiento han sido los empleados domésticos de la abadía Crawley. Carson representa lo improbable e injusta que puede llegar a ser la vida cuando se le diagnostica «la parálisis» (Parkinson); Barrow finalmente ha enmendado sus errores y ha visto que sus esfuerzos han sido recompensados (ahora como mayordomo de la familia) y Daisy y Molesley (ella estudiando, él impartiendo clases) son la muestra de que nunca es tarde para superarse y que los cambios, siempre y cuando sean para bien, no tienen porque ser inoportunos.

    El éxito del fenómeno

    Una serie ambientada cien años atrás sobre una familia pudiente inglesa y sus sirvientes no parece una fórmula para convertirse en un fenómeno pero lo es. Downton Abbey fue prevista para ser solo una miniserie y acabó teniendo seis temporadas.

    ¿Su secreto? No fue una serie perfecta pero fue una serie que convirtió sus defectos en sus fortalezas. ¿Qué es una serie excesivamente condescendiente? Sí ¿Qué es una serie MUY inglesa? También ¿Qué es romántica hasta rozar lo cursi? También pero ¿tiene que ser esto malo? Absolutamente no. Downton Abbey se estrenó cuando series como Breaking Bad, The Wire, Broadwalk Empire, Mad Men y Game of Thrones reinaban en la televisión; con una programación cargada de ficciones truculentas, historias sórdidas y repletas de traiciones y mamotretos, el público abrazó la idea de una serie que brindaba únicamente entretenimiento y benevolencia. Y lo digo porque si se estrenase este año seguiría siendo única en su estilo. Incluso abrazó el empoderamiento femenino antes del #metoo.

    Que Downton Abbey haya decidido jugar sobre seguro dentro de los límites de su propia historia no significa que haya roto ciertas reglas sobre la cultura televisiva de hoy conocemos. Porque lo hizo.

  • Game of Thrones 2: La hermandad a través de las Stark y los Baratheon

    Game of Thrones 2: La hermandad a través de las Stark y los Baratheon

    Cuando decidí revisionar Game of Thrones, mi intención era analizar cada temporada a través de las principales muertes. La primera temporada de  Game of thrones, en efecto, dejó tres: Ned Stark, Robert Baratheon y Viserys Targaryen. Estos personajes perdieron la vida a causa del honor, la confianza y la ambición, respectivamente. A través de las motivaciones de estos tres personajes se erige el relato de la primera temporada: para triunfar en el juego de Tronos hay que ser más astuto que correcto; no hay que confiar en nadie; no hay que dejarse llevar por la ambición.

    ¿Cuál es el problema? En la segunda temporada de Game of Thrones no hay muertes realmente importantes más allá de todos los que Khaleesi decide quemar, excepto dos: Khal Drogo, que funcionó mejor como un eslabón para los Targaryen (primero para Viserys, luego para Daenerys) hacia el trono; y Renly Baratheon, pero la muerte de Renly no puede decir más que la relación con su hermano Stannis.

    Entonces me di cuenta que esta temporada se puede describir muy bien por la dinámica entre hermanos. En Juego de tronos los lazos sanguíneos funcionan de una manera intensa, los hermanos no son sólo hermanos: son hermanos y amigos (Bran y Rickon); son hermanos y aliados (Margery y Loras, Sansa y Arya); son hermanos y amantes (Jaime y Cersei); son hermanos y enemigos (Yara y Theon, Renly y Stannis). Me llamó la atención particularmente la relación de las Stark y la relación de los Baratheon; ellas se atraen y ellos se repelen.

    Sansa y Arya Stark: Hermanas y aliadas

    Cuando se piensa en Sansa y Arya Stark, a menudo las vemos como opuestas; desde su primera escena hasta la última. Aunque esta oposición de personajes es innegable, no significa que lo opuesto tiene que estar siempre en conflicto.

    En la primera temporada vemos como las reacciones de las hermanas ante la inminente muerte de Ned son diferentes: Sansa, complaciente y sensible, intenta crear un escudo para su padre (se arrodilla, literalmente, ante Joffrey y le pide clemencia); mientras que Arya, beligerante y obstinada, usaría su espada para defenderlo (piensa en matar a todo aquel que quiera hacerle daño a Ned). En un examen más detenido, las dos Stark hacen exactamente lo mismo: usar sus talentos individuales en un esfuerzo por defender y salvar la vida de su padre. Sus talentos y acciones en esta situación son complementarios, pero su objetivo es el mismo.

    Ambas, aunque a través de caminos diferentes, están buscando venganza. Sansa decide armarse con cortesía, mostrándose calmada mientras endurece su corazón contra el amor y la admiración juveniles que una vez la llenaron. Mientras que Arya, se mantiene impulsiva pero se vuelve más calculadora. ¿Y quienes han sido sus maestros? Sus enemigos. Sansa se codea con Cersei, una mujer frívola que ha alcanzado sus objetivos sin dejar de ser la esposa pasiva de Robert; Arya encontró un mentor indirecto en Tywin Lannister, un hombre que no da un paso antes de dar el siguiente.

