Antes de empezar a ver Mad Men leí un puñado de críticas y frases sobre la serie que, literalmente, la posicionaban como una de las mejores ficciones televisivas de la década. “Mad Men ya es historia”, “Está cambiando la forma de hacer televisión para siempre”, “Este show estará vigente para muchas genereciones”, etc. Eso, junto a su trama, hicieron que casi cinco años después del estreno su episodio final le diera la oportunidad y me embarcara en un viaje de siete temporadas. Pues visto el final de Mad Men puedo decir que sí, es una de las mejores series que he visto y que merece todo el reconocimiento que obtuvo. El final de Mad Men puede ser uno de los mejores cierres de todos los tiempos y aquí explico por qué.
Antes de continuar vale recalcar que antes de este análisis he hecho reseñas de todas las temporadas. Además, habrán spoilers.
Mad Men, una serie para la historia
En mis reseñas previas siempre he hecho énfasis lo minucioso de los detalles; desde el vestuario hasta la ambientación, la fotografía y la simbología para contar una historia más allá de los diálogos, y como estos aspectos forjaron una de las producciones más impecables que he visto en cualquier serie de televisión. Sería redundante mencionar todo ello de nuevo porque, desde luego, la última temporada no ha sido la excepción.
Es por eso que en esta ocasión prefiero centrarme en el poder de la historia, específicamente en su final. Y hablar del final es hablar de Don Draper porque después de todo, los últimos capítulos nos recordaron que aunque fuimos testigos del viaje evolutivo de Peggy, Peter, Roger, Joan y Betty, este es el show del hombre que algún día se llamó Dick Whitman.
Don Draper ha encontrado paz
Parece que Don Draper ha tenido un final feliz. El último viaje de Don, un viaje sin rumbo por Estados Unidos que comenzó con él en búsqueda de una camarera, termina con él aprendiendo algo sobre sí mismo.
Esta última temporada de Mad Men lentamente le ha quitado todo a Don. Perdió a su segunda esposa, su apartamento, su empresa, su familia, incluso Betty está muriendo. Hubiera sido un final perfectamente apropiado para que Don muriera, y nos diera un final definitivo para él y para la serie. En cambio, el tramo final de su viaje, en un retiro de cara a una nueva era, puede ser lo que lo salve. Hay dos puntos que llevan a Don, lentamente, a renunciar al pozo donde se encuentra. La primera es su llamada telefónica a Peggy.
Es un completo desastre cuando la llama y le dice que solo quería escuchar su voz. También confiesa haber tomado el nombre de otro hombre, diciendo que nunca hizo nada al respecto. Peggy está obviamente preocupada por esa llamada, y Don parece desesperado y perdido. Ella lo insta a que vuelva a casa, pero él simplemente cuelga.
Aún así, creo que esa llamada es parte de lo que salva a Don de sí mismo, incluso si no es de forma inmediata. Peggy y Don han tenido un historial de salvarse mutuamente en pequeñas formas, desde que Peggy sacó a Don de la cárcel, hasta que Don fue quien animó a Peggy a dejar el pasado atrás después de dar a luz. Su relación, aunque nunca fue romántica, ha sido una fuerza impulsora en la historia de Mad Men, por lo que es apropiado que Peggy le dé algunas pequeñas palabras de aliento en sus momentos más catastróficos.
Termina la llamada, dejándose caer junto al teléfono, completamente desesperado. Más tarde, cuando una mujer en el retiro lo anima a ir con ella a una sesión, tiene uno de los momentos más extraños y conmovedores de la temporada.
Cuando un hombre habla de su vida, de estar solo y de no ser visto, Don rompe a llorar. Don se pone de pie, en silencio mientras todos los demás miran, y abraza al hombre. Él contiene sus propias lágrimas, y es un abrazo real y genuino con tanto simbolismo que podríamos analizarlo durante horas. Don se siente comprendido y por primera vez siente una conexión emocional con alguien.
Luego, la escena final. Don está meditando y suena una campana, dos veces. Una sonrisa cruza su rostro, una especie de sonrisa que nunca antes habíamos visto en Don. ¿Ha encontrado la paz? Esperemos que sí ¿Puede realmente ser feliz? Quizás, solo quizás.
Puede que Don sea diferente, que en efecto haya encontrado la paz. Pero el comercial de Coca-Cola que vemos a continuación es obviamente una idea inspirada en el viaje de Don. Solo puedes imaginar a Don regresando a Nueva York y presentando su idea para uno de los comerciales más icónicos que jamás hayamos visto en televisión. Porque Don, simplemente no puede dejar de ser Don y parte de ese autodescubrimiento significa volver a hacer lo que mejor sabe hacer: publicidad.
A Don le encanta la publicidad y literalmente no puede vivir sin ella. Le encanta la parte creativa y la usa como expresión de sí mismo. Don ha encontrado la felicidad efectivamente pero más importante aun se ha encontrado a sí mismo. El anuncio es uno que no se le habría ocurrido si no hubiera sido por ese viaje. Él también termina solo, lo que parece apropiado. Ya he dicho antes que quería que Don dejara de intentar desesperadamente encontrar el amor y, en cambio, encontrara la felicidad dentro de sí mismo.
Un adiós para los Mad Men
El final de la serie también concluyó la historia de otros personajes, unos felices otros no.
Por alguna razón, no veía venir que Peggy y Stan terminarían juntos, pero se siente bastante perfecto. Los dos funcionan bien porque Stan respeta a Peggy y quiere que haga lo que ama. Joan finalmente consiguió la independencia que siempre había buscado (dentro y fuera del trabajo). Si alguien se lo merece, es ella. No necesita que nadie se interponga en su camino. Por otra parte ne pareció razonable que Peter y Trudy se hayan dado una segunda oportunidad, después de todo fueron la pareja más ‘normal’ en la serie.
Nos libramos de ver morir a Betty y, en cambio, vemos a Sally, que ya ha crecido, volver a casa para ayudar a cuidar de sus hermanos. La última llamada telefónica entre Don y Betty es el momento más emotivo del episodio. Todavía tienen una conexión importante a pesar de todo lo que han pasado, y el hecho de que Don todavía la llame «Birdie» es dulce y sincero.
Un listón difícil de superar
Mad Men, en muchos sentidos, es parte primordial de lo que muchos consideran ahora el renacimiento de la televisión. La serie está escrito en un nivel diferente al de casi cualquier otro programa de televisión. Es un estándar al que muchos programas todavía están tratando de aspirar.
Los momentos más bajos de Mad Men fueron aún mejores que los momentos más brillantes de la mayoría de los otros espectáculos. Es una serie que, en particular, creció en mi temporada a temporada. Extrañaré bastante a Mad Men, pero disfruté el viaje mientras duró.