    Desde mi punto de vista es la relación con Tywin lo que marca la personalidad de Arya a posteriori. Tanto Arya como Tywin están buscando a alguien que los escuche, y el respeto mutuo inmediato que cada uno siente por la inteligencia del otro es el primer paso para que ese deseo se realice. El hecho de que no sean iguales ayuda mucho, y parece asemejarse al modelo victoriano de una relación maestro-servidor; Tywin nunca hablaría de cosas tan íntimas como su relación con su padre con alguien que fuera igual a él: correría el riesgo de parecer débil, cariñoso o, lo peor de todo, culpable; además, simplemente no es ese tipo de persona. Sin embargo, puede discutir tales cosas con una sirvienta en quien confía: están obligados a escuchar, no dará una opinión, incluso si se la pidieran, y siendo tan poderoso no lo consideraría débil, cariñoso o culpable bajo ninguna circunstancia. A su vez, Arya puede hablarle sobre las emociones y los objetivos de su propia vida sin revelar su propia identidad. El tipo de respeto que existe entre Arya y Tywin es el que existe inevitablemente entre una persona inteligente y otra.

    Mientras, en Harrenhal, Arya ha estado encontrando su coraje; Sansa ha moldeado su paciencia para vengar la muerte de Ned, es todo lo que van a necesitar. Entonces, vemos que sus diferencias se complementan y, aunque ellas aun no lo saben, lo que hace hermanas a Arya y Sansa no es sólo su sangre, es la complicidad para ejecutar sus planes a futuro.

    Stannis y Renly: Hermanos y enemigos

    Si las diferencias entre Sansa y Arya serán los motivos por los cuales volverán a reunirse; las diferencias entre Stannis y Renly son las razones por las cuales los hermanos tomaron caminos diferentes. Una cosa es querer a alguien y otra es tolerarlo; eso es lo que sucede con los Baratheon. Renly confiesa que una vez quiso a Stannis pero ¿eso significa que lo tolere? No.

    Stannis Baratheon, es un hombre orgulloso, duro y justo, obsesionado con el deber y sus derechos. Renly, su hermano menor y al que prácticamente crió se había convertido en un obstáculo para alcanzar uno de esos derechos: el de ser Rey. Pero Renly fue probablemente la última persona que Stannis esperaba que lo traicionara, y Renly lo hizo de todos modos.

    Sin embargo, lo que Stannis siente acerca de matar a Renly es más complejo que la simple culpa. En primer lugar, piensa que es algo que tenía que hacerse y que no había una alternativa viable para ello. Lo que Stannis siente es que lamenta que no haya otra alternativa y que haya tenido que matar a Renly. Se siente como el hermano mayor que tuvo que corregir el error de un hermano menor ausente dándole el castigo final. Se siente mal por Renly, pero más por sí mismo, que tuvo que ser puesto en tal posición.

    Por supuesto, pudo haber dejado que Renly fuera rey, creo que hubiese sido una mejor opción, pero Stannis no lo ve así. Para él, Renly era un usurpador, al que había que reprimir y llevar ante la justicia. Lamentablemente, él era su propio hermano, y por lo tanto el arrepentimiento es lo que siente. Se ve a sí mismo no como el criminal sino como la víctima sobre cuyos hombros el destino tuvo que poner una carga tan terrible como la de detener las insolencias de su hermano.

    Nuevamente, Stannis es un hombre de deber. Creía que era su deber levantar sus estandartes y reclamar el trono de hierro, creía que Renly era el único obstáculo entre él y su derecho a gobernar los Siete Reinos y por eso lo quería muerto. Claro, Stannis sería un rey horrible, un hombre de deber pero obsesionado con la religión y con ciertos quiebres de voluntad que le hacen escuchar los consejos incorrectos.

    Por su parte, ursurpador o no, Renly habría sido un mejor Rey. El menor de los Baratheon ansiaba el trono no porque era su derecho (no lo era) ni tampoco por ambición; quería coronarse como protector de los Siete Reinos porque se creía capaz de hacerlo y tal vez estaba en lo correcto. Renly jamás hubiese sido el segundo Robert: tenía tres cosas que compensaban la falta de Robert. Autocontrol, auto respeto e inteligencia.

    Renly logró mantener una relación estricta, amorosa y comprometida con Loras Tyrell. A pesar de que Robert estaba supuestamente enamorado de Lyanna, él ya era un mujeriego conocido por lo menos con un bastardo, y su condición de mujer puede haber sido un factor importante en el hecho de que Lyanna se escapó con Rhaegar. Otras diferencias incluyen el hecho de que Robert asistió a solo 3 pequeñas reuniones del consejo en casi 2 décadas, mientras que Renly siempre estuvo presente. El simple hecho del asunto es que Renly se parece a Robert pero no actúa como él.

    Renly entiende la política. Se las arregló para acumular el mayor ejército de 100.000 espadas (y creciendo) con gran facilidad. Cuando Catelyn viene a la ciudad para reunirse con él, no la saluda con hostilidad, la saluda con amor y compasión como un viejo amigo. Él está dispuesto a negociar con ella y reconoce que ella vino porque Robb quería su ayuda. Entiende el valor de Robb y jura brindarle independencia al Norte una vez que llegue al Trono. Por último, Renly valora el mérito sobre la posición. Él muestra este respeto por el mérito con Brienne, y la reconoce como su luchadora.

    las acciones en condición de hermanos de esta temporada dice mucho de lo que se aproxima para ellos en las siguientes entregas y sobre todo habla del poder de la sangre y los lazos biológicos y lo que trae consigo.